Matrimonio sin sentimientos. (TERMINADA) ✔️

EPÍLOGO.

Alexander Harrison:

Ha pasado un año desde que me casé con el amor de mi vida. No hace falta decir que soy el hombre más feliz de todo el mundo.

¿Saben lo que se siente levantarse y ver a la mujer más bella de este jodido mundo a tu lado y saber que es tu esposa? Joder, si soy un afortunado.

— ¿Otra vez perdido en tus pensamientos?— me pregunta mi hermosa esposa.

— Pensaba en ti y en lo afortunado que soy de tenerte a mi lado, mi reina.—la abrazo y dejo un beso en su mejilla.

— Ay, mi amor. Siempre tan cursi.— me da un beso.

Ay Diosito, gracias por bendecirme y hacerme conocer a esta maravillosa mujer.

Nomás odio cuando tengo que ir a trabajar (matar gente) y no puedo verla. A veces llego a casa de noche y lamentablemente ella ya está durmiendo, pero siempre me deja un mensajito diciéndome lo mucho que me ama.

¿Esto es amor? Porque yo digo que si.

Soy el hombre más afortunado de este planeta. Estoy seguro que mi madre me mandó a este increíble mujer.

De vez en cuando lloro con mi esposa cuando le cuento lo feliz que sería mi madre de conocerla.

Las dos mujeres que más he amado en toda mi vida, hasta ahora.

Porque yo quiero tener princesas, ellas serán mi perdición.

— Li... ¿Tú crees que yo seré un mal padre? —le pregunto un poco triste.

— Mi amor, no pienses en eso. Jamás serías un mal papá, serás el mejor. Te lo prometo.—quiero hablar pero me calla con uno de sus ricos besos.

— ¿Hoy sales?—me pregunta dejando dos platos de panqueques de avena.

— Si.

— ¿Regresaras muy tarde?—me pregunta fingiendo estar tranquila.

Frunzo el ceño desconfiado.

— ¿Que me estás ocultando, Li?—le pregunto con sospecha mientras como mis panqueques.

— Nada, solo pregunto.—responde.

Asiento con la cabeza sin creerle.

— Y si, regresaré muy noche. Tengo que hablar de algunas cosas con Esteban... Cariño, si hay algo importante que quieras decirme yo puedo cancelar la reunión con Estaban y quedarme contigo, sabes que solo debes de decírmelo.

Ella asiente y niega.

— No, tu anda nomás.

— Igual te digo que voy a llegar temprano, se que tienes algo que decirme. — me levanto después de desayunar y le dejo un beso en la mejilla y me despido de mi esposa.

Saludo a los gorilas que vigilan la casa.

Es muy importante que Li tenga personas que vigilen todo, ella sabe defenderse pero nunca falta las personas que quieran hacerle daño.

Me subo a mi auto y manejo hasta llegar a una casa abandonada.

— Hola.—choco puños con Esteban cuando lo veo.

— Estos son los que intentaron matar a Linda cuando salió a trabajar.

Lo único que detesto es que tengo enemigos por todas partes y siempre quieren hacerle daño, nuevamente.

Pero nunca lo volverán a lograr, malparidos.

Le pateo a uno en la cara.

— ¿¡Asi que ustedes son los imbéciles que quisieron pasarse de listos con mi mujer, eh!?—grito furioso.