Capítulo Dos: AR-Kenneth

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—. Felicidades USA, ya eres padre! —. Indicó la enfermera hacia el estadounidense que se hallaba en la sala de espera.

—. Como están los dos? Se encuentran bien? Surgió algo malo? Se necesita algo?

—. Tranquilo señor, todo está en perfectas condiciones. El pequeño esta muy sano y su pareja aún está recuperándose de la anestesia. La cesárea ha sido un éxito!

—. Me alegra escuchar eso...

—. En unos cuantos minutos trasladaremos a México a una habitación apta para su ingreso. Le estaremos avisando.

—. Entendido, muchas gracias señorita.

USA sintió un gran alivio en el pecho al escuchar que todo había salido de maravilla.
Ya quería ver al pequeño.

Quería sentirlo y tenerlo en sus brazos.

Su hijo... era su primer hijo.

Pocos días después, ambos se encontraban en casa.

El bebé observaba todo con curiosidad.
USA amaba que fuera tan adorable viendo todo desde los brazos de su madre.

Almorzaron juntos mientras México se quejaba por el dolor que había causado su hijo.

USA no le tomó importancia, él simplemente admiraba a su pequeño que se hallaba echado viendo el techo.

Finalmente lo que tanto anhelaba, lo tenía en brazos.

Extendió su mano y el pequeño bebé tomó esta dando una pequeña sonrisita.

USA sonrió también, estaba muy contento.

Pero a pesar de tener todo lo que pidió algún día, no se sentía completo.

Tenía todo pero a la vez... nada.

Le faltaba algo, que era?

Observó a México viendo que este se hallaba en su celular. Parecía que conversaba con alguien.

Quizás era eso.

Le faltaba ese amor único, especial y sincero que nunca podría darle México.

Puesto que sabía que México no solamente lo amaba a él.

En cambio Perú...

El estadounidense dió un suspiro observando al bebé que traía en sus brazos. Lo alzó cargandolo y sin decir nada se lo llevó a la habitación donde lo recostó en su pequeña cuna.

Se quedó a su lado hasta que quedó dormido, luego se recostó en su cama, la que se hallaba al lado de la cuna.

Observaba a su hijo dormido en la cuna.

Los ojos de USA comenzaron a tomar un efecto cristalino.
En un parpadeo, hubieron algunas lágrimas.

Se arrepentía de todo lo que le había echo a Perú y lo que deseaba en ese momento, era poder tenerlo en brazos junto a su hijo.

En la noche, ambos padres se levantaron por el llanto del bebé.

USA fue el único que logró calmar el llanto, puesto que México simplemente se quejaba o trataba de ignorarlo.

Así fueron todas las noches siguientes.

Prácticamente quien se hacía cargo del bebé era Estados Unidos.

A pesar del cansancio extra que traía por su trabajo a comparación de México, siempre le sobraban ganas para jugar y cuidar de su hijo.

Los años pasaron y la relación de Kenneth con México no era tan buena. En cambio el pequeño adoraba a su padre.

FINDING FORGIVENESS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora