CAPITULO 54: Nunca digas nunca.

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CAPITULO 54: Nunca digas nunca.

LINDA JACKSON.

Cierro los ojos ante el flash que hace el celular de mi secuestrador. No sé que número de foto es, pero ya me tiene cansada. Mis ojos me arden después de haber soltado todas las lágrimas posibles.

— Estoy seguro que muchos pagarían millones por ti, hermosura.— le escupo en la cara cuando su asquerosa mano toca mi mejilla mojada. — Maldita perra.

Me insulta y cierro los ojos pensando que me va a soltar una cachetada pero milagrosamente no pasa eso.

— No soy tan tonto como dice el débil Harrison, debes de estar así de hermosa para que muchos paguen por ti. — paso saliva al escuchar ese apellido que tantos sentimientos bonitos me hace sentir.

Me muevo en mi asiento incómoda, no sé cuántas horas llevo sentada aquí. Cierro los ojos soñando con el momento en el que Alexander llegue y me saque de este asqueroso lugar.

— Toma, no te me vayas a volver anemica.— dice moviendo mi rostro y me enseña una bandeja con la comida más desagradable.

Hay atún todavía en su lata acompañada con una cuchara de plástico.

— No soy tu perro.

— Perro no, perra si. Come que no hay más.

— Aleja eso de mí, no voy a comer nada que venga de ti. — escupo con molestia.

— Come, maldita perra. ¿O quieres un disparo en tu cerebro, eh?—paso saliva cuando presiona su arma contra mi sien.

— No te conviene matarme.

— ¿Ah no? Yo gano millones y millones con la droga, y también tráfico mujeres. Tengo muchas de ellas, que tú te mueras a MÍ no me afectaría en nada. Todo lo contrario a tu familia, ¿No?

— No puedes matarme, me necesitas viva para tu verdadero objetivo. — le digo después de fingir estar dormida pero en realidad estaba escuchando su conversación con Alexander.

— Parece que eres listilla, eso les gusta a los pervertidos con los que te voy a vender. — en un movimiento rápido levanto mi pierna y golpeo sus pequeñeces, la reacción no se ha esperar y mi rostro es golpeado fuertemente por el arma.

Jadeo por el dolor, poco a poco voy sintiendo mi sangre en mi labio. El maldito me ha golpeado y me está saliendo sangre de la nariz.

— ¡Una más y yo mismo te llevaré al prostíbulo!— grita enojado tirandome todo el atún en el cuerpo y cabello.

El olor me da arcadas pero me aguanto de vomitar, ya sería el colmo.

— ¡Alexander Harrison te va a matar tan lentamente que desearas nunca haber nacido! ¡Nadie se mete con la mujer de Alexander y sale ileso! —grito cuando me da la espalda.

— ¿Eso te ha dicho niñita hermosa? ¿Con eso has caído a sus pies? Que tonta que eres a veces, te lo dice pero, ¿Acaso lo está cumpliendo?

« Creo que no, porque tú estás aquí secuestrada y él no está contigo. Él se va a olvidar de tí, va a conseguirse a alguien mejor y ya ni estará contigo.»

Niego con la cabeza sin creerle una sola palabra. Alexander no miente, no debería.

— ¡Di lo que quieras! ¡Nada cambiará tu asqueroso y desastroso final! — grito queriendo sacar toda mi furia.

— Ajá, sigue pensando lo que quieras. Yo nunca voy a morir en manos de un débil.

— Nunca digas nunca. —murmuro antes de sentir como con su arma me golpea la cabeza y me quedo inconsciente.

Matrimonio sin sentimientos. (TERMINADA) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora