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Tras haber pasado días consecutivos molestando a Rosalie debo decir que estos días sin verla me han parecido sumamente aburridos.

No tengo nada que hacer en palacio —aparte de huir de mis padres y las posibles actividades en las que quieran involucrarme. Sé que debería tomarme más en serio mis responsabilidades como príncipe ya que nada me salvará de convertirme en rey, pero aún no me siento preparado para aceptar ese destino tan tranquilamente.

Mi padre se encuentra totalmente saludable por lo que no me veo teniendo que asumir su cargo muy pronto.

La puerta de la biblioteca se abre. Rápidamente dejo el libro que tenía en las manos y me pongo en pie mientras empiezo a inventarme un compromiso ineludible.

Veo que se trata de Michael y me relajo en el acto. Vuelvo a tomar asiento.

—Que sorpresa tenerte por aquí a media tarde. ¿No se supone que estás muy ocupado como para dedicar tiempo a tu mejor amigo? —digo.

—No es mi culpa que mi mejor amigo sea un vago sin remedio —replica Mike dejándose caer en el sofá frente a mí—. Además, gracias al jueguito de tu boda con mi hermana, hemos tenido más reuniones familiares de las que hubiese deseado en toda mi vida. Nos hemos visto bastante.

—Pero no has pasado tiempo de calidad conmigo —me quejo.

Si bien es cierto que casi toda mi atención ha estado volcada en torturar a Rosalie desde que regresé, no he podido evitar el sentirme algo dejado de lado por Michael, quien siempre parece tener una agenda muy ocupada.

Su padre está preparándolo para dejarle a cargo de la compañía familiar muy pronto ya que quiere retirarse, y debido a que Mike es tan joven quiere asegurarse de que se ha ganado la confianza de los demás directivos y empleados.

—Bueno, Drew —dice encogiéndose de hombros—, que tú no quieras crecer no significa que los demás no lo haremos.

Su comentario me irrita.

—¿Quieres decir que vivir tu vida como quieres es no querer crecer? —Enarco una ceja.

—Cuando vivir como quieres se traduce a no querer asumir ninguna responsabilidad, pues sí, lo es.

Me enderezo en mi asiento y cruzo los brazos sobre mi pecho.

—¿Has venido a darme lecciones de responsabilidad? Porque si es ese el caso, bien puedes irte ahora mismo.

Mike sacude la cabeza.

—No he venido a recordarte que ya tienes 26 años y te comportas como adolescente. Para nada —dice mirándome fijamente—. Vengo por otra cosa más importante.

Con sólo ver sus ojos entiendo de qué quiere hablar.

—Supongo que es el momento perfecto para decirte que tu hermana tampoco es un tema del que quiera hablar.

—Pues lamento decirte que en esta ocasión no tienes opción —Por su tono sé que habla en serio—. Escucha, creo que esto ya ha ido muy lejos.

—¿A qué te refieres exactamente?

—A tu boda con mi hermana. No entiendo en qué están pensando, pero si siguen con esto luego será muy tarde.

—¿Tarde para qué? —inquiero.

—¡Para cancelar la boda! —dice con exasperación.

—¿Y quién dice que esta boda será cancelada?

—Escucha, Andrew —dice empezando a irritarse—. Esto ya no es gracioso. Ambos sabemos que no vas a casarte con Rosalie.

—Sí voy a hacerlo —digo con seguridad—. A no ser que ella cancele la boda.

Princesa a la fuerza (Historias de Redomia #1) (DISPONIBLE EN FÍSICO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora