CAPÍTULO 49

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NARRA KATIE

SEMANAS DESPUÉS..

Habían pasado tres semanas desde el Baby Shower sorpresa que le habíamos organizado a ____ con nuestras amigas y familiares. Estaba muy emocionada por la llegada de nuestro cuarto hijo. Mientras tanto, disfrutaba de la compañía de mis otros tres hijos, que estaban de vacaciones y pasaban mucho tiempo conmigo y con sus madres.

Hoy es uno de esos días que me gusta estar en la cocina así que decidí preparar unas galletas dulces, porque _____ siempre tenía antojos de ellas.

Cuando estuve embarazada ella siempre me consentía con mis caprichos, así que yo quería hacer lo mismo por ella ahora que está embarazada. Me encantaba verla feliz y orgullosa de nuestra familia. Mientras yo preparaba la masa, ella estaba en el estudio de Mel, cantando con Elizabeth y con los gemelos, Heidi y Max.

Mel tiene una gran pasión por la música y hemos equipado para su propio estudio casero, donde grababa sus canciones y las comparte en internet. A veces, me invitaba otras veces a ____ y a nuestros hijos a cantar con ella. Me llena de alegría y orgullo disfrutar así en familia siempre.

Cuando las galletas estuvieron listas, las saqué del horno y las puse sobre la mesa, esperando a que se enfriaran un poco. Entonces, escuché unos pasos bajando las escaleras y vi a ____ entrar en la cocina. Tenía una sonrisa en su rostro y me dio un beso en la mejilla.

- Hola, mi amor. ¿Qué estás haciendo? - me preguntó.

- Hice unas galletas dulces para ti. Sé que te gustan mucho - le respondí.

- ¡Qué detalle! Gracias, mi vida. Eres la mejor esposa del mundo - me dijo, y sin esperar más, tomó una galleta de la mesa y se la llevó a la boca.

- ¡Cuidado, que están calientes! - le advertí, pero ya era tarde. La vi hacer una mueca de dolor y soplar.

- ¡Ay, ay, ay! Están muy ricas, pero me quemé la lengua - se quejó.

- Te lo dije, tonta. Deberías esperar a que se enfriaran - le regañé, pero al ver su cara de satisfacción, solo me callé y la admiré. Era tan linda cuando hacía esas cosas. La amo con todo mi corazón.

- No importa, valió la pena. Están deliciosas, mi amor. Eres una gran cocinera - me elogió, y me dio otro beso.

En ese momento, llegaron nuestros hijos, acompañadas de Mel. Los cuatro venían cantando y riendo, y se dirigieron a la mesa, donde vieron las galletas.

- ¡Mmm, qué rico! ¿Son galletas dulces? - preguntó Heidi, la mayor de los gemelos.

- Sí, las hizo mami Katie para mi, pero pueden comer también - respondió ____, generosa.

- ¡Qué bien! Gracias, mami Katie. Gracias, mami ____- dijeron los tres al unísono, y tomaron cada una galleta.

- De nada, mis amores. Disfruten - les dije, sonriendo.

- Están muy buenas, mi amor. Te quedaron geniales - dijo Mel, después de probar una.

- Sí, están riquísimas. Gracias por compartirlas - dijo Elizabeth, que era muy dulce y educada.

- A mí también me encantaron. Eres la mejor, mami Katie - dijo Max, el menor de los gemelos.

- Gracias, mis amores. Me alegra que les gusten - les agradecí, emocionada.

Así pasamos la tarde, comiendo galletas y disfrutando en familia. Era un momento perfecto, y yo me sentía muy feliz y agradecida por todo lo que tenía. Tenía dos esposas maravillosas, unos hijos increíbles, y otro en camino. No podía pedir más. Soy la mujer más feliz del mundo.

El amor más allá de la fama (Katie McGrath, Melissa Benoist & Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora