Capitulo 19

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Capítulo 19

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Capítulo 19

Klaus

Zoe baja a la altura de sus patines sorprendiéndome de que aun los conservará, los patines que les había regalado aún estaban en sus manos  y puedo ver como los afloja antes de entrar al hielo, la música comienza a sonar mientras ella comienza a moverse entre la pista de hielo dando pequeñas piruetas, no se estaba arriesgando y por lo que había investigado de ella sus rutinas llevaban altos movimientos riesgosos en donde un movimiento en falso la haría caer.

Me encontraba alejado de la pista en donde ella se movía con destreza, ya no era aquella chica que había dejado en ese parque, la que se caía de los patines apenas tocaba el hielo. Sus movimientos comenzaron a ser más agresivos cuando la música estaba en su máximo punto y sorprendía el hecho que su mente se desconectaba de todo lo que había a su alrededor por lo que me acerco poco a poco saliendo de la oscuridad que me abrazaba.

Veo como su padre se encontraba hablando con su entrenadora mientras Val escuchaba atenta a lo que ellos decían, la música sigue sonando y escucho una maldición de su parte cuando en un salto ella cae al suelo y la música se detiene.

–¡Mierda!, lo siento! –Zoe se levantó del hielo.

Sonrió recordando los viejos tiempos y ella me fulmina con la mirada, me había notado y sabía perfectamente que se desconcentraba de sus movimientos por mi culpa o más bien ella sabía que había visto lo que hizo hace unos minutos.

–Sabes que no acepto esos tipos de errores –la voz fría Irina me puso los pelos de punta– Ahora ¿me quieres recordar a qué vinimos a España?

–Para estar con mi familia –dijo dudosa y su padre negó– para ganar cuando llegue la final.

–Así es –dice la mujer junto a él– así que es la última vez que aceptó esto y tú.

Veo que gira su cuerpo mirándome.

–Los entrenamientos del equipo de hockey se han cancelado por hoy, les aviso su entrenador –su mirada me estaba matando– he reservado la pista para ellos, así que puedes irte por donde habías llegado.

–No es necesario –Zoe sale en mi defensa– yo le he dicho que se quede.

Miente.

–Ven aquí –le digo a la rubia– déjame revisar los golpes.

Ella mira dudosa a los presentes y finalmente asiente en mi dirección, la mujer se aleja junto con su padre dejándonos solos mientras Zoe sale del hielo tomada de mi mano.

–Te diste un buen golpe –digo invitando a sentarse en el banco de madera– no deberías aflojar así tus patines, lo sabes.

–No hice nada –se defiende– puedo sola.

Amor Sobre HieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora