Diez años es mucha diferencia, pero cuando el deseo se siente en el mínimo roce, entonces es inevitable fingir que hay estabilidad entre ambos, más cuando los ojos son su propio enemigo.
La "nena" ya tiene veinte años, pero él se sigue tapando la ca...
La noche aquel día cayó demasiado rápido, y quizás fue porque Belu me estuvo hablando del evento toda la tarde. Por ella es que había comenzado a prepararme a las seis, aún sabiendo que el cumpleaños empezaba a las ocho de la noche. Supuse que si empezaba más tarde después iba a estar a la corridas y que algo me iba a olvidar, así que para evitarme ese momento, era mejor tener tiempo de antemano. Ahora el reloj marcaba las siete y media, y yo solo me mantenía frente al espejo mirándome a cada rato.
El vestido verde que llevaba puesto me lo había regalado Enzo la semana pasada, así que fue útil la ocasión para estrenarlo esa noche. Decorado con flores negras y una falda suelta que volaba cada vez que caminaba. Me encantaba, era muy estilo veraniego, ahora que se acercaban esos días.
—Me gusta como me queda este pintalabios. —murmura Belu a mis espaldas.
Me doy vuelta y me acerco a ella. Tiene su celular frente a su rostro, sacándose fotos y de paso mirando de nuevo el pintalabios que se compró hace poco.
—Me gusta, te resalta la piel —respondo, acercandome a la cama para revisar mi celular. —. Enzo está abajo.
—Vamos.
Cada una toma sus cosas y los zapatos de ambas resuenan en el suelo cuando salimos y bajamos las escaleras. En la puerta, veo a mamá mirando por la puerta al auto de Enzo, abrazándose así misma cuando se gira a vernos.
—¿Estoy bien así? —pregunto. Sus ojos bajan por mi cuerpo y asiente con la cabeza, corriendose de la puerta.
—Estás bonita.
—¿Y yo?
Ambas miramos a Belu, quien da una vuelta en su lugar para terminar con un pose que nos hace reír a las dos.
—Las dos están bonitas.
Miro a mi amiga para que capte mi señal, y cuando se despide de mi mamá estoy feliz de darme cuenta que con solo una mirada nos podemos entender a la perfección. Cuando se dirige al auto de Enzo decido hablar, pero ella me gana la palabra.
—¿Volves?
—No sé, no creo.
Ella solo asiente, dándole otra mirada a lo que llevo puesto, después se acerca para poder despedirse también de mí.
—Llamame si pasa algo.
—Sí, ma.
Miro su espalda cuando se va al comedor en silencio, y el sentimiento de un peso silencioso me obliga a cerrar aquella puerta con el nudo en la garganta.
Nadie me había avisado lo que se sentía que tu familia, en especial tu mamá, no se llevara bien con tu pareja. Saber que cada vez que iba a estar en mi casa el ambiente iba a ser tenso y que pocas palabras surgieran entre ellos dos. A veces solo deseaba saber qué pasaba en la cabeza de ella, qué pensamientos tenía para no relacionarse con Enzo.
Cuando me subo al auto, él me mira con una pregunta silenciosa en su rostro, yo solo asiento y cierro la puerta para luego saludarlo. Belu ya está mirando su celular de nuevo, intentando no sentirse incómoda cuando Enzo me mira silenciosamente y me vuelve a besar en los labios.
—Juani dice que ya está. —murmura desde el asiento de atrás.
—Perfecto. Vamos para allá entonces.
El auto avanza y yo vuelvo a mirar el frente de mi casa, solitaria y con menos luces que la iluminen. Siento un malestar en el pecho que dejo de lado cuando Belu se conecta al Bluetooth y pone música para suavizar el ambiente, o suavizar mi ambiente, ya no sé.
—¿Jaime va? —pregunta Enzo.
—Sí, ya está allá.
Me había ofrecido ir con él, pero le dije que tenía que esperar a Belu porque nos íbamos con Enzo. Me dijo que tuviéramos cuidado y después se despidió de mamá. Ahora ella estaba sola, porque había rechazado la oferta de ir, prefería quedarse acostada viendo su serie, pero yo sabía que no era realmente por eso. No quería convivir con cierta persona y fingir que todo estaba perfecto, ella no era realmente así.
El resto del camino fuimos en silencio, al menos hasta que paramos en el edificio de Juani y se subió, llenando el auto de charla y risas. Dijo que Pipe ya estaba allá y que técnicamente nosotros estábamos llegando algo tarde, pero nos hicimos los boludos y aún así fuimos a nuestro paso. Blas había regresado a España la semana pasada, por ende, esta era la primera vez que el grupo estaba incompleto.
—¿Vos decís que estoy bien así? —me pregunta Juani cuando ambos bajamos del mismo lado.
Miro su ropa, una cadena colgando de su pantalón y un croptop que deja expuesta la mariposa en su pecho. Asiento con la cabeza, dándole una sonrisa de boca cerrada.
—Me encanta, es muy tu estilo.
Juani se acomoda los rulos en el reflejo del vidrio polarizado y Belu con Enzo se quedan charlando de algo a unos metros de distancia, sus ojos posados en el edifico frente a nosotros, iluminado por grandes reflectores en el suelo.
—Che Juani, perdón que te joda con esto. —susurro, acercandome más a él.
Automáticamente también se acerca, en completo silencio y mirándome atento, esperando a que yo prosiga.
—¿Enzo te dijo algo... respecto a mi mamá?
—¿Por lo que no se hablan tanto te referís?
Asiento con la cabeza, dándole otra discreta mirada a la espalda de mi amiga y la de Enzo. Cuando noto que ambos siguen en su conversación de la estructura del edificio, vuelvo a mirar a Juani.
—No, no me ha dicho nada. ¿Por qué?, ¿Pasó algo?
—No, no, nada. Es que la noto cada vez más alejada a mi mamá —tomo aire y me acomodo el vestido antes de dar un paso al costado. —. Ya ni siquiera le pinta venir a estas cosas. No quiere saber nada.
Juani se pone a mi lado y me ayuda a caminar entre las piedras. También mira a los demás mientras me sostiene del brazo.
—Capaz no simpatiza porque Enzo es mayor que vos. No le des muchas vueltas, quizás más adelante se arregla todo.
Por más que quiera animarme, lo cual agradezco, sus palabras son como eco en mi cabeza, y no me doy cuenta que caminamos un par de minutos, cuando siento que Belu se acerca casi corriendo. La miro a ella y después alrededor, estábamos en la entrada ya.
—Boluda —me dice, su tono de voz explotando en un hilo fino que me hace predecir el por qué de su emoción. Y no hace falta que me lo diga cuando veo detrás de su espalda, donde la gente está reunida en pequeños grupos, entre ellos, una cabellera castaña. —. Está Mati, la puta madre.
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Se nos acerca el final 👀
Ando por Chile, amo. Es mi primera vez y hay muchas cosas nuevas para mí jajsjsjs