Capítulo Treinta y Dos: En calma

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URSS regresó a su asiento para volver a comer.

USA ya no estaba con el.

—. Donde está América? —. Preguntó Rusia.

Su padre comió un pedazo de pizza, por lo que tardó unos segundos en contestar aquella pregunta.

—. Se quedó en el baño junto a México. —. Respondió directamente observando a Rusia a los ojos —. Quizás quieran retomar su matrimonio.

Rusia se levantó viendo con enojo a su padre.

Sabía que algo tramaba.

Se dirigió al baño encontrando a USA tomando del brazo a México con un trapo húmedo.

—. Que sucede —. Preguntó al entrar.

—. Tu padre lastimó a México. —. Contestó con ligera molestia —. Lo tomó demasiado fuerte del brazo, mira, esta morado.

—. Que carajo pasa con él! Mierda! —. Reclamó para después tomar la otra mano de México.

—. Creo que él tiene razón... —. Susurró el local —. No deberíamos ser tan cercanos después de todo lo que te hice... Yo no merezco todo tu cariño.

—. No escuches las idioteces de mi padre, México.

El mencionado bajó la mirada con pequeñas lágrimas en los ojos.

Rusia le pidió a USA que saliera de los servicios para no generar mal entendidos.
Ese era el objetivo de su padre desde un inicio.

USA asintió para pasarle cuidadosamente el brazo de México, para que así Rusia pudiera seguir reposando el trapo húmedo y frío en el moretón.

—. Lo detesto tanto.. —. Susurró cuando el estadounidense se había ido. —. ¿Por qué se sigue metiendo en mi vida?

—. Él es tu papá... solo se preocupa por ti.

—. ¿Llegando al punto de lastimarte? ¿Después qué? Él va a querer matarte.

—. Lo merezco...

—. Pero ¿que dices..?

México guardó silencio unos minutos.
Realmente se sentía muy mal.

—. Tu sufriste mucho por culpa mía. Es mi turno ahora...

—. No, México. Olvida a mi padre. Él que está arriesgandose a darte otra oportunidad soy yo, no él. —. Insistió tomando su rostro con suavidad —. El que quiere ayudarte a mejorar soy yo y me interesa un carajo lo que él diga.

El más bajito no dijo nada, simplemente cerró los ojos sintiendo un cálido beso en su cabeza por parte de Rusia.

—. Yo creo en ti —. Susurró el euro-asiático correspondiendo el abrazo que México le daba —. Sé que no eres el malo.

Aquella última frase.

Era lo que siempre había querido escuchar...

Regresando a la mesa, esta ahora se hallaba en silencio.

Perú no le dirigía la palabra a USA, y eso a URSS le encantaba.
El estadounidense simplemente comía, aguantandose las ganas de criticarle algo, por la presencia de sus hijos.

Al terminar la comida, volvieron al auto para dirigirse al aeropuerto.

Estaba a unas cuantas horas, por lo que la mayoría quedó dormido en el trayecto.

Al llegar, México y Rusia tomaron un avión que los llevaría a otro estado dentro del territorio mexicano, URSS partió directamente al territorio de su hijo, mientras que USA y Perú, antes de dirigirse al hogar del último en Rusia, tomaron un avión con destino a París.

FINDING FORGIVENESS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora