17. Seguir Adelante.

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-Hola -saludó Leah en un hilo de voz, contemplando su estado en la silla de ruedas-.

Ambos se quedaron pasmados por la presencia repentina del contrario, hasta que Miguel rompió el silencio.

-¿Cómo estás?

-Bien, bien -hablaba con calma, intentando ocultar su nerviosismo-. Me he recuperado bien, ¿y tú?, ¿Cómo lo llevas?

-Uhm -suspiró-. Estoy yendo a terapia para recuperar la movilidad de las piernas -también hablaba con calma, pero al igual que Leah, su estómago era un revoltijo-. El sensei también me ha ayudado, acaba de entrar hace un rato -señaló el local-.

-¿Ah sí? -miró al local y se hizo un silencio algo incómodo y prolongado entre ellos-.

-¡T-Te ves bien! -dijo Miguel, llamando la atención de Leah-. Halcón me dijo que te habías cortado el cabello, pero -se encogió de hombros con nerviosismo- no sabía que te veías tan bien.

Leah tragó saliva, aún mirando a Miguel con asombro e ignorando su corazón que se estaba acelerando con las palabras del chico.

-Gracias -dijo apenas y se formó otro silencio hasta que Leah carraspeó-. Bien, creo que ya me voy. Espero que sigas mejorando con tus terapias...

-Espera, Leah -tomó su mano cuando ella empezó a caminar-. Por favor.

Leah apretó los dientes. Sentía cómo su corazón la traicionaba poco a poco, pero aún así se atrevió a sentarse frente a él porque tal vez esta sería la ocasión para cerrar su asunto.

-Quiero disculparme. Por todo -comenzó a explicar con sinceridad-. Sé que lo que hice estuvo mal, y que también es mi culpa que tu hombro se haya fracturado por intentar sostenerme...

Leah abrió la boca para explicarle que en realidad no había sido solo eso, pero Miguel la detuvo.

-Espera, por favor -suspiró-. Cuando desperté en el hospital y vi tu cara sobre mí, me di cuenta que eras la única persona que quería ver, pero te marchaste ese día y no volviste -hizo una pausa, mirándola suplicante-. Me equivoqué en la fiesta y me equivoqué en no darte explicaciones. Me equivoqué también en no buscarte apenas salí del hospital, pero tenía miedo, Leah. No quería arruinarlo porque no quería perderte... En verdad lo siento.

Leah tragó el nudo de su garganta. Miguel volvió a suspirar. No había planeado aún cómo sería su conversación con Leah, porque iba a tenerla ya que quería recuperarla, pero ahora le preocupaba que estaba hablando tan desordenada y nerviosamente que no obtendría su objetivo.

-Yo también lo siento mucho, Miguel -comenzó con calma, pero el nudo de su garganta era insistente. Se apoyó sobre la mesa con sus manos y continuó-. Jamás quise que pasara todo esto. Estaba tan mal por lo que había pasado y...

THE CHAMP [Cobra Kai]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora