𓂃 ࣪˖Capítulo 40. ִֶָ𐀔

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૮꒰ྀི⸝⸝LALISA MANOBAL⸝⸝꒱ྀིა

Habían pasado unas semanas desde la última vez que tuve la discusión con Jennie, asimismo, habían pasado unas semanas desde la muerte del padre de Rosé, donde ella había tenido su respectivo descanso, al igual que volvió a encargarse de la universidad.

De Jennie sé muy poco, le he intentado enviar mensajes, pero como solía hacer no los responde, así que dejé de insistir por el momento. Era algo que ella hacía, manipularme para que yo siempre fuese a su casa, para tenerme amarrada, pero no lo hará más.

No lo permitiré, en estos momentos mi mente estaba ocupada en hacer sentir bien a Rosé, quería por un segundo dejar de preocuparme por las muertes, por Jennie, y por quién será el primero. Quiero preocuparme por mí.

Toqué varias veces la puerta de la oficina, y Rosé soltó un "pase". Entré y una sonrisa se instaló en sus labios. Las citas con la psicóloga la habían ayudado bastante, y aunque de vez en cuando ella tenía dificultades para dormir, lo había logrado de a poco.

—¿Interrumpo?, es que ya casi me iba y quería saber si podía invitarte a caminar por ahí —dije sentándome frente a ella—. ¿O es mucha molestia?

—No, para nada, iba de salida. y créeme, jamás rechazaría una salida con la profesora más eficiente de esta universidad, déjame organizar esto aquí.

—Pero déjame ayudarte con algunas cosas, te va a encantar la actividad de hoy.

—Te veo muy confiada, Lisa. Mientras no sea patinar, yo feliz.

—Bueno...

*****

—Te dije que patinar no, Lalisa —se quejó— Regresemos.

—Hey, no, venga, será divertido —le insistí—.Y te ayudaré, soy buenísima.

A desconfianza permitió que yo le pusiera los patines de hielo, ella solo me observaba. Ya lista, la ayudé a entrar a la pista donde no había muchas personas.

—Siento que me caeré —agarrada de mi mano, hizo el intento de patinar—. Si me dejas caer prometo dejarte sin probar mi comida.

—Más respeto, tu comida no se me niega jamás, además, no te dejaré caer, Rosie Posie —la guíe por parte de la pista—. Así, ¿viste?, todo bien.

—No lo creo —dijo casi cayendo—. Lisa, espera, Dios...

—¡Cuidado! —bromeó con soltarla, sacándole un pequeño grito. Solté una carcajada.

—Estúpida, ya no más, ya me asustaste —hizo el intento de devolverse y aunque llegó a la barra, si se cayó—. ¡Auch!, te detesto, Manobal.

Llegué a ella con mucha facilidad.

—No le sabes a la diversión, park Roseanne. Te faltaba alguien como yo en tu vida —arreglé un mechón de su cabello—. Pero miremos el lado positivo, solo te caíste cuando tú misma te soltaste, yo no tengo culpa.

—Yo te puedo enseñar lo que es diversión, te cocinaré, es mucho mejor que esto, pero vámonos.

—¿Mi comida favorita?

—Lo que quieras, pero vámonos, Lalisa.

Acepté y la ayudé a pararse, nos dirigimos a su casa, y como se había hecho costumbre, yo la ayudé a cocinar. Quizás no era la mejor en la cocina, pero con la ayuda de Rosé había conseguido hacer más que un ramen, corté los vegetales y los eché, ella me daba instrucciones de como moverlo. Era divertido cocinar con ella, el tiempo se nos iba volando.

Jupiter. (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora