ℑ𝔫𝔱𝔯𝔬𝔡𝔲𝔠𝔠𝔦ó𝔫

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Miro a mi alrededor, mis ojos posándose en cada persona o incluso en cada artefacto de decoración, solo para entretenerme aunque sea un poco más. Sostengo la copa de champagne en una de mis manos mientras la otra la uso para arreglarme el cabello.

Mamá y papá están hablando con personas que no conozco, pero que al parecer ellos sí a mí. En lo que llevaba de la noche había escuchado mínimo tres veces la misma frase; ¡Que grande que estás!

Me mantengo sonriente y trato se continuar algunas conversaciones, pero por la falta de confianza y de conocimiento, dejo que papá me salve el pellejo, una vez más.

La mayoría era gente importante, muy importante, aunque bueno, eso es lo que se espera de un evento tan grande. Incluso creo que es el mejor proyecto que papá haya tenido en su vida, y lo refleja en la forma en que no deja de sonreír en ningún momento, con ese brillo en sus ojos que me hace emocionar incluso a mí.

—Mira, aquel de allá es Nando Parrado. —me murmura mamá al oído, señalando disimuladamente a un costado.

Dirijo los ojos en dicha dirección y noto al señor de avanzada edad, quien viste un traje negro y habla seriamente con otros dos señores. Curiosa me quedo observando al trío de adultos, inspeccionando sus expresiones y la forma en la que cada uno habla.

—El de canas es Roberto Canessa, y el de lente Gustavo Zerbino.

Miro a cada uno, sabiendo perfectamente diferenciarlos gracias a lo que me dice mamá. Sintiendo algún tipo de sentimiento por verlos allí, hablando tan cómodamente y riéndose un par de veces

Nunca supe realmente sobre la historia de los Andes, no hasta que llamaron a papá para ser parte del grupo de fotografía, bueno, en realidad el director de ese grupo. Estuvo alrededor de ocho meses fuera de la casa, trabajando en España y luego en el Valle de las Lágrimas, donde fue exactamente el accidente en mil novecientos setenta y dos. Cuando llegó nos contó absolutamente todo, las cosas que les hicieron hacer a los actores, lo doloroso que era estar entre la nieve o tener que tener pocas horas de sueño.

Fue allí que conocí más sobre la película, y al mismo tiempo sobre el accidente. Los nombres de los sobrevivientes se iban pegando en mi cabeza, recordandolos solo por eso, ya que nunca me di el tiempo de buscar a cada uno de los dieciséis. También recordaba algunos nombres de los actores, uno en especial; Enzo Vogrincic. No era el protagonista, pero sí uno de los principales, y solo lo había visto a través de unas pocas fotos que papá me había mostrado del rodaje, ya que según él no nos quería arruinar por completo la trama.

Enzo Vogrincic, un uruguayo de treinta años que según papá era con el que más afinidad había tomado. Tratándolo casi como un hijo debido a la cantidad de tiempo que tuviera que convivir. Estaba emocionado por presentarlo a mamá y a mí, decía que probablemente lo veríamos más seguido ya que nos estábamos hospedando en el mismo hotel, como la mayoría de los que trabajaron en La Sociedad de la Nieve. Por mi parte, casi no recordaba su cara, en las fotos siempre salía con bufanda, lentes de sol y una pequeña barba, así que la imagen de Enzo Vogrincic era difusa para mí, si lo veía en al calle lo más probable es que no lo reconocería.

—Muy buenas noches a todos ustedes —habla una persona mediante un micrófono. Desvío la mirada y me centro en el señor que está en el centro del salón. —. Espero estén disfrutando el evento tanto como se esperaba. Estamos a unos pocos minutos de que nuestras estrellas ingresen por la puerta principal. Pedimos por favor que se despeje la entrada y esperemos pacientes a su llegada.

—¿Hasta qué hora es esto? —le pregunto a mamá sin que papá me llegue a escuchar.

Me mira con resentimiento y yo solo me alzo de hombros, esperando su respuesta.

—No sé, Ori. Esto es importante para tu papá, trata de emocionarte por su trabajo.

—Me emociono, pero no conozco a nadie.

Todos en el salón hacemos silencio nuevamente en cuanto escuchamos las puertas abrirse, y de nuevo, el señor del micrófono hace presencia.

—Por favor, un fuerte aplauso para ellos.
El resonante ruido de los aplausos de la gente me ensordece un poco y hago una mueca involuntaria, casi sin prestarle mucha atención a las cuatro personas que entran por la dichosa puerta.

—¡Ahí está! —escucho a papá y lo veo tan emocionado que se me hace imposible no mirar en la misma dirección.

Lo primero que veo es a un señor super bajito, casi de mi altura, sonriendo y saludando a cada persona que ve y reconoce, o sea, a todos prácticamente, ya que es el director de la película. Sus ojos brillan con emoción y yo no puedo evitar sonreír por la ternura que me genera. Pero en cuanto miro a la persona detrás de él, mi respiración se queda estancada en mis pulmones, y soy consiente de que dejé de aplaudir en cuanto lo vi.

—Con ustedes, Juan Antonio Bayona, Matías Recalt, Agustín Pardella y Enzo Vogrincic.

Enzo Vogrincic...

Enzo Vogrincic

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Holiss.

Recuerden que es la introducción, por supuesto no va a ser el capítulo más interesante de todos.

Nos vemos en el capítulo 2, putettes🎀

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• 𝐒𝐨𝐦𝐞𝐨𝐧𝐞 𝐎𝐥𝐝𝐞𝐫 • | 𝙴𝚗𝚣𝚘 𝚅𝚘𝚐𝚛𝚒𝚗𝚌𝚒𝚌 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora