PERCY JACKSON Y EL CARRO ROBADO
[...]
Abordamos el barco de la isla Staten a las tres y media, junto con un grupo de turistas que se agolpaban en las barandas de la cubierta superior, tomando fotos mientras pasábamos por la Estatua de la Libertad.
—Él construyó eso usando como modelo a su madre —dije mirando la estatua.
Clarisse frunció el ceño.
—¿Quién? —me preguntó.
—Bartholdi —le dije—. El tipo que hizo la Estatua de la Libertad. Era un hijo de Atenea y la diseñó para que se viera como ella. Eso es lo que me contó Annabeth, de todos modos.
Clarisse puso los ojos en blanco. Annabeth era mi mejor amiga y sabía mucho en cuanto a arquitectura y monumentos. Creo que lo que decía se me quedaba grabado algunas veces.
[...]
Levanté mi espada, decidido a darle en la cara, pero entonces los ojos de Fobos se volvieron más brillantes que antes y cometí el error de verlos.
De repente me encontraba en un lugar diferente. Estaba en mitad del Campamento Mestizo, mi lugar preferido en todo el mundo, y estaba envuelto en llamas. El bosque estaba en llamas. De las cabañas sobresalía humo. Las columnas Griegas del pabellón estaban derrumbadas y la casa grande era una ruina humeante. Mis amigos estaban de rodillas suplicándome a mí. Annabeth, Grover, todos los demás campistas. ¡Sálvanos, Percy! se lamentaban. ¡Toma una decisión!
Me quedé paralizado. Éste es el momento que más había temido siempre: la Profecía que se supone que venía cuando cumpliese 16 años. El de tomar una decisión para salvar o destruir el monte Olimpo.
Ahora el momento estaba ahí, y no tenía ni idea de qué hacer. El campamento estaba ardiendo. Mis amigos me miraban y pedían ayuda. Mi corazón latió con fuerza. No me podía mover. ¿Qué pasa si hago las cosas mal?
Entonces oí las voces de los peces del acuario: ¡Hijo del dios del mar! ¡Despierta! De pronto sentí el poder del océano alrededor de mí otra vez, cientos de litros de agua salada, miles de peces tratando de llamar mi atención. No estaba en el campamento. Ésta era una ilusión. Fobos me estaba mostrando mi miedo más profundo.
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Entrevista con PERCY JACKSON, HIJO DE POSEIDON.
-¿Qué es lo que más te gusta del verano en el campamento mestizo?
Percy: ver a mis amigos, seguro. Es genial regresar al campamento después de un año de escuela. Es como regresar a casa. El primer día del verano, voy caminando por las cabañas y Connor y Travis están robando cosas de la tienda del campamento, y Silena está discutiendo con Annabeth, con darle un cambio de imagen, Clarisse sigue metiendo la cabeza de los chicos nuevos en los baños. Es bueno que algunas cosas nunca cambien.
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PERCY JACKSON Y EL DRAGÓN DE BRONCE
[...]
En el equipo azul estaba la cabaña de Hefesto, Apolo, Hermes y yo, el único semidiós de la cabaña de Poseidón. La mala noticia era que por una vez, Atenea y Ares -ambas cabañas de dioses- estaban en nuestra contra en el equipo rojo, junto a Afrodita, Dionisio y Demetrio. La cabaña de Atenea tenía la otra bandera, y mi amiga Annabeth era su capitana.
Annabeth no es alguien a quien quieras tener de enemiga. Justó antes del juego, ella se acercó a mí.
—Oye, sesos de alga.
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Percabeth a través de los libros
AléatoireRecopilación de los fragmentos de los libros de la saga de Percy Jackson [Rick Riordan] donde se desarrolla la historia de Annabeth Chase y Percy Jackson.