Veo el recorrido que hacen mis manos sobre mis caderas, acariciando lentamente la tela del vestido color bordó que llevo puesto. Siento una pequeña brisa fresca rozar mi cuello y hombros descubiertos. El cabello, agarrado en una cola de caballo, se mueve con cada mínima acción que haga, al igual que los aritos que cuelgan de mis orejas.
Vuelvo a leer el mensaje que Enzo me mandó más temprano, aclarando que debía vestir elegante en lo posible, luego, me miro de nuevo en el espejo.
Me gusta cómo estoy vestida, hace mucho tiempo no me veía tan arreglada, y gracias a esto descubría lo bien que se me veían las botas bucaneras y los labios pintados de rojo. Solía ponerme cosas holgadas, siempre, amaba. Era el mejor tipo de ropa, y no la iba a cambiar ni en pedo por una remera pegada al cuerpo, a no ser que saliera de joda. Éramos la ropa holgada y yo contra el mundo.
Me acerco al ropero donde reposan los dos únicos perfumes que tengo y me hecho el más fuerte con tal de llegar a sentirmelo hasta yo misma. Me pongo algunos anillos dorados y después agarro el celular para ver la hora.
20:50 p.m.
Escucho la puerta abrirse y al instante miro a mamá, quien solo asoma la cabeza por la abertura. Me da una ojeada de arriba a abajo y yo solo me quedo mirando su rostro en silencio, aún con el celular en manos, esperando el mensaje de Enzo donde dice que ya está abajo.
—¿Ya te vas? —me pregunta.
—Sí, ya debe estar por llegar.
No me dice nada, y soy consiente que su silencio es todo, menos silencioso. Había aprendido con mamá que se guardaba mil cosas para ella misma, si no le gustaba algo no te lo iba a decir, si le gustaba algo, nunca llegaba a ser del todo convincente para ella, y tampoco te iba a decir eso. Incluso ahora, sintiéndome tan hermosa, sé que algo no la convence, pero no me lo va a decir.
—Cuando llegues mándame la ubicación.
Asiento con mi cabeza, volviendo la mirada a mi celular, sonriendo por el mensaje que me mandó Belén hace media hora donde dice que me lleve un forro, seguido de un sticker.
Pronto escucho que la puerta se cierra, y yo tengo que soltar un suspiro para poder levantar de nuevo la mirada, acercándome al espejo y mirando mi reflejo por tercera vez.
Si había algo que a ella no le gustaba, no era mi problema, sus gustos no son los mismos que los míos, claramente. Son diferentes años, diferentes tendencias, diferente todo. No iba a dejar que su silenciosa mirada me echara abajo.
Cuando me llega el mensaje de Enzo, no tardo en agarrar mi bolso y colgarlo en mi hombro, guardando el celular dentro para más comodidad. Bajando las escaleras con cuidado, escucho como resuena el timbre en toda la cada, logrando que me quede quieta por un segundo, entrando en pánico. Empiezo a bajar más rápido y cuando llego a la puerta principal, veo a Enzo del otro lado cuando mamá abre la puerta. Mi expresión refleja mis nervios cuando llego y sus ojos se fijan en mí, e incluso no me percato del todo de la corta mirada que le da a mi vestimenta. Mamá lo saluda con una sonrisa y yo frunzo el ceño mientras me pongo a su costado para que vea que ya llegué.
—¿Cómo andas, Enzo? —pregunta mamá.
—Bien, por suerte. ¿Usted?, ¿Todo bien?
—Todo bien, gracias por preguntar.
Enzo me mira de nuevo y yo sonrío como puedo antes de acercarme y darle un beso en la mejilla. Ahora me quedo a su costado, y estoy a punto de despedirme para irnos cuanto antes, pero la voz de papá resuena a unos metros. Siento que Enzo se aclara la garganta cuando lo ve acercarse, yo solo suelto un suspiro.

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• 𝐒𝐨𝐦𝐞𝐨𝐧𝐞 𝐎𝐥𝐝𝐞𝐫 • | 𝙴𝚗𝚣𝚘 𝚅𝚘𝚐𝚛𝚒𝚗𝚌𝚒𝚌
FanfictionDiez años es mucha diferencia, pero cuando el deseo se siente en el mínimo roce, entonces es inevitable fingir que hay estabilidad entre ambos, más cuando los ojos son su propio enemigo. La "nena" ya tiene veinte años, pero él se sigue tapando la ca...