15. Rivalidad.

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-... y que lo sentía, y que esperaba que tu cirugía saliera bien.

Miguel se preguntó cómo era que Leah sabía de su operación, pero luego intuyó que fue porque su padre era doctor y en algún momento le pudo haber explicado el procedimiento.

Ahora estaba con Halcón, quien llegó poco después de que Samantha había ingresado a su habitación, y le explicaba a Miguel lo que había conversado con Leah.

Díaz asintió con tristeza y bajó la mirada, encontrándose con la tarjeta que Sam le había llevado.

-¿Te lo trajo LaRusso? -Miguel lo miró extrañado porque no la llamara por su nombre, pero le restó importancia y asintió-.

Halcón resopló mientras Miguel dejaba la tarjeta a un lado con las demás.

-Entonces, ¿no vendrá? -inquirió el moreno y Halcón negó, provocándole un suspiro de frustración-.

-Hey -lo llamó Eli-. No te preocupes, cuando salgas de aquí irás por ella, ¿no? -cambió su tono de entusiasta a uno más indiferente-. O, bueno, por quien sea.

Miguel lo miró con una ceja alzada.

-Sabes que no quería que sucediera lo de Sam. Las cosas... También son complicadas, pero quiero ver a Leah. Necesito explicarle lo que pasó y cómo me siento.

Halcón asintió.

-Ella escuchará.

-Pero ni si quiera quería verme.

-Sí, bueno, si algo he aprendido de las chicas, es que a veces dicen que no y en realidad es un sí. O a veces dicen que sí y puede ser un no. Como sea, lo averiguarás cuando la veas.

El moreno lo pensó unos segundos.

-Pero apresúrate, ¿sí? Idiota está intentando hacer una jugada, aunque a Leah no le importa...

-No lo dejes hacerlo -dijo Miguel con seriedad, pero luego relajo su rostro-. Por favor. Al menos hasta que podamos hablar.

Halcón sonrió de lado y asintió. Después de todo, sólo era el simple favor de un amigo, pero no le costó adherirse.

Durante las semanas siguientes, Eli se acercó aún más a Tory y a Leah, pero sobretodo a ella. Incluso Harrison pensó que tal vez él sentía lástima por ella por la conversación que habían tenido sobre Miguel antes, pero descartó esa idea porque Halcón ya no hablaba de él y mostraba un interés y preocupación genuina por Leah al punto en que ella lo consideró su amigo.

Él tenía la cualidad de no tratar a Leah con delicadeza como otros lo hacían, y eso le agradaba a ella. Seguía bromeando y de vez en cuando la acompañaba a clases para llevar su mochila, pero siempre con su tono sarcástico y directo usual. Era como si la cuidara a su manera y, para Eli, ya se había vuelto una buena amiga. De alguna forma, ambos fueron capaces ver más allá de la caparazón que el otro había creado para enfrentar el pasado y el mundo.

THE CHAMP [Cobra Kai]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora