Jennie está dispuesta a hacer que Lisa confíe en ella otra vez sin importar cuanto tenga que rogar que la escuche. La ha extrañado tanto y es tan consciente del dolor que está sintiendo la chica, que no sabe ya quien necesita más de quien en esos momentos.
Lisa se desata los cordones de los zapatos con paciencia para luego meterse debajo del acolchado dispuesta a dormir, pero Jennie la desarropa de un tirón poniéndosele de frente.
—Vamos a hablar tú y yo —se pone seria.
—Sé que no fuiste tú.
Jennie queda estática ante esa respuesta.
—¿Cómo?
—Sé que no fuiste tú quien-quien llamó a la policía.
El aire le es devuelto a los pulmones y el alma al cuerpo de Jennie.
—La-la señora Jane me lo dijo. Fue la vecina, la señora Amanda, ella escuchó todo —se incorpora—. Perdón.
—Lisa...
—Fui mala contigo. Perdón.
—No te preocupes —se sienta a su lado—. Olvidémoslo y ya está.
—¿Enojada?
—No bebé, no hay tiempo ni lugar para ese sentimiento en mí ahora mismo.
Lisa se acerca con desconfianza a acomodar un mechón de cabello de Jennie que obstaculiza su panorama, aunque, cuando logra apartarlo, sus gafas están presentes haciéndole más difícil la tarea de fijarse en su mirada.
—No me gustan —frunce el ceño.
—No tiene sentido para mí descubrirlos si no estás tú para verlos con amor.
—Perdón... perdón.
—Basta de disculpas, necesitas darte una ducha —se pone de pie extendiendo su mano.
Jennie trata con todas sus fuerzas ser indiferente y seguir con la ley del hielo que la vida les obligó a aplicarse meses atrás a causa de los celos de Somi; llegó a la conclusión, de que pasase lo que pasase, ella, Lisa y todo sigue de igual manera, que nada ha cambiado. La pelinegra fue muy clara la última vez.
Lisa sigue a Jennie hacia el baño de su habitación, allí permanece expectante a las instrucciones de la chica frente a ella, quien todavía no se quita esos molestos lentes.
—Ya sabes qué hacer, una tapita de cada bote, medio frasquito, la llave izquierda para el agua caliente y la derecha para el agua fría, llámame si necesitas algo...
—A ti —la detiene por el brazo a medio camino—. Te-te necesito a ti.
Jennie suspira con los ojos cerrados tratando de ser fuerte.
—¿Puedes quitarlos? —voltea su rostro para que la mire—, por favor.
—¿Para qué? —pregunta dolida—, si tú ya no quieres que te mire.
—Perdón —la abraza ocultándose en su escondite favorito—. Te hice daño. Te-te puse triste, perdón —besa su mejilla muchas veces—. Perdón, perdón, perdón, perdón.
Es todo, ha perdido la batalla contra su ternura. Jennie voltea el rostro para que sus besos aterricen en sus labios y demorarse allí lo que les place a ambas, sellando su disculpa con el más pausado y dedicado beso que se hayan dado jamás.
—Te quiero, Jennie —dice Lisa al separarse.
—Me encanta cuando me llamas por mi nombre —la besa de nuevo.
—¿Pu-puedes quedarte a hacerme compañía?
—Puedo y quiero —sonríe.
—Pero... pero —se aclara la garganta tomando una respiración profunda—. Quiero que-que te bañes conmigo —comenta sonrojada.
Jennie no puede evitar reír ante lo tierno del momento. Lisa pidiéndole que se meta a bañar con ella es una tentadora propuesta que ella nunca imaginó saldría de la boca de la chica del café, le agrada esa valentía; una de la que necesita "alimentarse" para soportar estar desnuda delante de ella en el cuarto de baño sin sentir vergüenza.
—Está bien —pincha su mejilla con gracia—. Nada más deja me quito estas molestas gafas para que puedas verme bien.
—¡Sí, por fin!
Para cuando Jennie regresa con sus ojos al natural, Lisa se encuentra en la misma posición esperando paciente su regreso y a que la tina que ya ha preparado se termine de llenar.
Ahí está de nuevo esa mirada; esa que Jennie tanto extrañaba tener fija en sí, ese brillo de amor que solo le corresponde a ella y nadie más que a ella... ¡Dios, cuánto la ha extrañado, a toda ella!
Jennie se acerca a Lisa mirándola de la misma forma, solo dejando que sus labios rompan la tensión del momento que se crea en cuanto los ojos de la chica más alta no se le separan de los suyos.
Lisa lleva el beso a un nivel más alto, aunque con toda delicadeza, acariciando los costados de Jennie motivándola a retirarse la blusa rosa que trae puesta, seguida de su sostén que sin dificultad desabrocha dejando un camino de prendas en el suelo.
Unos minutos dedicados solo a admirar la belleza que tiene delante, le son otorgados sin sonrojo alguno. Jennie sabe lo que tiene y lo que provoca en Lisa con tan solo el sonido de su respiración. La chica más alta acaricia con sus dedos el cuello, clavículas y valle de los senos desnudos de la bióloga sin apartar sus ojos de cada pedacito de la piel chinita debajo de su tacto.
"Dolorosamente hermosa" —se repite.
Jennie se toma un momento para dejarse acariciar por Lisa antes de ella misma iniciar otro beso despojador de prendas, esta vez esparciendo ella las de la pelinegra junto a las suyas. Unos minutos también le dedica a su piel, sus tatuajes, sus detalles, ¿y por qué no?, sus heridas...
—Me encantas —susurra bajito besando su cuello—. Me fascina todo de ti.
Lisa se deja hacer de sus caricias temblando por todas partes al escuchar lo que Jennie le dice.
La chica de cabello corto va más allá quitándose ella misma y lo que queda de las prendas de Lisa, quedando totalmente expuestas la una a la otra.
Despacio, Jennie lleva a Lisa hacia la tina sumergiéndose en ella volviendo a sus labios nada más, pues no tiene intenciones de algo debido a toda la situación. Lo único que quiere es volver a su lugar seguro y que Lisa vuelva al suyo; volver a confiar, volver a sentir, volver a querer.
Jennie enjuaga a Lisa limpiando y besando sus heridas a la par, regando por todo su ser palabras de amor, de esperanza, del consuelo que la chica del café tanto necesita en ese momento. Extrañaba su lugar seguro y su lugar seguro también extrañaba a su lugar seguro, una redundante paradoja.
Ambas dentro de la tina no dejan de besarse y acariciarse sin segundas intenciones, solo sintiendo por primera vez quemar sus pieles junto a la otra. Ese acto de intimidad le regresa al cuerpo a ambas esa parte de sus almas que se les había desconectado con la ausencia; esa parte de sus almas que se complementa perfecto y que resguarda su amor como el tesoro más preciado, a su medida.
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UNA PARTE DE MI ALMA // JENLISA // (JENLISA JENNIE+LISA BLACKPINK)
RomansaUna parte de mi alma" debe su nombre a lo que es literalmente: Una parte de MI alma. Lisa es esa parte de mí que es vulnerable y con un montón de trastornos; mi parte neurodivergente (esa palabra la aprendí un día y me suena de lo más genial). Es es...