THE CHAMP [Cobra Kai]

22. Cosas Diferentes.

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Harrison siguió a Keene por varios minutos hasta llegar a un gran lago en medio de los árboles, donde se reflejaba la luz solar sobre el agua y hacía que la vista fuera más bonita aún.

-Ven.

Llamó Robby a Leah y la guió hacia un pequeño muelle de madera que se proyectaba hacia el lago. Ella lo siguió mientras contemplaba el lugar con asombro.

-Cierra los ojos -le dijo Robby cuando llegaron al final, pero Leah alzó una ceja-. Solo confía -dijo Keene rodando los ojos-.

Al final Leah obedeció y comenzó a relajarse a medida escuchaba el sonido del viento entre los árboles y el movimiento del agua bajo ellos.

-¿Qué escuchas? -preguntó Robby-.

-Solo tu irritante voz.

Ambos rieron de lado y Leah abrió los ojos.

-Bueno, esta irritante voz pertenece al que evitó que tuvieras una fea caída -dijo Robby con orgullo-.

-¿Y quién me hizo subir a ese tronco en primer lugar? -le debatió la castaña-.

Robby la miró suspicaz un momento. Podría haber contestado que fue ella quien se puso de malas por la discusión con Halcón y que él solo la quería ayudar, pero aún era terreno peligroso ahondar mucho en la confianza de la chica que era reacia a relacionarse íntimamente con otros. Así que al final solo miró hacia el lago y asintió lentamente.

-Bien jugado.

Leah rió de lado y también miró el paisaje.

-¿Qué es este lugar?

Robby suspiró y se sentó en la superficie de madera con sus piernas cruzadas. Leah lo imitó a su lado.

-Una vez el señor LaRusso me trajo a entrenar aquí -comenzó a explicar con calma-. Practicamos katas en varios lugares cercanos y luego me llevó al tronco. Ahí me enseñó sobre el equilibrio.

Hizo una pausa, mirando profundamente el paisaje. A su lado, Harrison le prestaba mucha atención.

-No solo se trataba del equilibrio en el combate, sino en la vida -continuó el chico-. Cuando las emociones malas te agobian, debes tratar de buscar dentro las cosas buenas y hacer un equilibrio entre ambas.

Leah lo miraba con un poco de confusión aunque sus palabras le hacían sentido, pero cuando Robby la miró, ella levantó una ceja únicamente para molestarlo, y funcionó.

-No me mires así -dijo Robby entre risas-.

-¿Así cómo?

-Como si hubiera dicho una estupidez.