Plan

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El héroe alado se encontraba haciendo su patrullaje como de costumbre, pero había algo que no lo dejaba concentrarce del todo, un pensamiento que no salía de su mente por más que lo intentaba, no podía sacarse de la cabeza a la chica de nombre Fuyumi.

Era la primera vez que sentía esas cosas, si bien es cierto que antes había tenido algunos noviazgos, nunca fueron en serio, solo una chica que caía a sus encantos, una que otra cita, se divertían y pasaban tiempo juntos; al poco tiempo todo era monótono y esa relación se acababa. Nunca sentía diferencia entre antes y después de algún noviazgos y durante este, solo sentía como si estuviera en compañía de alguna amiga, como con Mirko.

Pero ahora, por alguna extraña razón que desconocía, tenía la necesidad de ver a una chica la cuál no llevaba ni una semana de haber conocido, que por la única razón que conocía su nombre era por escuchar una charla que no le  concernia. Lo que le parecía más extraño, es que ahora hasta soñaba con aquella bella joven.

Jamás la había visto tal vez solo venga a estas horas y yo solo vengo aquí para desayunar en la mañana.

Esas fueron las palabras de Mirko, cuando él, se dio cuenta de que la chica de lentes podría ser una cliente frecuente del café al que fueron ayer.

Entonces analizando esas palabras espero a que fueran las 12:30 p.m., se dirigió a Musutafu recordando el camino que lo llevaría a coffee and more, lugar donde estuvo con Mirko un día atrás.

Al tener a la vista el café, aterrizó en un edificio al frente de el establecimiento y espero.

Estuvo ahí casi una hora, cuando poco después de la una paso lo que tanto el esperaba. Tal y como creyó, Fuyumi llegó a la cafetería para pasar a comer algo.

Hawks estaba tan feliz, ahora tenía una forma de ver a la chica. Sonreía, hasta que sintió una presencia a su espalda.

Mirko: Hola, super pollito. Mira nada más, ahora eres un acosador.

Hawks: ¿Qué haces aquí?.

Mirko: Te vi cuando entrabas a la ciudad y creí que estaba pasando algo, así que te seguí, pero parece que me equivoqué y seguí a un tortolito.

Hawks: ...

Mirko: ¡Oh vamos! Ayer te dije que no te salvarias de está charla ¿Recuerdas? Fue antes de ir por los tragos.

Hawks: Este... *Suspiro* tienes razón, Mirk, esa chica me gusta, pero no sé cómo acercarme a ella.

Mirko: Pero yo sí. Presta atención, como ella parece venir aquí frecuentemente, tu empezarás a hacer lo mismo haciéndote pasár como civil.

Hawks: No puedo tomar tantos días libres - interrumpe.

Mirko: Shhh. Cuando sea alrededor de esta hora puedes ir a volando a mi casa, cambiarte por ropa normal, venir aquí, comer, incluso yo te puedo acompañar y luego vuelves a ponerte tu ropa de héroe y regresas a Fukuoka, un día te acercas a ella y le hablas para comenzar una charla, desde ahí estás solo.

Hawks: Es un buen plan. Vamos a la plaza, compremos algo de ropa y comencemos con el.

Mirko: Wow esto va encerio, pero considera que para cuando regresemos ella ya se pudo haber ido, así que espera hasta mañana.

Hawks: Jaja es cierto, en ese caso te veo mañana, adiós - se va volando.

Asi Hawks terminó su día con ansias de que ya llegara mañana.

Otra vez soñó con la de pelo blanco y mechas rojas y como el dia anterior, su alarma lo despertó justo en el mejor momento, pero no sé quejo, porque hoy la vería en carne y hueso. Como siempre se puso su traje de héroe y desayuno para comenzar con su patrullaje hasta que llegó la hora esperada.

Paso por su casa por una mochila y un cambio de ropa que echo en la mochila, fue a casa de Mirko quién ya lo esperaba con ropa normal. El se cambió dejo su traje de héroe y como la otra vez, guardo sus plumas en la mochila, una vez listos caminaron a coffee and more. Para cuándo llegaron Fuyumi ya se encontraba allí.

Se sentaron en una mesa cerca de la de ella y pidieron algo para comer, mientras platicaban de algunas cosas triviales, aunque Hawks se distraía solo por mirar a Fuyumi y dejaba a su amiga hablando sola, cundo Mirko notaba eso le daba pequeñas patadas por debajo de la mesa para que regresará la atención a ella. Así estuvieron hasta que Fuyumi se retiró.

Cundo Fuyumi ya no estaba Hawks suspiro como todo un enamorado y recargo su rostro en una de sus palmas.

Mirko: Valla que esa chica te tiene loquito ¿Cuando piensa hablarle?.

Hawks: Aún es muy pronto, tal vez el sábado.

En eso se escucha el grito de un niño que dice: ¡Cuidado! - y justo después cae una pelota en la mesa, salpicando a ambos con sus bebidas, llegando después, el mismo niño que ayer jugaba con esa misma pelota.

Tetsuo: Lo lamento mucho, señores - luego aparece una mujer ya mayor.

Anciana: Buenas tardes, lamento mucho lo que mi nieto a provocado. Mi nombre es Nara, soy la dueña de esta cafetería, mi hijo y su esposa tuvieron que salir y mi nieto se quedará por unas semanas, pero les aseguro que esto no volverá a suceder y se los compensaré dándoles su pedido gratis.

Mirko: No es necesario, señora.

Nara: Insisto.

Hawks: Y nosotros insistimos en que no es necesario, fue un axidente, el niño solo se divertía.

Mirko: Además mire el rostro del niño, se ve que se arrepiente.

Nara: Pero ¿Están seguros de querer pagar?.

Mirko/Hawks: Sí.

Tetsuo: En serio lo lamento - hace una reverencia y entra a el establecimiento.

Hawks paga la cuenta y junto con Mirko, se va para volver a casa de la fémina a ponerse su traje de héroe y regresar a Fukuoka.

De ese modo, Hawks toda la semana va a la cafetería y se le queda viendo a Fuyumi mientras come y habla con Mirko. Hasta que llegó el sábado.

Hawks se encontraba totalmente nervioso en la casa de Mirko, quién lo tuvo que llevar casi a rastras a la cafetería, debido a que él no quería ir porque había dicho que hoy le hablaría a la de ojos grises y es que, aunque eso es lo que quería, los nervios y la inseguridad lo consumieron. Llegaron y se sentaron, esperaron y esperaron, pero Fuyumi jamás llegó. Cuando ya era tiempo, Hawks tuvo que ir a seguir con el patrullaje.

Estaba algo decepcionado por no haber visto a la chica que le gustaba, pero por otro lado, un poco feliz porque no tuvo que hablarle y es que con tan solo esa idea era un manojo de nervios.

Mi otra mitad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora