𓂃 ࣪˖Capítulo 5. ִֶָ𐀔

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૮꒰ྀི⸝⸝LALISA MANOBAL⸝⸝꒱ྀིა

—Eso no puede ser, no me pidieron permiso para abrir mi casillero y me están despidiendo sin las pruebas suficientes, están cometiendo un acto ilegal —me defendí—. ¿Por qué no busca quién pasó conmigo segundos antes?

—Lo hicimos y la única que se ve en esa grabación es usted, Señora Manobal.

—Pero no tienen pruebas de nada, no fui yo quien tomó ese trofeo, están... ¡Están siendo injustos! —bramé exasperada—. Tiene que haber una forma de que me crean.

—Si la hay, envíela, por el momento la queremos fuera de la universidad. No solemos trabajar con personas que no tiene ética ni moral —espetó el director, usando un tono tosco.

—Mire —di un paso al frente—, usted podrá decir lo que sea de mí, pero no permito que me llame ladrona, ni mucho menos falta de ética o moral, siempre respeto y admiro la capacidad de mis estudiantes, y sobre todas las cosas amo mi trabajo, y el que me diga eso, me hiere mucho más que cualquier cosa. Me voy, pero lo hago por la falta de respeto, no porque le haya puesto la mano a esa tontería.

—Tenga en cuenta que si la llevo a la policía, las cosas terminarían peor –declaró el director.

—Quizás —le eché un vistazo a su secretaria—, tiene más víboras aquí de lo que usted se imagina.

Abrí la puerta y salí cerrando detrás de mí, llegando al aula donde aún me esperaba Rosé, creí que estaría donde el director le pidió, pero aquella no hizo caso a su orden y esperó por mí. Al verme llegar con lágrimas en los ojos y las mejillas húmedas, supuso que nada estaba bien.

—Lisa, espera —me agarró del brazo—. ¿Qué pasó?

—Esto es una mierda —dije con un nudo en la garganta, echando todo en mi cartera—. Me acusan de un puto robo, Rosé. ¿Qué me voy a robar?, no tenía ni idea de que había un trofeo en esa oficina, no tenía ni puta idea de nada. ¡No sabía nada!

—Lisa, tranquila, habla más despacio y dime que es lo que está ocurriendo, por favor —pidió de manera suave y calmada.

Me tomé un segundo para recuperar el aire, y así poder soltar un largo suspiro, sollozando y con ganas de romper en llanto y no hablar más. Sentía un nudo en la puerta de mi estómago, aquel era incómodo, me sentía exasperada y solo buscaba salir de la universidad para refugiarme en mi habitación.

Pensar en la loca idea de que me inculparon de algo que no cometí, sin las suficientes pruebas ni mucho menos con la suficiente evidencia en aquel video.

—No sé qué clase de trofeo había en la oficina del director, iba de camino a los baños y en ese camino está la oficina, era la única en la cámara. Pero fui detrás de Jennie, Rosé, te prometo que no robé nada.

—Está mal...

—Claro que está mal...

—No, Lisa, digo que está mal que te eche. Mi pa... el director no tiene pruebas, y si no las tiene, iré a hablar con él —Rosé estaba a punto de salir, pero en eso, la sostuve del antebrazo—. Déjame ir, hay que reclamarle.

—Rosé, ¿de qué sirve?, me iré y lo haré con la cabeza en alto, pero ¿sabes?, Jennie no hizo nada ni dijo nada. La llamaron para defenderme y no hizo más que hundirme —resoplé—. Fui una tonta creyendo que encontraría algo bueno en ella.

—Por eso te dije que eres la única que ve algo bueno en Jennie, y al parecer, ella mismo terminó con eso —Rosé se mordió el labio con fuerza—. Por lo menos déjame llevarte a casa.

Jupiter. (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora