𓂃 ࣪˖Capítulo 9. ִֶָ𐀔

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૮꒰ྀི⸝⸝LALISA MANOBAL⸝⸝꒱ྀིა

Los días siguieron pasando, ¿lo más sorprendente?, en todos esos días no vi ni una sola vez a Jennie. Incluso, llegué a pensar que lo hacía a propósito lo de no aparecer en mi clase, pero preguntando a los demás maestros me di cuenta de que no, Jennie no asistió a la universidad en toda la semana.

Tenía intenciones de preguntar a sus amigos, pero no quería pasar por entrometida, lo descarté por completo y seguí con mi trabajo, pero sin apartarla de mi pensamiento. Me preocupaba por ella, como me puedo estar preocupando por cualquiera de mis alumnos.

Es importante que los maestros se preocupen cuando un alumno no asiste a clases de esa manera, me atrevería a decir que Jennie solo venía a molestar, pero por lo menos mostraba su presencia, eso ya era un avance.

Pero cosas como estas, donde no muestra su presencia, son las que me toman por sorpresa. Salía todos los días con William, pero hoy era la diferencia, le pedí que no me viniera a buscar, que yo podía encargarme de llegar a casa, y que descansaría un poco. Estos días con él han sido divertidos e interesantes, yo me siento a leer y él a ver su celular.

Pasar el rato sin hablar era uno de mis pasatiempos favoritos, luego él regresaba a donde se estaba hospedando. Le pedí espacio nuevamente, quizás me está demostrando ser diferente, pero eso no quita que aún tenga cosas que mejorar.

Por otro lado, yo estaba enfocada en mi trabajo, desempeñándome lo mejor posible y con ganas de moverme de departamento, aunque por el momento, me sentía cómoda donde me estaba quedando. Salía a comer de vez en cuando con Rosé, quien compartía conversaciones y temas interesantes conmigo, luego regresábamos a la universidad a impartir nuestras clases.

Así era todos los días, se estaba convirtiendo en algo monótono, no pasaba algo que realmente me emocionara, no digo que mi trabajo no lo haga, y que mi vida sea aburrida, solo que, necesitaba algo más. Algo que me hiciera sentir que de verdad valía la pena.

Saliendo recientemente de la oficina del director, perdí la mirada en unos papeles los cuales me había dado para firmarlos, sin prestar atención al camino y chocando con un cuerpo unos centímetros más pequeño que el mío. Saqué la mirada de los papeles y me sorprendí al ver a una castaña de ojos felina y piel morena frente a mí.

—Jennie —musité.

—Sí, hola, soy yo —dijo sin darle importancia y apresurada, a punto de irse, la sostuve del brazo para que se quedara y haciendo presión sobre su abrigo.

–No te veía hace días, ¿estás bien? —pregunté interesada.

Frunció el ceño, —Siempre estoy bien, soy Jennie.

Se deshizo de mi agarre, pero fui más hábil y la sostuve nuevamente.

—Sí, lo sé, pero... estaba preocupada por ti —expresé con honestidad.

Fingió una sonrisa, —Qué linda, ¿quiere un trofeo por eso?

Sin querer por su tono tosco y frío ante mi notable y sincera preocupación, apreté su antebrazo y aquella gimoteó, estaba herida y lo noté cuando por debajo de su abrigo hasta su mano, salió sangre. Arrugué el ceño y la solté, Jennie al notar aquello se secó la sangre rapidamente y guardó su brazo para que yo no lo notara más.

—¿Qué te pasó ahí? —señalé.

—Nada, deje de molestarme, que intensa es —resopló—. Me voy, tengo clase que recuperar.

—No, no irás a ninguna parte, iremos a enfermería —aseguré.

La agarré de la mano y aun en contra de su voluntad y ella luchando por soltarse, la jalé hasta que estuvimos en enfermería, busqué con la mirada a alguien, pero esta se encontraba vacía. Torcí los labios y quise reprochar el que no hubiese nadie aquí por si se le presentaba algo a los estudiantes.

Jupiter. (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora