ℭ𝔞𝔭í𝔱𝔲𝔩𝔬 45

1.6K 127 12
                                    

—Amiga, estás casi de novia ya —dice Belu, la comida aún dentro de su boca. —. Te falta el anillo solo.

—Na, ni tanto boluda.

—¿Cuánto llevan conociéndose?, ¿Tres, cuatro meses?

Me pongo a pensar en su pregunta, calculando la cantidad de tiempo que había pasado desde que Enzo había llegado después de siete meses. Contando los días previos a lo del aeropuerto, se podría decir que estaba pisando ya el cuarto mes, y también calculando el ritmo en el que grababan la película, la cual estaba a nada de finalizar.

Ese tema me tenía pensando un poco también, qué haría él cuando acabaran las grabaciones. Su país no era este, y Enzo me había comentado varias veces cuánto extrañaba su familia, sus amigos, todo. Su vida era en Uruguay, claramente, pero y la mía, la mía era acá, en Argentina. Era un tema que me venía consumiendo los últimos días, pero que al mismo tiempo trataba de que no me afectara demás. La decisión quedaba en él.

—No sé, unos meses. —soy breve.

Me llevo la cucharada de cereal a la boca y mientras mastico me vuelvo a fijar en Belén, y en la forma en que me mira con los ojos entrecerrados.

—En cualquier momento te pones de novia, estoy segura —murmura, revolviendo sus cereales en su yogurt. Cuando estoy a punto de protestar o decir algo, me gana la palabra. —. ¿Qué pasó con el cumpleaños de Agus?, ¿Van?

Asiento con la cabeza, masticando mi comida y haciendo la misma acción que ella hizo antes, revolver el cereal. Trago y me permito hablar con más comodidad.

—Sí, ¿Juani te quiere llevar?

—Quiere que conozca a los demás.

Miro mi jarrita de vidrio, la cual cada vez está más vacía. Vuelvo a revolver cuando un pensamiento se me viene a la cabeza, y con tal de ver la reacción de mi amiga, no tardó en soltarlo.

—¿Irá Mati?

Siento que deja de masticar y yo me hago la pelotuda intentando aguantar la risa mientras sigo revolviendo de un lado a otro. Siento los ojos de Belu sobre mi persona, pero evito hacer contacto visual para no probocar que la conversación deje de ser seria.

—¿Sabes algo vos? —me pregunta.

Está tan quieta que ni siquiera pestañea, cosa que me pone a pensar en lo enamorada que se encuentra como para reaccionar así ante la mención del castaño.

La super entiendo igual, es el pibe que la vuelve loquita desde hace un año, y saber que podría tener contacto directo a él gracias a los chicos y a mí, ha provocado que su gusto hacia Mati no decallera, sino que aumentara a medida que pasaba el tiempo. Saber que probablemente al fin iba a conocerlo en persona la emocionaba, y su emoción, tontamente también me emocionaba a mí. Desde hace tiempo yo deseaba que estos dos se encuentren, más si Mati daba indicio de ya no estar en una relación seria hace un tiempo.

—La verdad no. No hemos hablado de eso con Enzo, igual, probablemente vaya —murmuro, llevando el borde de la jarrita de vidrio hasta mis labios para poder tomar lo que resta de cereal. La miro por encima, notando que vuelve a moverse, intentando disimular que no sigue pensando en eso. —, es muy amigo de Agus.

Belu no me dice nada, pero si tenía pensado hacerlo tampoco abre la boca porque mi mamá entra a la cocina, dándonos una mirada a ambas.

—¿De qué hablan? —pregunta, abriendo unos cajones cuando nos da la espalda.

—Nada importante, un cumple. —responde Belu por mí.

Era mejor no indagar en algún tema referido a Enzo, más sabiendo que mamá no simpatizaba mucho con él por estar conmigo. Me lo hacía saber a la perfección todo el tiempo, aún si no me dijera de forma directa que técnicamente no le caía muy bien.

—¿Y ya estás de novia, Belu?

Mi mejor amiga suelta un quejido de lamento y yo me vuelvo a aguantar la risa. Probablemente le hacían la misma pregunta cada vez que venía a mi casa, incluso se la hacían más que en la suya. Pero ella les respondía siempre lo mismo, y mis papás siempre la jodían de la misma manera.

—No, me caen mal los hombres —se queda callada un rato y después me mira. —Ori está a nada de ponerse de novia.

Se me cae la sonrisa de la cara y abro mis ojos de manera de advertencia, pero ya es demasiado tarde, porque mi mamá se da la vuelta, dejando el cajón abierto. Suelto un suspiro y me retengo de las ganas que tengo de agarrarla de los rulos esos que tiene y arrastrarla por la casa.

—¿Estás de novia ya?

—No mami, no estoy de novia. —mi tono es un poco cansado.

Ese tema de conversación no era uno que me alegraba mucho de entablar específicamente con mi familia, porque cada uno tenía opiniones diferente. Mientras que papá podía chuparle un huevo porque después de todo Enzo era su amigo, a mamá no se le caía la careta al demostrar que esto no le gustaba.

—¿Vos qué pensás de esto, Belu?

Ambas miramos a mi amiga, quien al parecer tiene indicios de haberse arrepentido por haber sacado el tema a la luz. Se acomoda en la silla y trata de verse confiada cuando habla.

—A mí me gusta, sí tuvo actitudes de mierda él, pero ahora está demostrando ser bueno. Pero no quita el hecho de que es hombre.

Trato de transmitir con mi mirada el mensaje diciendo que se calle, porque si bien yo entendía su pensamiento, mi mamá lo iba a tomar como un punto positivo a su odio por Enzo. Cuando Belu me mira y abre la boca, me tapo la cara con la mano.

—Ha cambiado, yo lo veo más centrado ahora. Me gusta cómo va la cosa.

—¿Y papá?

Belén se tira contra el respaldar y yo le dirijo una mirada casi mortal, por lo que ella me susurra disculpas aprovechando que mamá se volvió a dar vuelta para seguir buscando algo.

—En tu abuela.

Esperamos en silencio a que ella se vaya, y cuando por fin encuentra el molde de algo en particular, Belu y yo nos miramos mientras escuchamos sus pasos alejarse hacia el comedor.

—Amiga, no creí que le cayera tan mal. —me susurra, inclinandose sobre la mesa. Yo asiento con mi cabeza soltando un suspiro.

—Que se yo, es un quilombo.

—¿Pero sabes por qué le cae tan mal?

—Yo supongo que es por la diferencia de edad —digo, mirando brevemente la pantalla de mi celular. —. No sé.

—¿Y tu papá?

—Bien. La otra noche cuando vino a comer Enzo hablaban lo más bien, se reían y todo.

Mi amiga asiente con la cabeza y golpea con sus dedos el mármol color blanco. Yo la miro con atención, notando como mira alrededor y achina un poco los ojos. Tomo aire y vuelvo a hablar.

—¿Qué pasa?

—No nada, dejá.

—No, ahora decime, perra.

Belu se acomoda en su lugar, dando una rápida mirada a mis espaldas, atenta de que mi mamá no vuelva a entrar en un tema privado como este. Se vuelve a inclinar sobre la mesa y yo tengo que hacer lo mismo cuando me hace señas para que me acerque.

—Estaba pensando que es medio raro que a tu mamá le caiga mal —dice, mirando de nuevo a mis espaldas. —. ¿No sabrá algo?. Los presentimientos de las mamás nunca son erróneos, amiga, y a tu mamá es medio complicado que alguien le caiga mal, en especial alguien como Enzo.

 Los presentimientos de las mamás nunca son erróneos, amiga, y a tu mamá es medio complicado que alguien le caiga mal, en especial alguien como Enzo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
• 𝐒𝐨𝐦𝐞𝐨𝐧𝐞 𝐎𝐥𝐝𝐞𝐫 • | 𝙴𝚗𝚣𝚘 𝚅𝚘𝚐𝚛𝚒𝚗𝚌𝚒𝚌 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora