La película se reproduce frente a nuestros ojos, yo sentada a su costado, con permiso suyo para poder subir mis pies descalzos al sofá. Abrazada a mis piernas, siempre atenta de que el vestido no se me bajara y me dejara expuesta.
Habíamos sacado cachipun al tener gustos distintos, mientras que yo quería una de animación o algo paranormal, él quería una de suspenso o de amor. Claramente ganó él, y si bien la película no estaba mala, no me terminaba de convencer, y mis párpados hablaban por sí solos cuando comenzaron a caerse a mitad de la trama.
—¿Tenés sueño, Ori?
Despabilo lo más rápido que puedo y giro mi cabeza para verlo, niego con la cabeza, sin ser capaz de formular alguna palabra porque sabía que eso también me iba a dejar en obviedad de que sí, de hecho me estaba durmiendo sentada. Enzo se me queda mirando un rato y yo igual, y siento que nota mi expresión adormilada porque sonríe muy apenas. Levanta la mano y de repente dejo de oír la película, sabiendo que la paró para poder hablarme mejor.
—¿Querés que te lleve a tu casa?
—No, no.
—Pero estás cansada, Ori. Te llevo, vamos.
Ya se está parando cuando lo agarro del antebrazo con ambas manos y casi le suplico en voz alta para que se siente de nuevo, cosa que no hace y se queda parado mirándome.
—No me quiero ir aún.
Él se suelta de mi agarre para poder acariciar mi cabeza, bajando por el largo de mi pelo, agarrado en una cola de caballo. Juega con él, enredandolo en su dedo anular y después dejando caer su mano a un costado de su cuerpo. Se vuelve a sentar luego de dejar el control sobre la mesa y estira un brazo sobre el respaldar, su cuerpo mirando en mi dirección.
—¿Y qué querés hacer para no dormirte? —me pregunta, su dedo encontrando de nuevo mi pelo.
—No sé, cualquier cosa.
Él suelta un suspiro, acomodándose en su lugar, una acción disimulada que hace para acercarse más a mí. Sonrío internamente, ahogando las emociones en mi estómago.
—Tu cualquier cosa no es el mismo que mi cualquier cosa. —dice, volviendo a mirarme.
Asimilo sus palabras, mis ojos viajando a los dedos que tengo jugando con mi pelo sobre mi hombro. Siento una corriente de escalofríos subirme por la espina dorsal ante lo que podría llegar a pasar si me suelto demasiado.
Había pasado un mes y medio, podía permitirme darle aunque sea un beso. Luchar conmigo misma para evitar que ocurra algo más. Un beso, solo uno, como si fuera el primero, el primero estando en un proceso de "conocerse mejor", y no de "te conocí hace dos semanas y ya te quiero garchar". Habían límites y ahora había que respetarlos si queríamos ver a donde nos llevaba esto.
—¿Y cuál es tu definición entonces? —pregunto, juntando nuestras miradas de nuevo.
Su dedo ahora toca mi piel en un acto casi disimulado, tan natural que ni siquiera me siento ansiosa por eso. Es un toque más delicado, casi imperceptible sobre mi piel.
—Una más ambiciosa.
—¿Cuán ambiciosa?
Enzo sonríe y mira al frente mientras se peina el pelo para atrás, mordiendo levemente su labio antes de alejarse de nuevo y ponerse de pie.
—Vamos, te llevo a tu casa.
Siento una punzada en el pecho. No me quiero ir aún, estoy cómoda con él, disfrutando el rato e incluso el silencio. Me genera tanta paz que no me quiero ni siquiera imaginar lo que va a ser el día de mañana.
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• 𝐒𝐨𝐦𝐞𝐨𝐧𝐞 𝐎𝐥𝐝𝐞𝐫 • | 𝙴𝚗𝚣𝚘 𝚅𝚘𝚐𝚛𝚒𝚗𝚌𝚒𝚌
FanfictionDiez años es mucha diferencia, pero cuando el deseo se siente en el mínimo roce, entonces es inevitable fingir que hay estabilidad entre ambos, más cuando los ojos son su propio enemigo. La "nena" ya tiene veinte años, pero él se sigue tapando la ca...