Matrimonio sin sentimientos. (TERMINADA) ✔️

CAPITULO 55: Sentimientos correspondidos.

CAPITULO 56: Sentimientos correspondidos.

ALEXANDER HARRISON.

¿Enamorada de mí?

¿Cómo?

Dios mío, ¿Es esto cierto?

- Hablaré más tarde contigo en mi habitación. - cierro los ojos cuando siento sus deliciosos labios darme un último beso.

Se intenta alejar de mí pero mi agarre en su cintura se pone más fuerte.

- No quiero dejarte ir.- susurro dejando un beso en su mejilla.

- Alex, mi familia está aquí.- dice riendo cuando paso mi nariz por su cuello.

- ¿Es necesario alejarte de mí? ¿No podemos andar como chicles?

Ella suelta una carcajada que alegra mi corazón.

- No, mi amor. - suspiro enamorado cuando escucho ese lindo apodo.

- Repitelo.- le digo ocultando mi rostro en su cuello.

- Mi amor.- suelto una risa contra su cuello.

Me siento como un niño pequeño. Me siento tan amado y me gusta.

- Tengo que hablar con algunas personas, ya suéltame, mi amor.

- Puedes hablar conmigo- insisto.

- Alexander.- dice con voz firme y triste me alejo de ella.

- Está bien, estaré en la noche en tu habitación. No me dejes plantado.- le doy un pequeño beso.- Tengo que deshacerme de algunas lacras.

Ella asiente, la veo irse con su mejor amiga. Me acerco a Esteban y le ordeno que no se aleje de Linda, que siempre esté junto a ella.

Me subo a mi carro y voy hasta el almacén, en dónde está el maldito ruso. Sonrío siniestramente cuando lo veo despertar poco a poco y tratando de deshacerse de las sogas que amarran sus manos.

- ¿Qué?¿Asustado?- le digo burlonamente cuando se da cuenta en la situación en la que se encuentra.

- Ya te lo dije, yo no te tengo miedo. - espeta con enojo sin dejar de moverse en la silla.

- Deberías, porque estos animalitos están a punto de ser tu causa de muerte.- le digo señalando la caja en dónde están las ratas.

Sonrío cuando lo veo pasar saliva.

- Y sufrirás aún más, porque no creas que pasé por alto el moretón que tiene mi mujer en su rostro.

- Es una maldita perra, como tú madre.- le tiro un puñetazo en su rostro haciendo que su nariz de desangre.

- No hables de mi madre.

- ¿Por qué no? Te digo que me divertí mucho con ella antes de su muerte, su piel era tan suave, me entristeció cuando ví como la mataban, pero ese era su final.

Su declaración me cae como un balde agua fría. Él fue el maldito que violó a mi madre.

Él fue uno de los causantes de su muerte.

Le tiro puñete tras puñete, no dejo de hacerlo hasta verlo inconsciente. Lleno un balde de agua fría y se lo tiro en el rostro para que despierte.

- ¡No seas maricon! ¿No que muy fuerte?

- Te duele saber que yo viole a tu madre.

- ¡Era mi madre! Pero, ahora la vas a pagar y vas a suplicar.