Capítulo Treinta y Tres: Distancia confortable.

2K 184 594
                                    


—. Que haces aquí. Deberías de estar con él!

—. ¿No has visto las noticias? —. Mencionó Cruz tomando el control remoto y encender el televisor.

Tomó asiento en el sillón completamente exhausto mientras escuchaba el noticiero.

En esta mostraban la captura de España y las entrevistas a las organizaciones respecto a este tema.

—... Dios mio...

—. Finalmente puedo descansar y no verle la cara.

—. ¡¿Pero qué pasa contigo?! Dejaste que lo capturaran. Estas ahí para ayudarlo!

—. Estoy ahí para obedecer sus órdenes.

—. Y-...!!!

—. Y sus ordenes no fueron ayudarlo. —. Reclamó Cruz, harto de escuchar gritos —. Relájate. De todas formas... él volverá...

—. Cómo lo sabes...

—. Tiene un plan para cada escenario. Es una jodida máquina demente. Me habló de esto antes de atacar. Se tomará un tiempo.

—. Se enojará.

—. NO SE VA A ENOJAR! —. Gritó de la ira —. ¿No lo entiendes? Yo no haré NADA que él no pida. CARAJO se supone que deberías de estar feliz por mí! No voy a cometer más crímenes por un largo rato!

—. Sí... pero... quizás puedas hacer algo para sacarlo de ahí. Para que no se moleste con nosotr-...

Cruz se levantó del sillón para retirarse a su habitación mientras aquella persona que lo acompañaba llamaba su nombre pidiendo perdón.

El complice de España se recostó en su cama, sintiendo alivio.

No tendría que ver el rostro de aquel psicópata por mucho tiempo.

Dudaba que España le enviara alguna señal para retomar su libertad tan pronto, sin embargo no quitaba esta idea de su cabeza, conociendo todo lo que era capaz.

Sus pensamientos fueron interrumpidos por una notificación en su laptop personal.

Se estiró un poco en la cama para llegar a la cómoda y tomar el ordenador portátil.

Tenía demasiado trabajo pendiente que hacer.

Al igual que Kenneth Y Zephyr, quienes pasaron toda la mañana leyendo y resolviendo problemas.

El menor estaba aburrido, los problemas eran demasiado sencillos para él.

Pese a ser tan iluso, resolvía ejercicios con facilidad.

Ambos se habían fijado terminar todo para estar al día, y después hacer lo que quisieran.

Afuera, UK hablaba con Perú sobre el padre del último.
Lo típico, era un alivio que hayan logrado capturarlo.

Hasta que llegaron Francia y USA.

—. Cuando los niños terminen sus deberes estamos pensando en salir a comer —. Comentó el francés.

—. Es una buena idea —. Contestó el peruano —. Ellos necesitan tomar aire libre después de tanto estudio.

USA tomó asiento en el sofá, casi desplomandose.

Se sentía cansado por alguna razón, pese a haber dormido bien.

—. Estas bien? —. Preguntó su padre, UK.

—. Sip

Respondió con una sonrisa.

—. Hay que llevar a los niños a comer. Luego podríamos ir a un parque de atracciones. Será divertido.

FINDING FORGIVENESS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora