El amor más allá de la fama (Katie McGrath, Melissa Benoist & Tú)

CAPÍTULO 33

NARRA KATIE

_____ me dijo que estaba loca, que cómo se me ocurría pensar algo así, que ella no sentía nada por la Miss Sophie, que solo la admiraba como profesora y como persona.

-¿Cómo puedes admirarla tanto? -le pregunté, sintiendo un nudo en la garganta-. ¿Qué tiene ella que no tenga yo?

-No es eso, Katie -me respondió, con voz suave-. No se trata de comparar. Tú eres única, eres especial, eres maravillosa. Eres la mujer de mi vida, la que me hace feliz, la que me llena de amor. La Miss Sophie es solo una amiga, una buena amiga, que me ha ayudado mucho con nuestra hija, me ha enseñado cosas interesantes, me ha apoyado en momentos difíciles. Pero no hay nada más entre nosotras, te lo juro.

-Entonces, ¿por qué la miras así? -insistí, sin poder evitarlo-. ¿Por qué la miras con esos ojos, con esa sonrisa, con ese brillo?

-No sé de qué me hablas -dijo ____, negando con la cabeza-. Yo no la miro de ninguna manera especial. Solo la miro con respeto, con cariño, con gratitud. No hay nada de malo en eso, ¿verdad?

-No, claro que no -dije, tratando de convencerme-. Pero es que a veces me da la impresión de que hay algo más, de que sientes algo más por ella, de que te atrae, de que te gusta, de que la deseas.

-No, Katie, no -repitió ____, con firmeza-. No siento nada más por ella que amistad. No me atrae, no me gusta, no la deseo de esa manera que tú mencionas. Solo te deseo a ti, solo te quiero a ti, solo te amo a ti. A ti y a Melissa, y soy muy feliz con la hija que tenemos juntas y los que vendrán en el futuro. No necesito a nadie más que a ustedes en mi vida. Ustedes son mi familia, mi mundo, mi todo.

Me abrazó con fuerza, con ternura, con amor. Sentí su calor, su aroma, su latido. Sentí su sinceridad, su honestidad, su fidelidad. Sentí que me quería, que me amaba, que me adoraba. Sentí que era verdad, que no había nadie más, que solo éramos nosotras.

-Lo siento, ____ -balbuceé, con lágrimas en los ojos-. Lo siento mucho. No sé qué me pasó. No sé qué me hizo pensar eso. Fue una tontería, una locura, una estupidez. Por favor, perdóname. No quise ofenderte, ni herirte, ni hacerte daño. Te amo, _____. Te amo más que a nada en el mundo. Eres mi vida, mi alma, mi todo.

-No, no, no llores, Katie -dijo ____, secando mis lágrimas con sus dedos-. No tienes que pedirme perdón. Yo te entiendo. Sé que lo hiciste por amor, por querer verme feliz, por querer darme lo que creías que quería. Pero no, Katie, no. Yo no quiero nada más que a ti. Tú eres mi felicidad, mi alegría, mi razón de ser. Tú, Melissa, y nuestra hija. No hay nadie más en mi corazón, ni en mi mente, ni en mi cuerpo. Solo ustedes.

Nos besamos con pasión, con ternura, con amor. Nos pedimos perdón, nos dimos las gracias, nos juramos fidelidad.

En ese momento ella me recostó por la nevera y comenzó a besarme apasionadamente dirigiendo su mano hasta mi entrepierna, cuando sentí eso abrí más mis piernas para darle acceso.

Ella no dudó e introdujo su mano en mi pantalón e hizo un lado mis bragas y empezó a estimular mi clítoris con dos dedos.

Apenas sentí eso me separé del beso y solté un gemido de placer echando la cabeza hacia atrás y cerrando mis ojos, ella aprovechó eso y empezó a darme unos besos húmedos por el cuello.

Sinceramente yo solo podía disfrutar de sus caricias así que me dediqué a gemir sin temor a nada.

En una de esas introdujo dos dedos en mi interior comenzando a moverlos como si estuviera buscando algo.

Cuando lo encontró paró de hacerlo y me miró a los ojos diciendo como si fuera una orden "mírame en todo momento, ni se te ocurra cerrar los ojos".

Simplemente asentí y me mordí los labios ya que no podía hablar porque estaba demasiado caliente y más por la forma en que me lo dijo.