Percy Jackson y la cantante de Apolo

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En un buen día podía hacer crecer las plantas y enredar a sus enemigos. En un mal día él sólo podía recordar canciones de Justin Bieber, las cuales no hacían nada excepto darme dolor de cabeza. Traté de pensar en un plan. Deseé que Annabeth estuviera ahí, ella era más del tipo de las que planean.

Desafortunadamente ella estaba fuera en San Francisco visitando a su padre.

✨️

Mientras estaba colgado ahí, la celedón empezó a entonar una serenata sólo para mí. Ella cantó acerca de dejarlo ir, dejar pasar mis problemas, descansar en las orillas de un río. No recuerdo las letras exactas, pero ustedes entienden. Todo lo que podía hacer era sostenerme. No me quería caer, pero la música de la celedón se apoderó de mí, desmoronando mi determinación. Me hizo imaginarme a mí mismo flotando hacia abajo suave y de forma segura. Aterrizaría en las orillas del tranquilo río donde podría tener un picnic relajante con Annabeth.

Recordé la vez que había salvado a Annabeth de las sirenas en el Mar de los Monstruos. La había sujetado mientras ella lloraba y forcejeaba, intentando nadar hacia su muerte porque ella pensó que alcanzaría una hermosa tierra prometida.

Ahora me imaginé que ella me sostenía a mí. Podía oírla decir: “¡Es un truco, Sesos de Alga. Tienes que engañarla de vuelta o morirás. Y si mueres, ¡nunca te lo perdonaré!"

Eso rompió el hechizo de la celedón. La furia de Annabeth era más escalofriante que la mayoría de la de los monstruos, pero no le digan que dije eso.

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