18.

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Nuestros labios se separaron lentamente, pero nuestros cuerpos seguían unidos por nuestros brazos. Dejó escapar una pequeña risita, lleno de vergüenza por lo que acababa de pasar. No sabía cómo había sido capaz de hacer eso pero lo hecho, hecho estaba. Le miré con cierta ternura y acaricié el tabique de su nariz, dejando un pequeño toque en su llamativo lunar y tras eso me separé de él. 

______, quiero pedirte una cosa. 
—¿Qué necesitas, Hoon?
—Quiero... Quiero que seas quien me acompañe al campeonato. No quiero que venga Winter, quiero que tú seas quien lea mis movimientos. 
—SungHoon, no puedo hacer eso... ¡Es algo muy serio! No puede ir alguien que no sabe diferenciar entre axel y... y... 

Mi cerebro no cedía. En aquel momento estaba completamente bloqueada por la petición tan seria que acababa de proponerme. No era la adecuada para acompañarle y mucho menos para leer sus movimientos y guiarle, por mucho que me doliera, Winter era la indicada. SungHoon se acercó a mí y apretó mis manos tres veces para darme comfort. 

Quiero que seas quien venga porque cuando estás tú... Me siento inspirado. Eres mi Musa, si estás ahí para verme no hay forma en la que pueda fallar. 

Mis mejillas se tornaron escarlata rápidamente y devolví aquellos apretones de manos con mis hábiles algo sudorosas por los nervios que me producía la situación. Hesité durante unos momentos y giré mi cabeza hacia un lado, incapaz de mirar a SungHoon; sabía que si lo miraba iba a ceder. Hoon aprovechó ese hueco libre que había quedado entre mi cuello y mi hombro y se escondió, haciendo que mi cuello se erizara y un cosquilleo me recorriera de arriba a abajo. 

Vamos, por favor... Será divertido.—Murmuró con voz lastimosa.
Pero no tiene que ser divertido, Hoon... ¡Vas a competir, no de viaje! Es algo serio...
—Tienes razón, tienes razón... Pero aún así quiero que seas tú quien venga conmigo... ¿Por favor?

Acabé dejando escapar una risita ante su ruego en forma de pregunta y asentí, dejando unas caricias suaves en su pelo mientras suspiraba negando. No tenía remedio, pero su sonrisa en ese momento tampoco, y eso era algo que me llenaba el alma. Decidimos recoger tras eso, ya no había mucho más que hacer y era lo suficientemente tarde como para estar ya en la cama. Salimos a paso rápido del polideportivo, como si estuviéramos cometiendo un acto delictivo. Casi se sentía como la típica escena de una película donde ambos protagonistas salían huyendo de un lugar en el que no deberían estar: Su mano tiraba de la mía mientras corríamos por los largos pasillos de la instalación hasta que llegamos a la salida. 

Su diestra seguía en mi zurda

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Su diestra seguía en mi zurda. Se balanceaban lentamente a medida que íbamos caminando en aquella tranquila y cerrada noche. Tenía que admitir que estaba algo oscuro y la humedad del ambiente calaba hasta mis huesos. SungHoon lo notó y soltó mi mano para abrazarme por el hombro. Tomó un profundo suspiro y rompió el pulcro silencio que había entre ambos. 

¿Sabes? Perdí la pasión por el patinaje hace un tiempo...
—¿En serio? ¿Por qué?
—Pregunté con gran asombro.
Pasó de ser mi vocación para ser la simple ambición de mis padres... Yo no quiero ganar ese campeonato por mí, quiero ganarlo para hacerles sentir orgullosos a ellos. 

Una mueca de tristeza se instauró en mi rostro, no era la primera vez que escuchaba de alguien que estudiaba o tenía cierta actividad sólo para el gozo de sus padres. Pasé mi brazo por su cintura para abrazarlo mientras buscaba las palabras más sabias para decir en aquel momento, me había quedado in albis. 

Hoon... —Paré frente la puerta de mi apartamento.— Si voy... ¿Me prometes que lo harás por ti y por nadie más?
—Lo prometo.
—Volvió a tomar mis manos, llevándolas a sus labios para besar mis nudillos.— Lo prometo de corazón. 

Asentí un par de veces no tan segura. Sabía que era complicado dejar en un segundo plano la presión que sentía por el orgullo de sus padres, sin embargo yo quería verlo feliz, quería verle hacer las cosas por y para él. Dejé un pequeño beso en su frente, poniéndome de puntillas, a lo que él no dudó en aprovechar el momento, abrazando mi cuerpo con fuerza por la cintura para mantenerme de una forma bastante ligera en el aire. 

Entonces besó mis labios. 

Sus labios, acostumbrados al frío, estaban tibios, contra los míos ardían. Eran suaves al tacto, uniformes, ni una sola herida o sequedad, eran homogéneos. Se movían al ritmo armónico con el que SungHoon sabía hacer todo y de forma algo traviesa sentí sus incisivos clavarse de forma suave en mis cerezos inferiores, logrando que una sonrisa se plasmara con rapidez en mis labios. Ladeé mi cabeza en señal de que estaba dispuesta a besarle por el tiempo que quisiera besarme, era una sensación ardiente en mi pecho que no quería borrar. 

Fue entonces cuando sentí una leve humedad en el mismo labio que había mordido, sabía dónde quería llegar y por supuesto no me quedé atrás, rozando con mi lengua la punta de la suya. Parecía haberle pillado por sorpresa tan bruscamente que llegó a hacerme posar los pies en el suelo. Solté una risita que hizo que se separara de mí, con su rostro y sus orejas rojizas. Sus labios estaban levemente hinchados y los míos no se quedaban atrás. 

Le di un corto beso en los labio y me dirigí a la puerta de mi casa sin decir nada más. Sentí su presencia estática en mi puerta, no era algo perturbador, su aura brillaba con fuerza. Estaba feliz. 


New Year's Day. -Park SungHoon y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora