Matrimonio sin sentimientos. (TERMINADA) ✔️

CAPITULO 23: Mi universitaria favorita.

CAPITULO 23: Perú, un país maravilloso.

ALEXANDER HARRISON:

Me quedo ordenando con total paciencia los papeles de Linda. Juro que en mis tiempos tenía cero paciencia para esto.

Pero, por ella hago lo que sea, hasta tener un poquito de paciencia.

Dejo mi casaca encima de su cuerpo tapándola y dándole un poco más de calor. Regreso a mi sitio y tengo una de las mejores vistas.

A Linda.

Hago varias columnas con las hojas y cuando terminó veo que todavía faltan veinte minutos para que la siguiente clase de Linda empiece. Y dentro de un rato tendré una reunión para poder hacer algunos cambios a esta universidad.

Venir aquí siempre me trae recuerdos.

Mi celular vibra y suspiro al ver que es Dominic.

— Dime.

— El Señor Harrison lo solicita.—me quedo casi sin respirar cuando me dicen eso.

Mi padre ha estado desparecido casi más de dos días. No he tenido ninguna noticia de él y que me digan esto me sorprende mucho.

Claro, tenía por seguro que mi padre iba a volver, pero pensé que sería como siempre, en silencio.

— ¿Para que?

— No lo sé, solo se le ve muy alterado y lo quiere ver desesperadamente.

— Ahorita no puedo, estoy muy ocupado.—digo viendo a Linda dormir.

— Pero...

— Dile que vaya a casa y que ahí me espere, que todavía llegaré dentro de una horas.

— Está bien.— se que para Dominic es difícil enfrentarse ante mi padre, pero más difícil será enfrentarse a mí.

Más le vale hacer lo que yo diga.

Faltan solo cinco minutos y ya la empiezo a levantar, para que no llegue tarde.

— ¿Mhm?—murmura aún dormida.

— Linda, es momento de ir a clases.

— ¿Ah? ¿Tan rápido?— bosteza mientras se soba lentamente los ojos para quitarse el sueño.

— Si, vaya. — ella asiente y ve los papeles bien ordenados y guardaditos.

— Gracias, Alexander.— Estoy seguro que ahorita mismo mis ojos desprenden pura ilusión y amor.

— De nada.— ella asiente nuevamente y se levanta mientras se despide.

La veo irse y me quedo solo. Finalmente también me voy para hablar con los directivos de la universidad y hacerle mejoras.

(…)

Llego a mi casa mientras suspiro. Siempre me da un dolor de cabeza tremendo los problemas con mi padre.

Saludo a las muchachas de limpieza y cuando voy hacia la sala principal veo a mi padre sentado en el sofá mientras recuesta sus antebrazos en sus rodillas y se jala desesperadamente con sus manos su cabello.

— Ya llegué. ¿Para que querías verme?

Él levanta la mirada y veo un sentimiento de esperanza cruzar por sus ojos.

— Tuve un problema.

— ¿Que tipo de problema?

— Me pelee con unos tipos en dónde tomo y me les fui encima.