Diez años es mucha diferencia, pero cuando el deseo se siente en el mínimo roce, entonces es inevitable fingir que hay estabilidad entre ambos, más cuando los ojos son su propio enemigo.
La "nena" ya tiene veinte años, pero él se sigue tapando la ca...
Con el celular frente a mi rostro, tecleo mensajes que van directo al chat con Belén. Quien aprovecha estar libre en su trabajo para seguirme el hilo de la charla.
La habitación está completamente oscura y yo estoy tapada con una colcha. La noche está estrellada y solo puedo pensar en lo que me dice Belu por texto, poniéndome a pensar más de lo debido en un tema que me había tenido bajoneada todo el día.
Habían pasado ya dos semanas de lo del aeropuerto, donde técnicamente "confesé" mis sentimientos por Enzo. Dos semanas que no lo había visto más allá de las fotos que subía a sus historias. Y sí, antes de que pregunten, solo se iba una semana a Montevideo, lo cual fue así. Esta última no habíamos estado hablando tanto, menos vernos en persona porque estaba con mucha carga horaria por culpa de la película.
Me lo dijo apenas llegó, y desde ese momento, las conversación pasaron a ser diarias, a ser cada cierto tiempo. Cuando Enzo podía, al igual que yo, hacíamos llamada de al menos una hora, donde hablábamos de manera rápida las cosas que habíamos estado haciendo o demás.
Mi vida no era tan ajetreada, no a comparación de la suya, así que mi proceso de adaptarme a esta nueva rutina de no poder hablar seguido como antes me mataba el corazón. Sabía que no tenía que acostumbrarme a algo tan insignificante como hablar por chat, pero sus mensajes me alegraban el día, aún si solo fuera un audio o un emogi.
Hablando de dicho tema con Belu, le había comentado lo mal que me sentía saber que él estaba tan cerca, como también tan lejos. Como buena mejor amiga, dijo que probablemente estaba muy ocupado, aunque sé que lo decía más que nada para no seguir sintiéndome mal.
Suelto un suspiro y apago el celular cuando noto que Belu me deja de contestar, segura de que le llego algún pedido de comida para preparar. Y siendo consiente de que nuestra conversación se estancó en mi último mensaje, no me queda de otra que entretener mi mente con otra cosa. Mi mirada se dirige por breves segundos al balcón, donde la cortina está corrida a un lado, dejándome a la vista la noche despejada. Me acuesto de lado y cierro los ojos con tal de buscar el sueño, cosa que se me hace algo complicado teniendo en cuenta que la noche anterior se había quedado a "dormir" Juani, cuando en realidad nos pasamos riendo hasta las tres de la madrugada con hilos de Twitter. Recompensar el sueño ahora iba a ser jodido.
A mi mente, como cada noche, viene la imagen de Enzo en el aeropuerto, junto con las últimas palabras que me dijo antes de abordar el avión.
"—Espérame, porque cuando vuelva te busco."
Seguía esperando, quieta y pensativa mientras veía los días pasar. Cuando mi mamá me preguntó por él, tuve que fingir que estaba super bien con el tema, que estaba esperando que volviera de Uruguay. Como siempre, solo me miró en silencio, y yo me quedé con las mil dudas que su mirada siempre me generaban.
Suelto otro suspiro cuando siento que vibra de nuevo el celular a un costado de mi cuerpo. Lo agarro con pereza para ver el mensaje que Belu o alguno de los chicos me mandó, pero casi me ahogo con mi propia saliva cuando noto que el nombre de la persona es diferente a los demás. Ese nombre que me genera una emoción patética en el estómago. Abro el chat de Enzo y frunzo el ceño cuando leo lo que me mandó, siendo casi las doce de la noche.
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