Jupiter. (Jenlisa)

𓂃 ࣪˖Capítulo 35. ִֶָ𐀔

૮꒰ྀི⸝⸝LALISA MANOBAL⸝⸝꒱ྀིა

Busqué el poema de Dahyun por todas partes, pero no tenía señal de él, incluso, busqué en mi cartera, pero aún no encontraba nada. Pensé que pude haberlo dejado caer y no me percaté de ello. Solté un suspiro y maldije por lo bajo.

Estas cosas siempre me tienen que pasar a mí. Pensé.

Me había olvidado por completo del poema, y recién lo recordé, supuse que estaría en cualquier parte, pero no fue así, lo único que encontré fueron papeles y más papeles. Asumí que lo había perdido, pero quería leerlo, seguro Dahyun tenía mucha ilusión porque le diera mi punto de vista.

Y yo de tonta no lo cuidé.

Que a todo esto, no sé si Jennie habría averiguado algo relacionado con el incidente, ella está cumpliendo muy bien con su parte, no me ha hablado ni siquiera se quedó de último como solía hacerlo. No sé qué tan bueno sea eso o que tanto yo lo quiero.

Recogí mis cosas y salí lista, era momento de regresar a mi casa un poco más temprano, quizás dormir o pasar un rato mirando películas, algo que no me hiciera pensar en lo mismo una y otra vez.

Al momento de que llegué a mi casa, me dispuse a marcar el número de mi madre, quería hablar un poco con ella y escuchar su voz.

Al tercer timbrazo me respondió, y fue como ser recibida en el cielo.

—Hola, Mami —saludé con algo de emoción.

—¡Lisa, que bueno escucharte, Hija, no sabes cuanto te hemos extrañado! —dijo alegre al otro lado de la línea—. ¿Cómo estás?, ¿cómo está William?

—El... —se me formó un nudo en la garganta—, no he sabido de él, mamá. Supongo que regresó o está viajando, le dije que lo dejáramos y se rindió —mentí.

—Oh, fue lo mejor, a veces creo que las personas tienen que tomar caminos separados, hicieron bien. Pero, ¿cuándo nos vienes a visitar?

—Aún no lo sé, no recibo unas vacaciones decentes para pasar por allí, ¿cómo está papá?

—Está muy bien, siempre que puede preguntar por ti, y a ver, ¿tienes algún interés amoroso allí?, ¿cómo te está yendo?

—Interés amoroso —repetí con sorna—. No, mamá, de esos aún no hay, y normal, me está yendo mejor de lo que creí.

—Porque será que no te creo, Lisa. Hija, si tienes algún problema o quieres regresar algún día, hazlo, aquí siempre tienes las puertas abiertas.

—Mamá —rompí a llorar—, no sé, me siento... Vacía, estoy enojada con la vida y no sé por qué demonios.

—Puedo ir y hacerte compañía por unos días, lo que tú desees, solo quiero que estés bien —su tono calmado era lo que me devolvía la fé.

—No, tienes tus cosas ahí, y está papá, no quiero ser imprudente, ni mucho menos. Yo sabré como sobrellevarlo —sorbí mi nariz—. Espero no terminar loca.

—Lisa, recuerda lo que te dije, no te metas en problemas.

Y eso es muy tarde.

—No, no me meteré en problemas. Ahora solo descansaré y veré algo, una película tal vez.

—Es lo mejor, ve y descansa, Lisa, por favor, cualquier cosa me llamas.

—Así será, gracias, Mami. Cuídense y le das mis saludos a papá.

—Claro que sí, hija. Cuídate mucho, adiós.

—Adiós.

Miré la pantalla oscurecida de mi celular, la llamada había sido colgada, dejé mi celular sobre la mesa de centro. Tenía primero que organizar las ideas de mi cabeza, eso ahí dentro parecía un remolino, no quería hablar con nadie, ni siquiera tenía el deseo de volver al trabajo, me daba pánico saber que ahí había alguien que sabía de lo mío con Jennie.