ℭ𝔞𝔭í𝔱𝔲𝔩𝔬 9

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Nunca fui tan amante de ir a museos, me parecían algo aburrido de ver. Y no era porque eran feas, sino porque no entendía su significado. No tenía una visión artística para poder apreciar ese tipo de cosas y disfrutarlas, todo lo contrario a mamá. Ella ama el arte, viviría en un museo si fuera por ella. Y por supuesto, no iba a perder la oportunidad de ir a uno ahora que estábamos en España. Yo como buena hija, la quise acompañar para que no estuviera sola, pero adivinen qué, por supuesto no íbamos a venir en tren, no conocíamos ni en pedo la ciudad, así que, señor famoso solicitó que alguien del equipo de seguridad nos trajera. Se agradecía, por supuesto, pero en el fondo creí que no vendría, cuando, ¡Oh!, sorpresa, también le gusta el arte.

Veo a Enzo caminar a un costado de mi mamá, sus manos unidas en su espalda mientras miran cada cuadro u objeto que se encuentran. Yo voy atrás, mirando mi celular y viendo si me llega alguna notificación de Belén, pero probable debe estar dormida por la diferencia horaria. Enzo lleva unos lentes de sol puestos, y cualquiera pensaría que es un boludo por tenerlos puestos sabiendo que el Sol no entra por ningún lado, pero a veces se me olvidaba que literalmente era un famoso. No como papá, que si bien cumplía un papel importante, nadie lo reconocía, no como a Enzo.

—Me genera soledad —lo escucho decir. Está mirando una pintura negra, con la figura de un hombre hecho a tiza, mirando el vacío negro. —. Los trazos, el fondo, me gusta.

Yo vuelvo a mirar la pintura, intentando encontrar ese sentimiento, pero se me hace imposible. Me frustro de solo saber que no pertenezco a ese mundo, no como la gente que está a mi alrededor. Todos observan las obras con apreciación, sacando fotos y mirando cada mínima cosa. Vuelvo a mirar mi celular. Seguimos caminando lo que resta de museo, el cual es enorme, llegando casi al final, lo que me pone contenta. Si esto fuera una librería, yo estaría chillando como loca.

Suelto un suspiro y mis ojos se centran en la estatua que está en medio del salón, ninguna persona prestándole atención, y por un momento siento que no es tan interesante, pero raramente para mí si lo es. Me acerco sin miedo, vagando mi mirada por toda la estructura que mide alrededor de 1.90. El rostro lamentable de la mujer me llama la atención, mirando por más tiempo sus facciones.

—¿Te gusta? —escucho la voz de Enzo a mis espaldas.

—Sí —digo, sintiendo que se pone a mi lado. —. Está muy bien hecha.

Ambos nos quedamos en silencio observando la estatua. Comienzo a rodearla con pasos lentos, mirando con atención el diseño de la tela que cubre apenas su cuerpo. Cuando vuelvo a mi posición, Enzo sigue mirando el rostro de la fémina.

—No entiendo por qué la gente no le da tanta importancia. —suelto, mirando a mi alrededor, notando que incluso mamá prefiere mirar los cuadros.

—El arte tiene diferentes tipos, como la música por ejemplo. A todos les puede gustar el jazz, pero a vos no, quizás a vos te gusta el rock, lo cual es muy distinto —me explica. —. En el arte hay gente que le gusta ver pinturas, fotos, manualidades o estatuas, como esta.

>> El escalofrío que te genera esa canción que tanto te gusta, como cuando te concentras más en la letra, o en el ritmo, que incluso tu cuerpo lo saca a flote, bueno, con el arte es casi lo mismo. Quizás no te llame la atención lo demás, pero esto sí, y está perfecto, no porque escuches música significa que te va a gustar cualquier canción.

No sé qué decir, no me esperaba esa observación, menos de su parte. Mi cerebro une cables ante sus palabras y no puedo evitar sentir que la piel se me pone de gallina cuando profundizó más en su discurso. No lo había visto de esa forma, y quizás tenía razón, quizás no me gustaba la definición que yo tenía de arte, quizás solo me gustaba un estilo, como la escultura. Pero me daba cuenta que mis gustos al parecer no eran muy reconocidos, porque éramos solo nosotros dos apreciándola.

—No lo había visto de ese modo. —murmuro.

Enzo suelta una risa y noto que me da una pequeña mirada silenciosa antes de dar unos pasos hacia atrás, yo me quedo en mi lugar, aún apreciando mi tipo de arte. Luego de unos segundos vuelve a mi lado, pero tiene su celular en manos, lo cual me da una idea. Saco el mío y comienzo a tomar fotos de la estatua, de su rostro, su cuerpo, todo.

—¿Te gusta mucho venir a museos? —le pregunto, notando que también le saca fotos al objeto.

—Sí, pero a los que sé que tienen cosas que me gustan —me mira, pero mantiene su celular en alto para sacar otra foto. —. A mí tampoco me gusta cualquier tipo.

—¿Y cuál es tu favorito entonces?

—El teatro, por supuesto.

Me quedo callada, pensando en lo boluda que fui porque no se me pasó por la cabeza, bueno igual, por ahí le gustaba la arquitectura, que sé yo. Aún así, es lindo ver la pasión que tiene por su trabajo, ojalá pudiera encontrar mi pasión a algo, y así amarla día a día. Por un momento creí que era el baile, pero no fue el caso.

—Disculpa —ambos nos damos vuelta cuando escuchamos la voz de una chica. —Hola, Enzo, ¿Podríamos tomarnos una foto contigo?

Es una chica que a simple vista se veía de mi edad, y a su lado, otra pero más pequeña, casi parecida a la que le habla a Enzo. Intuyo que son hermanas, y que quien espera parada con el celular en manos es su madre.

—Hola, ¿Cómo andan?, por supuesto. —dice guardando su celular.

Los tres posan y yo me hago a un costado, fingiendo demencia para que no hayan malentendidos. Había visto como era la vida de los famosos, cualquier rumor o cualquier mirada de un tercero podía meterlo en problemas. Pero eso no parecía afectarle a Enzo, ya se voltea en cuanto se van la mujeres para seguir hablando conmigo.

—¿Qué se siente? —pregunto ante mi repentina duda.

—¿Qué cosa?

—Que se te acerquen a pedir fotos o autógrafos.

Enzo me sigue por detrás, volviendo a ponerse los lentes de sol para tratar de pasar desapercibido de nuevo, o al menos hace el intento.

—Y la verdad que aún no me acostumbro tanto. Por ejemplo, sigo teniendo la costumbre de salir a andar en bici, y cuando me gritan en la calle es que me acuerdo y digo; ah cierto. La cosa es que aún no es que soy famoso, la película recién se está estrenando, mucha gente no la vio aún.

—¿No te genera incomodidad?

—Se siente lindo, en cierto modo siento que mi trabajo le está llegando a las personas y mi esfuerzo está teniendo más reconocimiento.

Me doy vuelta y lo miro breves segundos antes de seguir mi caminata. Me cruzo de brazos igual que él.

—¿Preferís el teatro o el cine?

—El teatro, mil veces. Me apasiona estar arriba del escenario, las cámaras son una cosa totalmente distinta.

Me quedo con esas palabras de él en mi cabeza, ya que siento que mamá me llama, o nos llama en realidad. A medida que me acerco a ella me doy cuenta que pude conocer un poco más sobre Enzo. Pudimos tener un conversación civilizada, sin interrupciones y llevándome un mensaje positivo sobre el arte.

Ahora tengo una visión más adecuada de su persona, y aún si no conozco todo de él, al menos pudimos intercambiar más palabras y datos personales en lo que restó de la salida que yo creí que iba a ser aburrida.

Ahora tengo una visión más adecuada de su persona, y aún si no conozco todo de él, al menos pudimos intercambiar más palabras y datos personales en lo que restó de la salida que yo creí que iba a ser aburrida

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• 𝐒𝐨𝐦𝐞𝐨𝐧𝐞 𝐎𝐥𝐝𝐞𝐫 • | 𝙴𝚗𝚣𝚘 𝚅𝚘𝚐𝚛𝚒𝚗𝚌𝚒𝚌 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora