ℭ𝔞𝔭í𝔱𝔲𝔩𝔬 15

6K 374 71
                                    

Miro la colcha blanca bajo mi cuerpo y luego inspeccionó la habitación de una manera rápida. Había una sola cama, por lo tanto, solamente dormía él acá adentro, cosa que me aliviaba demasiado. Enzo se acerca al borde de la cama desde la parte de los pies, sube una rodilla y luego otra, sus ojos fijos en los míos como un leopardo que está cazando a su presa. Apoya ambas manos sobre mis rodillas y se me hace muy difícil no ponerme nerviosa cuando me abre las piernas para ponerse entre medio de ellas. Se agacha y vuelve a besarme, pero esta vez de una manera más lenta.

No puedo pensar en otra cosa que no sean sus labios sobre los míos, y lo satisfactorio que eso se me hacía. La manera tan sensual en que movía los labios, y la lengua sin apuros por lo que está pasando. Sentir su cuerpo sobre el mío, aún si no llegaban a estar del todo juntos. De solo saber que tengo a Enzo así, se me crea un remolino de emociones en la pelvis, y tengo que apretar las piernas alrededor de su cadera cuando siento que algo me baja en la entrepierna.

Sus besos descienden a mi mandíbula, mordiendo y lamiendo hasta llegar al hueco de mi cuello, donde se conecta con mi clavícula. Su lengua me moja la piel y yo cierro los ojos por inercia, disfrutando su suavidad y la forma en la que me pone. Sus manos, ambas apoyadas a los costado de mi cabeza bajan para meterse por debajo del remerón que llevo, agarrándome con posesividad de la cintura. Sus besos bajan más, ahora llegando a mi pecho, por encima de la remera.

—¿Estás ansiosa? —me pregunta levantando la cabeza. Yo asiento.

Sus manos vuelven a salir hasta agarrar el dobladillo de mi remera, subiéndola por encima de mis pechos y sacándomela por completo. Me acomodo sobre mis codos y lo miro a los ojos mientras siento las yemas de sus dedos acariciar el costado de mi cintura, subiendo hasta llegar a mi bretel. Lo baja lentamente por mi hombro, acercando sus labios hasta éste dejando un beso antes de escabullir los dedos y desabrochar mi corpiño por detrás.

—Recostate. —me pide, y yo lo hago mientras me saca el corpiño de a poco. Luego lo tira al piso y sus manos no pierden el tiempo para agarrar mis senos.

Los aprieta un poco y acerca su boca para dar uno que otro beso. Cuando su lengua pasa por mi pezón me muerdo el labio con fuerza.

Era plena luz del día, si bien siempre que tenía relaciones con otros chicos era de noche, ahora quería dejar de lado eso. Aún si tanta luz me generara inseguridad, no iba a desperdiciar el momento solo por eso, a la mierda.

—Levantá la cadera, Ori.

Hago lo que me pide, deshaciéndose de mi pantalón corto y de mi tanga. Sus manos suben por mis piernas, acariciándolas todo lo que se pueda hasta llegar nuevamente a mis pechos. Veo que se quita la remera, y yo no puedo resistirme a no tocar su cuerpo. Mis dedos pasando por su torso hasta llegar al dobladillo de su bermuda color negra, tirando de ésta en mi dirección, mandando un mensaje que él entiende al instante. Toma pie y se baja la prenda por completo, con ella, también el bóxer. Me llevo la mano a la boca para morderme la uña y evitar la sonrisa que me nace del fondo. Miro su virilidad solo por unos segundos para no hacerlo sentir incómodo o nervioso.

—Vení acá.

Se me ponen las mejillas rojas y como puedo me acerco a la orilla de la cama, quedando frente a él. Me acaricia la mejilla con el dedo pulgar y siento que estoy en una escena pronográfica cuando mete el dedo en mi boca, abriéndola y exigiendo que saque mi lengua. Lo hago, y pronto siento la punta de su glande contra ésta.

—Chupá.

Cierro mis labios alrededor suyo y lo miro a los ojos cuando empuja lentamente, verificando hasta donde le da permiso mi garganta para pasar. Cuando doy la primera arcada, retrocede, pero luego vuelve a avanzar, así sucesivamente, una y otra vez.

• 𝐒𝐨𝐦𝐞𝐨𝐧𝐞 𝐎𝐥𝐝𝐞𝐫 • | 𝙴𝚗𝚣𝚘 𝚅𝚘𝚐𝚛𝚒𝚗𝚌𝚒𝚌 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora