Jennie aparca en el estacionamiento de la zona residencial estando todavía al teléfono. Lisa la nota algo alterada con la persona del otro lado de la línea hasta que cuelga cuando están esperando el elevador. La nadadora deja escapar un suspiro profundo volteando a verla con una sonrisa.
Lisa se fija en todos sus movimientos sin perderse un detalle: el botón con la flecha hacia arriba, cómo peina su cabello en el espejo del elevador, como le vuelve a sonreír a través de él, todo en ella le parece fascinante. Jennie ya no se intimida como al principio. Rosé observa toda la interacción con una sonrisa que se guarda para ella misma.
La pelinegra se encanta con el afuera cuando las puertas se abren ante ellas. Ahí arriba parece como una ciudad nueva, hay casas idénticas por todas partes y arbustos con formas de animales y personas. Por allí pasan algunos vecinos paseando a sus mascotas y vehículos por las anchas carreteras que saludan a las tres chicas.
—Siempre eres bienvenida en mi casa y en la de Rosé, ¿okey?, tú y Somi —habla Jennie—. La número veintiséis es de Rosé —señala la placa de afuera cuando van entrando—. Esa que ves al fondo con un banco de color blanco es mi casa, número treinta y tres, y por si acaso del otro lado doblando la esquina, la casa con un árbol de flores rosas con el número sesenta y cinco, es la casa de Jisoo.
—Treinta y tres —repite Lisa.
—Sí, esa es la mía.
Lisa saca de su bolsillo trasero una vieja y doblada libreta de papel anotando todos los datos que Jennie acaba de darle sin perderse una letra, con un lápiz que saca de su mochila. La chica de ojos de color se fija de reojo como puede en su descuidada letra y sonríe triste.
—Flores...
—¿Eh?
—Flores... Jisoo.
—Flores de color rosa muy pequeñas —explica paciente.
Ella vuelve a anotar en el papel y finalmente guarda todo de vuelta en su bolsillo trasero y su mochila.
Adentro de la casa, Somi ya está encantada jugando con el gato peludo de Rosé sobre el alfombrado. Le da cuerda a su ratón de juguete y ríe de verlo correr tras él.
—¿Quién era al teléfono? —pregunta Rosé a Jennie.
—Kai... Se me olvidó decirles que el miércoles en la tarde estuvo en la casa.
—Jennie...
—Y mi mamá llamó.
—¡Claro que lo hizo! —protesta Jisoo—. ¿Así que están juntos otra vez?
Ella asiente.
—Nos conviene.
—No a ti, a él.
—Somos amigos, esto no es más que un acuerdo para que nuestras familias nos dejen en paz.
—Sin embargo no lo hacen, al menos no la tuya.
—No sé cómo, pero mi mamá se enteró de lo del miércoles... Que me fui a beber.
—¿Qué?
—Discutimos y llegamos a un acuerdo con lo de los escoltas.
—¿Hasta cuándo, Jennie?
—Prefiero hacer lo que me dice y tenerla contenta, enojada me hace la vida de cuadritos.
—No creo que más que cuando haces lo que quiere.
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UNA PARTE DE MI ALMA // JENLISA // (JENLISA JENNIE+LISA BLACKPINK)
RomanceUna parte de mi alma" debe su nombre a lo que es literalmente: Una parte de MI alma. Lisa es esa parte de mí que es vulnerable y con un montón de trastornos; mi parte neurodivergente (esa palabra la aprendí un día y me suena de lo más genial). Es es...