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Mientras doy unos pequeños saltitos para entrar en mis pantalones, me arrepiento profundamente de haber aceptado ir a almorzar a palacio el día de hoy. Sé muy bien que mi madre y la Reina sólo quieren que hablemos de la boda, pero todo lo que yo necesito es volver a meterme en mi pijama y hacer lo que hice desde que llegué la noche anterior hasta hace unos quince minutos —cuando decidí que era hora de meterme a bañar si quería llegar a tiempo—: tirarme en la cama mirando el techo sin siquiera permitirme pensar en nada.

Fue una buena idea el que cada uno fuese en su propio vehículo, no hubiese soportado ni un segundo más con ninguno de ellos sin perder la cordura.

Andrew caminó a mi lado con una mano en mi espalda mientras salíamos del restaurante mientras Sam nos acompañaba a una distancia prudente. Los tres éramos conscientes de que mi desaparición había suscitado innumerables rumores por todo el restaurante, por lo que no hubiese sido inteligente darles más de qué hablar. Pero una vez estuvimos fuera del ojo público se alejó de mí como si tuviera la peste y se fue sin siquiera dirigirme una palabra hasta donde le esperaba su auto y yo tontamente lo seguí con la mirada hasta que salió de mi campo visual.

Sam se despidió con la promesa de llamarme cuando hubiese tenido tiempo de recomponerme un poco.

Aunque para este momento ya sé que eso costará mucho más de lo que hubiese predicho ya que ni siquiera quiero pensar en ello lo suficiente como para superarlo.

Salgo de mi apartamento con un gran suspiro pesaroso. ¿Sería muy descortés cancelar ahora?

Corro hasta el ascensor. Debo apresurarme, voy a llegar tarde.

¿Por qué tengo tanta prisa?

Me detengo de golpe

Es mi familia, ¿qué van a hacer si llego tarde? ¿Si decido no ir?

¿Qué tan lejos los voy a dejar llegar con esto?

Reposo mi cuerpo contra la pared a mi lado.

¿Realmente voy a permitir que sigan ilusionándose con una boda que no va a celebrarse?

La cena de anoche no salió tan bien como quería y estoy casi convencida de que lo mejor es terminar con esto de inmediato.

Le diré a Andrew que Sam rompió conmigo tras la cena.

No sería de extrañar luego de la conversación de anoche. El como no pude decir que rompería el compromiso con el hombre que no amo o de como escapé de la situación escondiéndome en el baño por tanto como pude permitirme.

Subo en el ascensor muy a mi pesar.

Al llegar al recibidor del edificio no se hacen esperar los murmullos.

Camino cabizbaja, tratando de ignorar sin éxito los susurros a mi alrededor. Desde que se revelara mi relación con el Príncipe han sido una constante en mi día a día, pero no puedo decir que me esté acostumbrando.

Creo que ya deberían superar mi compromiso con Andrew, ¿acaso no tienen cosas más interesantes a las que prestar atención?

Lo peor del caso es que sé que siempre hablarán sobre mí, especialmente una vez pase a convertirme en la ex del príncipe. Lo que técnicamente ya soy pero nadie lo sabe.

Subo al auto en que Tony, mi guardaespaldas, me espera.

—Hola —saludo acomodándome en mi asiento.

—Saludos, señorita —dice con una sonrisa—. Permita que la felicite por la buenas noticias.

—¿De qué hablas? —pregunto confundida.

Princesa a la fuerza (Historias de Redomia #1) (DISPONIBLE EN FÍSICO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora