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No puedo creer que estoy haciendo esto.

Había estado segura de haberme librado de todo este asunto de tener una rueda de prensa por mi compromiso con Andrew luego de que "accidentalmente" se filtrara a la prensa lo de la futura boda. Hasta llegué a estar algo agradecida de que las cosas se hubiesen dado a conocer de esa manera y no de forma "oficial".

Eso me daba esperanza. Me permitía creer que aún podríamos librarnos de esto sin tantas complicaciones.

Vuelvo a verme en el gran espejo que cubre una de las paredes laterales de la lujosa sala. Reviso por enésima vez que mi peinado, maquillaje y vestuario estén en punto. A través del espejo mi mirada se cruza con la de Andrew. No nos hemos dicho una palabra desde que llegamos... A decir verdad no hemos intercambiado palabra desde nuestra última discusión por el tema de Sam y este matrimonio.

En este momento me muero por decirle que sería una buena idea el que coordináramos las mentiras que diremos antes de estar frente a decenas de cámaras que estarán transmitiendo en vivo para todo el país, sin embargo hay dos cosas que me detienen.

La primera, que nuestros padres están aquí y el tener una conversación sin que ellos escuchen es casi imposible. Y la segunda, no quiero ser la primera que rompa el silencio entre nosotros.

La puerta de la sala se abre y Betty se asoma.

—Saldrán en cinco minutos, ¿todos listos? —pregunta.

Siento que desfallezco. Sólo cinco minutos y no tengo idea de cómo se supone que empezó mi relación con Andrew y por qué decidimos casarnos ahora. Es decir, la verdad la sé, pero esa versión no es adecuada para compartir con el público.

Siento que un brazo rodea mi cintura y sólo entonces soy consciente de que Andrew ha llegado hasta mí y que realmente estuve a punto de desmayarme.

—Wow, ¿estás bien? —pregunta Andrew.

Me giro hacia él para evitar las miradas preocupadas que me dedican nuestros padres.

«No puedo hacerlo», gesticulo.

Él lanza una rápida mirada a nuestros acompañantes y luego me atrae hacia él. Me envuelve en un fuerte abrazo que supongo debe parecer reconfortante a los espectadores.

—Escucha —susurra en mi oído—, no hay nada que podamos hacer ya. Tienes que calmarte y tratar de no dar un espectáculo desmayándote ante las cámaras.

Le rodeo el cuello con los brazos para acercarme —lo que se siente mejor de lo que debería— y acerco mis labios a su oído.

—¿Qué se supone que vamos a decir? —pregunto en un susurro—. No hemos planeado nada. ¿Cómo quieres que me tranquilice si en cualquier momento vamos a empezar a contradecirnos delante de toda la nación?

Por unos segundos no obtengo respuesta.

—No tiene por qué pasar —dice por fin—, si nos limitamos a decir la verdad.

Me tenso al instante. ¿Se ha vuelto loco?

—No toda la verdad —añade rápidamente—. Sólo tenemos que apegarnos a lo que verdaderamente ha sucedido con nosotros tanto como sea posible. Estoy seguro que ninguna de sus preguntas será sobre tu amante y mis planes de hacerte pagar.

Dejo caer los brazos e intento alejarme.

Andrew me dedica una sonrisa burlona.

—Todo estará bien.

Deposita un rápido beso en mi frente y se aleja.

Sorprendentemente me siento más tranquila, pareció realmente convencido al decir que todo estará bien. Tomo una gran bocanada de aire y me giro hacia el grupo que espera por mí.

Princesa a la fuerza (Historias de Redomia #1) (DISPONIBLE EN FÍSICO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora