THE CHAMP [Cobra Kai]

2. El Club de Playa.

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El fin de semana pasó rápido y Leah se planteó seriamente la idea de asistir a karate, pero seguía sin convencerse. Visitó a su padre el sábado, y surgió el tema del Valley Fest, donde Leah aprovechó de contarle lo de Cobra Kai pero, como siempre, él se mostró negativo.

Hace un par de años fue con Tory a clases de boxeo, pero Leah recibió más golpes de los que lanzó, así que terminó por desertar.

Eventualmente se dio cuenta de que no era lo suyo y simplemente concentró su atención en otras cosas, como la escuela, el arte, la cocina, etc., pero lo que más le gustó fue ayudar a las personas de la villa, en especial los niños. Les tenía mucho cariño a los infantes en general y le encantaba hacer cosas por ellos y por sus familias.

Llegada la semana, comenzó su rutina usual de acudir a la villa, donde esta vez, además de las clases de reforzamiento, hicieron pintacaritas para los pequeños con materiales que entre todos los del grupo pudieron costear y al final de la jornada, Leah se fue con su corazón lleno.

Casi como por obra del destino, cruzó por su cabeza la idea de pasarse por el dojo de karate, así que lo hizo, pero las puertas estaban cerradas y ya casi no había autos.

《Ya cerraron》Pensó, hasta que por la puerta salieron Tory y Aisha. Leah sonrió y apagó el motor para bajarse.

-¡Hola! -las saludó y ellas respondieron de igual forma-. ¿Cómo están?

-Bien, bien -dijo Aisha-.

-Para ser mi primer día, muy bien -dijo Tory-.

-Me alegro mucho -respondió Leah-.

-¿Cómo estaban los niños? -preguntó Tory, mientras comenzaban a caminar hacia la tienda-.

-¡Muy bien! Hicimos pintacaritas para ellos en su recreo.

-Genial -dijo Tory y luego miró a Aisha-. Leah hace voluntariado en la villa a las afueras de la ciudad.

-Oh, ¿de verdad? -preguntó con interés la morena y Leah le explicó lo que hacía-.

-... y por eso mis mañanas están ocupadas como para venir a Cobra Kai.

-Entiendo -asintió-, pero cuando empieza la escuela, los entrenamientos son en las tardes después de clases, si es que te interesa -explicó Aisha con amabilidad-.

-Lo tendré en cuenta.

Llegaron hasta la tienda y todas entraron, saludando al vendedor, hasta que el teléfono de Aisha sonó y lo revisó, pero su rostro mostraba puro desagrado.

-¿Foto de un pene?

La morena sólo rió y negó.

-Mi mamá quiere que vayamos a un club de playa.