𓂃 ࣪˖Capítulo 30. ִֶָ𐀔

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૮꒰ྀི⸝⸝JENNIE KIM⸝⸝꒱ྀིა

Me reí cuando la escuché decir eso, quizás estaba bromeando, no pensaba que fuese tan directa, pero a juzgar por su rostro impasible y su mirada detonante y furiosa por el deseo, ahí empecé a creer que Lisa si hablaba en serio, ella quería que yo me arrodillara ante ella.

Y a mí me gustaba jugar, fingir que no me moría porque me hiciera suya el día de hoy, es o único que había estado deseando desde que la vi esta mañana, pero así como me gusta que ella juegue conmigo en la cama; a mí me gusta jugar con ella para entretenerme un poco.

—Estás bromeando —me di la vuelta para mirar a los alrededores de su departamento—. ¿Sabes?, me gusta ver hasta donde eres capaz.

Ella no hablaba, estaba seria ante mi comentario, me remojé los labios ya temiendo un poco por el cómo me miraba, pero no temblaba en sí de miedo, sino de excitación. La mirada de Lisa era de esas miradas extasiadas de pasión, de esas que se encienden ante la idea de poder tocar mi cuerpo, lo sé porque lo he visto.

Ella es expresiva al momento de follarme, de demostrarme que soy suya, de hacerme entender con una buena metida de dedos que no hay nadie mejor que ella, ni fuera ni dentro de la cama.

—Te di una orden —dijo en un tono ronco—. Arrodíllate, Jennie. Mientras más tardes, más fuerte será tu castigo.

Ahuequé la lengua en mi mejilla interna, y me deshice de mi blusa, lazándola al mueble para arrodillarme frente a Lisa, percibí la satisfacción en su mirada, me gustaba verla así, ella estaba complacida por el hecho de que yo siguiera sus órdenes. La miré desde abajo, inocente y juguetona.

—¿Qué más quiere que haga, Profesora? —dije calidamente, pero el cual contenía ese tono sensual—. Usted es quien manda.

—Se me ocurren muchas cosas para ti —su pulgar bailó por mi mejilla hasta meterlo en mi boca—. Chúpalo.

Cumplí con su orden, lo chupé y dejé un mordisco en la punta. Lisa rozó la punta de su lengua con su labio inferior y asintió, complacida.

Se arrodilló y con fuerza sostuvo mi cara con una sola mano, obligándome a mirarla.

–¿Crees que hay alguien mejor que yo? —inquirió—. Respóndeme.

—Sí, puede que haya alguien mejor que tú.

Asintió con una sonrisa lobuna, me obligó a pararme y me arrastró hasta su habitación, pensé que lo dejaríamos en la cama, pero no fue así, me jaló hasta su baño y me colocó frente al espejo. Pude ver su mirada inyectada de sangre desde atrás, un vampiro a punto de capturar a su presa.

—Vuelvo y formulo la pregunto, ¿crees que hay alguien mejor que yo, Jennie Kim?

—Sí, Profesora, creo que... ¡Ay! —el azote en mi trasero fue desprevenido, gemí ante ese acto—. Sí, creo que hay alguien... ¡Joder, Lisa! —otro azote y otro y otro, tres seguidos, los pantalones cortos no me ayudaban—. ¿Es lo único que harás para castigarme?

—No me gusta decir mis próximas movidas, siento que se arruinan —susurró en mi oído—. Vamos a ver que me puedes dar hoy.

Sus manos se fueron hasta el botón de mi pantalón y lo quitaron, los bajó de golpe dejándome solo en mi lencería blanca. Se saborea sin haberme probado, pero ella conocía mi sabor. Besó mi cuello y mordió, provocándome un chillido, ella lo estaba haciendo a propósito.

—Puedo ser buena alumna si me das una recompensa —ofrecí.

—No, las alumnas rebeldes —mi sostén cayó al suelo y mis pechos quedaron en libertad—, no merecen recompensa.

Jupiter. (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora