23

891 30 1
                                    

Me siento más relajada. Unas cuantas horas de sueño y un buen baño era justo lo que necesitaba.

Ahora sólo le sumaré a eso el echar algo a mi estomago y estaré como nueva.

Hubiese preferido comer a solas, pero hacerlo sería decir a los demás que estoy muy afectada por todo esto y no es la imagen que quiero dar. Deben pensar que acepto esto sin la más mínima duda.

Después de lo que dije esta mañana, sé que todo lo que haga los llevará a hacer especulaciones sobre mis sentimientos por Andrew.

Salgo de mi habitación preparada para la batalla.

—Hola.

La voz de Andrew me hace dar un respingo. Esta no era la batalla que pretendía enfrentar.

—Hola —digo fingiendo serenidad cuando este llega a mi lado—, ¿dormiste bien?

—Algo —dice él con despreocupación—, ¿y tú?

—Perfectamente —digo exagerando un poco.

Caminamos en silencio uno junto al otro.

No puedo evitar preguntarme si todo este asunto de la tregua es una buena idea.

Lo miro fijamente. Técnicamente no tengo nada qué perder. Evitarlo es imposible, así que lo mejor es llevar la fiesta en paz.

Sin embargo la idea de estar en buenos términos cuando mi corazón y mi cuerpo se han puesto de acuerdo y mi mente está en desventaja me parece problemática.

Si bien el haber dicho la verdad quita un peso de mis hombros y consigue el que no tengamos que seguir fingiendo estar enamorados ante nuestra familia, sigo teniendo que fingir que no siento nada por él.

Continuamos en silencio hasta llegar al comedor.

Cuando entramos todas las miradas se posan en nosotros.

Estaba segura de que esto sería raro.

Me dirijo hasta mi lugar y Andrew hace lo mismo.

—Hola —saludo algo preocupada por las extrañas miradas que nos dedican.

—¿Por qué nos miran así? —pregunta Andrew poniendo voz a mis pensamientos—. No irán a actuar todo raro a nuestro alrededor ahora que saben toda la verdad ¿cierto?

—No, claro que no —dice Eliza con una sonrisa que no habría esperado ver dadas las circunstancias.

Realmente nos han perdonado demasiado rápido.

—¡Ustedes son realmente algo increíble! —exclama Amelie de pronto—. Hace sólo unas horas peleaban como locos y ahora mírense, como si nada.

Andrew y yo intercambiamos una rápida mirada.

—Dado que el motivo de nuestra discusión era el falso compromiso... —dice Andrew.

—Ah, sí, el falso compromiso que empezaste por celos ¿no?

—Lo importante es que eso ha quedado resuelto y no tenemos razones para seguir peleando —dice tranquilamente.

—Buen punto —Interviene Katerina—. Pero aún así... Realmente no los entiendo. Hicieron todo esto y ahora están tan tranquilos, sentados el uno junto al otro como si nada pasó jamás entre ustedes. Es decir, ustedes salieron por años. Cuatro años ¿cierto? Eso no se borra así como así. Yo no creo que pudiese estar con un ex en la misma habitación sin sentirme completamente extraña.

Tomo mi copa de agua. Se me ha secado la garganta.

Sabía que habíamos hecho bien en no decir a nuestras familias sobre nuestra relación antes.

Princesa a la fuerza (Historias de Redomia #1) (DISPONIBLE EN FÍSICO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora