CAPÍTULO 28 EL FIN JUSTIFICA LOS MEDIOS

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¿Quién sabe cuánto tiempo llevan los cartuchos esparcidos por el suelo? Lo único es que ya no sirven, los pequeños frasquitos están todos quebrados en un reguero de cerveza en el suelo con más vidrios de la botella. Lisa se agacha a comprobar si alguno sobrevivió a lo que sea que haya pasado, pero nada... ¿Qué hará?

Jhon entra en ese momento y ella se pone de pie con la mirada triste. El tipo mira del desastre en el suelo hacia ella y de vuelta. Lisa nota que está tan ebrio (incluso mucho más que otras veces), que no se puede sostener muy bien sobre sus pies; se acerca como si nada hasta la nevera y la abre para sacar una lata de cerveza del congelador. La pelinegra se da cuenta en ese instante del por qué están los frasquitos quebrados en el suelo: dentro no cabe una cerveza más de tantas que hay allí embutidas.

Esa basura ocupa todo mi espacio abre la lata derramando un poco de su contenido en el suelo.

¿Basura? Son las insulinas de Somi, no basura, ¿es que su papá no sabe eso? Además, el tarro de la basura está en el patio, si las insulinas de Somi fueran basura ella las habría puesto allí, porque es allí donde se pone lo que ya no sirve, no en el congelador.

Son... no es. No se aclara la garganta. Son para Somi.

Sin piri Simi imita con burla. Pues ponlas en otro sitio donde no les estorben a mis cervezas.

¿Dónde más las pondría? No hay más refrigeradores en casa.

El hombre saca de su bolsillo una caja de cigarros encendiendo uno al tiempo que sorbe más de la alcohólica bebida en su mano. Lisa no lo ha visto fumar nunca, ese olor le desagrada profundamente desde que en el bar lo aspira todo el tiempo por los clientes que lo consumen afuera y por aquellos quienes ya tienen impregnado ese repugnante olor en su piel de tantos años de hacerlo.

¿Dónde estabas? pregunta echando todo el humo aspirado en la cara de la chica. Tengo hambre y no hay nada de comer aquí.

Es que yo... Somi. Escuela.

¡Ponte a hacer algo y limpia este desastre ahora! grita de repente sobresaltándola.

La pelinegra se mueve rápido hacia las alacenas buscando algo fácil y rápido para preparar, hasta que el beep de su reloj de muñeca le recuerda hacia dónde debe salir de inmediato o sino llegará tarde. Voltea a ver a su papá tirar la lata vacía al suelo y sacar otra bebiéndola con esa sed con que suele beber ese líquido amargo que nunca le llamó la atención a la chica.

¿Qué placer encuentran en embriagarse, de todas formas? No puedes ni contigo mismo y te vuelves agresivo, eso piensa Lisa de las personas que beben porque así es su padre, porque así son los clientes del bar, porque así son los jóvenes que se pelean afuera de las discotecas alrededor de Labyrinth.

¡¿Qué tanto me ves?!

Lisa se sobresalta.

Es que yo... Tarde. Trabajo.

No tienes permiso de moverte de aquí hasta que me hagas de comer la baja a su altura tomándola de la camisa.

No puede llegar tarde al bar o Bob jefe se enojará y puede despedirla, puede descontarle el día, no puede dejar a Jackson solo; cuando Sorn no va a la cafetería es un caos para ella atender sola las mesas, no puede hacerle eso a su amigo, no es justo.

Pero...

Jhon se toma el tiempo de dejar la lata que sostiene sobre la encimera para cruzarle el rostro a Lisa de una cachetada. Enseguida la toma fuerte por el brazo y la empuja hacia la puerta gritándole que se largue, y gracias al mojado suelo, ella se resbala cayendo sobre los vidrios rotos que se le incrustan en las manos. Hace una mueca de dolor e impresión al ver la sangre aparecer tan escandalosa bañarle la piel de los brazos y el suelo.

UNA PARTE DE MI ALMA // JENLISA // (JENLISA JENNIE+LISA BLACKPINK)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora