UNA PARTE DE MI ALMA // JENLISA // (JENLISA JENNIE+LISA BLACKPINK)

CAPÍTULO 19 AMIGAS

Lisa prepara en silencio la cena para su papá que deja sobre la mesa del salón con cuidado. El tipo ni se inmuta, solo deja su vaso de Whisky a un lado empezando a sorber la sopa con ese sonido que le incomoda; sirve un último plato para Jennie y de paso va a llevarle un poco a Somi en su habitación, por suerte, la niña no escuchó nada de lo que pasó y su hermana se aseguró de que no viera su prenda manchada de sangre. A petición suya, le ayuda a ponerse la insulina y luego de tanta insistencia, logra que la lleve a su cuarto a comer con Jennie.

—¿Verdad que mi hermana cocina muy rico? —pregunta la niña con una sonrisa al probar su sopa de pasta caliente—. Es la mejor cocinera del mundo.

Jennie sonríe dándole la razón. No tiene apetito, pero al ver la cara de ilusión con que Lisa le entregó su plato y con que espera a que lo pruebe, no puede resistirse. Siente ganas de llorar otra vez al verla tan sonriente después de semejante golpiza como si nada hubiera pasado, ahora entiende de qué son los moretones y las heridas en su cuerpo, todas y cada una de ellas.

—¿Tú no vas a comer?

Un encogimiento de hombros es lo que recibe como respuesta. Jennie no acepta su negativa, así que se sienta a su lado en el suelo ofreciendo una cucharada de su plato.

—Vas a compartir conmigo, anda.

Lisa aprieta los labios evitando que la otra lleve la cucharada a su boca.

—Come o me voy a enojar mucho contigo.

Ante esa amenaza, recibe cada cucharada sin rechistar. Somi observa la interacción con una sonrisa divertida.

Juntas se acaban el plato y también el de Somi que ha ofrecido de su comida amable, pues le divierte darle de comer a su hermana llamándola "bebé" junto con la peli castaña, a lo que ella responde obvia que no lo es; incluso va por su billetera en su morral enseñando los dos números en su identificación que lo prueban. Jennie ríe de ternura.

Luego de escuchar al señor Manoban apagar la música y volver a su cuarto de un portazo, Jennie se despide de Somi dándole las buenas noches y camina sigilosa con Lisa hasta la puerta de su camioneta. Los escoltas retoman sus posiciones en sus vehículos motorizados y en el auto que siempre la acompaña en la retaguardia.

El frío y silencio de la calle la hacen tiritar y la mirada en las pupilas marrones brillantes de Lisa le hacen revivir las lágrimas sin poderlo evitar.

—¿Bien?

Lisa con esa simple pregunta la logra desarmar para finalmente esconderse en su pecho a llorar. La más alta hace un gesto de dolor cuando siente sus manos en sus caderas, no entiende lo que inquieta a la nadadora, pero supone que un abrazo es lo que necesita y se lo da. Espera paciente con el mentón apoyado en su cabeza a que se calme.

—Te veré mañana en la universidad? —pregunta todavía sin soltarse de su agarre, solo mirándola desde abajo recibiendo un asentimiento y una sonrisa como respuesta.

Finalmente, Jennie desactiva la alarma de su vehículo abriendo la puerta para subirse; mira unos segundos más a la chica del café despidiéndose de ella con la mano y se devuelve en sus pasos hasta ella, se pone de puntitas lo más que puede y deja un beso en su mejilla tomándola por sorpresa.

—Yo no llego hasta tu frente —ríe molestándola.

Lisa se queda de pie en la acera viendo desaparecer el vehículo de Jennie hasta que se vuelve solo una mancha blanca muy pequeña al fondo de la calle; con una sonrisa, acaricia el lugar en el que antes estuvieron posados sus labios, el rubor encandelillando sus mejillas por el frío que hace afuera... Sí, por el frío.