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La puerta de la universidad estaba abierta de par en par para dar la bienvenida a los nuevos alumnos. Algunos estaban perdidos, otros tantos ya sabían sus clases y horarios, otros ni se molestaban en llegar temprano y muchos otros parecían saludar con efusividad a sus amigos y amigas. Lo primero que encontré al entrar por la puerta de mi facultad en específico fue un gran cartel promocionando el salón del estudiante. Recordé lo que SungHoon me dijo y apunté las horas en las que estaría disponible para poder asistir. 

Recorrí los largos pasillos de la facultad en busca del aula en el que se impartiría la primera clase, en cada rincón había una clase más por pequeña que fuera, era un caos. Miraba los mapas colocados en algunas paredes en busca de algo de orientación pero todos los "usted se encuentra aquí" me parecían iguales. 

—Algo me dice que te has perdido.

Me giré dando un salto sobre mí misma del susto y llevé una mano a mi pecho. El chico se rió, haciendo que la punta de su nariz se alzara de forma tierna. Mi rostro poco a poco enrojecía lleno de vergüenza y rascando mi cabeza, justo tras la oreja, asentí.

No encuentro el aula 204. 
—Ven, sígueme. Está en uno de los pasillos, bastante escondida.

Se puso en marcha y yo le seguí como pollo sin cabeza. No sabía qué tema sacar, en ese momento hasta me daba vergüenza preguntar su nombre. Jugaba con mis dedos de forma nerviosa y él pareció darse cuenta de eso, dedicándome una suave sonrisa para emborronar toda ansiedad que se instauraba en mi pecho. 

—Me llamo HeeSung, ¿Y tú? ¿Es tu primer año?
—Me llamo _______. Hmm... por suerte o por desgracia lo es. 


Aquello pareció causarle gracia y volvió a soltar una carcajada, asintiendo. Definitivamente la universidad podía ser la mejor o la peor época de tu vida si no escogías dar los pasos correctos en el momento corecto. Ya nada era cuestión de azar o piedad, aquello era la verdadera independencia del ser humano, la primera vez que tanto profesores como padres soltaban el agarre de nuestras manos y nos dejaban todo el vuelo a nosotros. Ahora era cuestión de competencia y actuación. 

Llegamos a la puerta del aula que aún se escontraba casi entera vacía a excepción de un par de alumnos sentados cada uno en una esquina, llenos de miedo, de timidez, como polluelos recién salidos del cascarón. HeeSung miró la escena enternecido, recordando sus grandes y brillantes comienzos en la universidad, tras eso devolvió la mirada a mí. 

_______, ve a sentarte con alguno de esos chicos. Nadie te va a morder, aquí todos llegáis asustados... Por eso es importante que hagas lazos. Estar solo en clase es un coñazo... ¿No crees?

Asentí automáticamente y analicé a los chicos que había ya sentados: Uno de ellos parecía estar demasiado metido en su teléfono con sus auriculares a cien por hora; Otro chico tenía cara de pocos amigos, y por si fuera poco, estaba sentado en el último asiento de la última fila, definitivamente no quería a nadie a su lado; La otra opción era un chico que miraba por la ventana sacudiendo su cabeza de lado a lado como si estuviera escuchando música, una acción bastante tierna teniendo en cuenta que al contrario que el primero, no tenía auriculares. 

Miré a HeeSung una última vez y me despedí de él con la mano. Él imitó la acción y se quedó en la puerta esperando a que tomara la iniciativa de sentarme con ese chico, cosa que eventualmente hice. Coloqué mi bolso sobre la mesa, ganándome así la atención de sus enormes y brillantes ojos. 

—¿Está libre este sitio?

El chico asintió frenéticamente, casi podía denotarse la ilusión escapando por sus pupilas. HeeSung sonrió satisfecho y desapareció de la puerta, volviendo a su propia clase. Aquel brillante chico tendió su mano en mi dirección. 

—Soy Yang JungWon, ¿Y tú? ¿Podemos sentarnos juntos otras clases? No se me da muy bien hacer amigos... Ya sabes... Primeros días y esas cosas. 

Solté una risita divertida por la intensidad que había mostrado desde el primer momento. 

—Por supuesto que podemos. Me llamo ______, todo un placer, JungWon. 

JungWon y yo salimos juntos de clase en el descanso y le propuse ir al salón del estudiante

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JungWon y yo salimos juntos de clase en el descanso y le propuse ir al salón del estudiante. Al proponerlo, su rostro se iluminó por completo, quería unirse a algún club. Los carteles resaltaban sobre cada puesto: club de idiomas, de ajedrez, de fútbol... JungWon y yo íbamos analizando uno por uno con curiosidad hasta que acabé avanzando yo sola por aquellos puestos. Muchos llamaban mi atención, había una gran variedad de deportes, de dobles titulaciones, de grupos estudiantiles... Sin embargo uno llamó mi atención por encima de todos. 

Me acerqué al puesto, puesto que lucía bastante elegante. Las féminas que estaban tras éste me dirigieron una dulce sonrisa y me entregaron un tríptico con la información sobre el grupo: "Club de patinaje artístico" La simple forma en la que sonaba el club erizó mis vellos.

Pensándolo en frío, era un deporte muy refinado. Lo asociaba automáticamente con la música clásica en una especie de sinestesia. Una hermosa sinfonía, invierno, Vivaldi, el hielo siendo flagelado por el arte cinético del cuerpo balanceándose como el viento. Un movimiento catártico, frío, calculador, pasional, ardiente... Algo sideral, brillante, destelleante como la estrella más inalcanzable de la poesía petrarquista y la mismísima Sirio. 

Definitivamente aquel iba a ser mi club. 

New Year's Day. -Park SungHoon y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora