FINDING FORGIVENESS

Capítulo Treinta y Siete: Alucinaciones.

—. Por aquí vives? Hace demasiado frío...

—. Sí, pero cuando has vivido aquí toda tu vida, te acostumbras! Mi casa es calentita. Ahí te sentirás mejor. —. Dijo Zephyr caminando muy contento por la nieve.

—. Y falta mucho? Me estoy congelando... —. Indicó su hermano mayor intentando seguirle el paso.

—. No tanto, amor —. Respondió el peruano señalando una cabaña acogedora a lo lejos —. Es ahí.

Kenneth alzó la mirada topándose con aquella cabaña.

Era la misma que había visto en aquella visión que tuvo hace un tiempo.

Un escalofrío recorrió su cuerpo, recordar aquello que había visto no era para nada agradable.

Mientras se acercaban cada vez más a la cabaña, se sumergía en aquellos recuerdos.
Al entrar, se sorprendió tanto.

Todo era exactamente igual a aquel "sueño".

La ubicación de la cocina, el comedor, el baño, la sala.

Cuando Zephyr lo tomó de la mano y lo hizo subir las escaleras. Se detuvo unos momentos viendo la misma puerta en la que habían pasado los hechos.

Zephyr tiró de su brazo levemente, queriendo enseñarle su habitación, pero la mano de Kenneth se resbaló de la suya.

El pequeño observó a su hermano, quien se hallaba inmóvil viendo la puerta.

Esta ya no tenía las mismas decoraciones.

Con el paso del tiempo era probable que las hayan cambiado por desgaste.

Pero de todas formas, eso no quitaba que fuera la misma habitación.

—. Kenny?... pasa algo? —. Preguntó Zephyr acercándose a él y tomar sus manos.

—. Este... sitio. Cómo puedes seguir viviendo en este lugar...?

Zephyr ahora lo observaba con confusión.
No entendía a que se refería.

—. Como es que tus padres siguen viviendo bajo esta misma casa... Él los tiene ubicados entonces...

—. Oh... te refieres a eso?

—. S-Si! Digo... no, no, olvida lo que dije ¿Si? No pasa nada.

—. Kenny... —. Susurró tomando su rostro en sus manos —. Cierra los ojos y respira profundo.

—. ¿Qué? Estoy bien, ya te lo dije...

—. Hazme caso, cierra los ojos.

Kenneth obedeció aquella petición y cerró los ojos con algo de miedo.

Aun podía sentir el tacto de las dulces manos de su pequeño hermanito en su rostro.

Tomó aire y luego exhaló, dejando de lado las preocupaciones.

Al abrir nuevamente los ojos, se dió cuenta que estaba en un lugar completamente distinto al que hace unos momentos había estado.

—. Qué carajo... —. Dijo con asombro.

—. Jaja, tambien me pasó esto al mudarme...

— ¿¡Pero que?!

Bajó al primer piso, observando todo de distinta forma.

Así no habían estado las cosas cuando entró.

Volvió a subir preguntándole a Zephyr que había pasado.

—. A veces te quedas atrapado en recuerdos, y ves las cosas como eran antes... —. Respondió abriendo la puerta de su habitación —. Es una forma de saber que, aún no logras superar algo del pasado.