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Los tres seguían, permaneciendo en el banco cuando, de repente, una furgoneta pasaba al lado de ellos, arrojando una colilla justo frente a ellos.
Seojun, visiblemente molesto, clavó la mirada en la colilla como si fuera un desafío personal.
—¿Quién demonios está tirando colillas de cigarro?— exclamó con indignación.
La furgoneta se detuvo y un hombre descendió, abriendo la ventanilla con actitud desafiante.
—¿Te refieres a mí? — pronunció el hombre, desafiando a Seojun, quien se levantó del banco, enfrentándolo con determinación.
Mientras tanto, Hana y Suho intercambiaron miradas cargadas de incertidumbre, presagiando una situación que podía salirse de control en cualquier momento.
—¿Acaba de tirarle una colilla de cigarro a un ser humano? Es un delincuente viejo — gritó Seojun al hombre con una mezcla de indignación y despreció en su voz.
El desconocido, lejos de mostrarse arrepentido, respondió con cinismo. — Este pequeño bebé me acaba de llamar delincuente —, al decir eso de pronto más hombres salieron de la furgoneta, sorprendiendo a los tres amigos.
El ambiente se cargó aún más con la presencia desafiante de los recién llegados, quienes descendieron de la furgoneta maldiciendo entre dientes.
—¿Quiénes sois vosotros, eh? — el hombre desafiante exclamó, fijando su mirada especialmente en Seojun, quien ante la amenaza palpable intentaba acercarse a ellos y Suho lo detenía.
Hana, percibiendo la peligrosa atmósfera, se levantó para alejarse del lugar, dando pasos atrás con la mirada al aire, tratando de pasar desapercibida.
—Ya podéis empezar a correr — Seojun murmuró. En un rápido movimiento, agarró el brazo de Hana. Salieron corriendo juntos, dejando atrás a Suho, quien todavía, con sus muletas, intentaba seguirles.
Hana gritaba hacia Seojun, pidiéndole que se detuviera porque Suho estaba rezagado.
Suho, luchando con las muletas, se esforzaba por mantener el ritmo de la carrera.
En un giro repentino, Seojun soltó el brazo de Hana rápidamente, volviéndose hacia Suho.
De manera decidida, le quitó la muleta y, con un movimiento certero, lanzó tanto las muletas como la herramienta a los hombres mayores que los perseguían.
Sin perder tiempo, Seojun cargó a Suho en su espalda, gritándole a Hana que corriera mientras avanzaban velozmente.
—¡Un momento! — exclamó Hana, deteniendo a los hombres con un gesto firme. —¿Qué os parece si os regalo un libro? Realmente son instrumentos maravillosos, llenos de conocimientos y sabiduría. Podéis compartir uno y descubrir un mundo nuevo juntos. Además, quién sabe quizás en alguna de esas páginas encontréis la respuesta a dónde deberíais arrojar esas colillas.— Propuso Hana, su voz unida de un optimismo contagioso, mientras una risa ligera acompañaba sus palabras.
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MIDNIGHT RAIN / Han Seojun
RomanceEn un reencuentro teñido de nostalgia, dos almas se entrelazan una vez más después de una larga separación. Los recuerdos resurgen vívidamente, pero para Hana, este retorno aviva un amor no correspondido. En este nuevo capítulo, el anhelo se entrela...