En un reencuentro teñido de nostalgia, dos almas se entrelazan una vez más después de una larga separación. Los recuerdos resurgen vívidamente, pero para Hana, este retorno aviva un amor no correspondido. En este nuevo capítulo, el anhelo se entrela...
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Mientras Hana se distanciaba del chico, el hambre empezó a hacerse sentir. Decidió dirigirse a la primera tienda de alimentos que se cruzara en su camino.
Sin embargo, al entrar, la escena que se desplegó ante sus ojos no fue para nada de su agrado. Un grupo de chicas acosaba a otra, provocando su caída. La chica terminó en el suelo, justo frente a Hana, quien notó que la vergüenza abatía a la joven, llevándola a bajar la cabeza en señal de derrota.
Mientras Hana observaba con mayor detenimiento, se percató de que la víctima de la humillación era Joo Kyung. Sin dudarlo, Hana se agachó rápidamente a su lado.
—¡Oye, vosotras! ¿Qué pensáis que estáis haciendo?— exclamó Hana con una mirada hacia la banda de chicas mientras ayudaba a Joo Kyung a levantarse.
—¿Y tú? ¿Quién té crees para meterte en asuntos que no te incumben?— desafió una de las chicas, que se acercó amenazante. A pesar del empujón persistente de Joo Kyung, Hana ignoró la sugerencia de marcharse.
—Y vosotras, ¿quién os pensáis que sois para acosar a la gente? Me resulta realmente muy irónico. ¿En serio juzgáis a alguien por su apariencia cuando ni siquiera la vuestra es perfecta?— espetó Hana. —¿Creéis que menospreciando a los demás conseguiréis ser más populares o aceptadas? Porque, sinceramente, solo lográis mostrar vuestra falta de empatía y madurez.— Concluyó Hana.
Joo Kyung, afectada por la situación, salió de la tienda corriendo, con lágrimas en los ojos y la billetera cayéndose de sus manos. Hana reaccionó rápidamente y la atrapó en el aire.
—¿Quién te crees para hablarnos así?— dijeron las chicas, intentando recuperar el control de la situación.
—Deberíais pensar en el impacto de vuestras acciones.— Hana dijo.
Ante las palabras firmes de Hana, las chicas quedaron momentáneamente sin respuesta, mientras ella sostenía la billetera de Joo Kyung con determinación.
—¡Cállate ya, danos la billetera!— la chica espetó con agresividad, tirando fuertemente del brazo de Hana en un intento desesperado de arrebatarle la cartera. Hana, con habilidad, esquivó los intentos de la agresora, manteniendo la billetera fuera de su alcance.
Las tres chicas, en un acto coordinado, rodearon a Hana, con la intención de superarla en número, pero una interrupción inesperada resquebrajó la tensión.
—Soltadla— , ordenó un chico de pronto con una gorra en la cabeza, y Hana en tan solo ver la gorra reconoció a Suho.
Ante esas palabras, las chicas se apartaron de Hana, sorprendidas e incrédulas. Suho, sin pronunciar más que esa orden, agarró a Hana del brazo y la sacó de la escena y se alejaron un poco de la tienda.