"Cɑndle wɑx ɑnd Polɑroids on the hɑrdwood floor. You ɑnd me forevermore."
La rama del patinaje artístico nunca le había llamado la atención, no hasta que se dejó deleitar por los ligeros y livianos movimientos del castaño. Aquel chico dominaba la pi...
En cuanto Winter salió por aquellas puertas dando un fuerte golpe antes de marcharse, un silencio incómodo se estableció entre ambos. Me bajé de un salto de la valla y me acomodé los pantalones con los pies, que se habían subido al sentarme y mostraban mis tobillos. Miré a SungHoon quien parecía tener la mirada perdida. No sabía qué decir, ni qué hacer, carraspeé y gané de esta forma su atención.
—Creo... Que voy a volver a casa ya. —¿Ya? ¿No vamos a entrenar juntos hoy?
Sus ojos se habían vuelto brillantes, no sabía si les poseía un irracional miedo o una gran incógnita. Yo negué ante su pregunta y tomé aire para no caer ante aquellos ojos.
—No creo que sea buena idea hoy... Me siento un poco dispersa... ¿Mañana podremos?
SungHoon no dijo nada, al contrario, actuó incluso más rápido que yo cogiendo su mochila y desapareciendo del gimnasio. Aquello hizo que mi corazón se estrujara un poco, ¿había hecho algo mal? Mordisqueé mi labio inferior y repeiné mi cabello hacia atrás, en aquel momento me encontraba exageradamente angustiada. Salí del gimnasio, siendo la última en salir de este y por ende cerrando sus puertas. No sabía dónde ir para despejar mi mente y definitivamente mi casa no era el lugar idóneo, sabía que comenzaría a sobrepensar.
Salí de los pabellones y caminé a través de los campos que había al exterior. Mi vista estaba fijada al frente a pesar de que con mi vista periférica podía observar parte del bonito atardecer que se cernía sobre mi cabeza. Sin embargo, mi vista no me alertó que algo más venía directo a mi cabeza. Un balón dio de lleno contra mí, haciéndome frenar en seco. Escuché un agudo grito a lo lejos y unos pasos corriendo hacia mí. Dirigí mi vista hacia donde provenían los pasos y me encontré de frente con un chico de mejillas regordetas. No dejaba de inclinarse pidiendo perdón, sólo lograba ver una cabellera rosa agitandose de arriba a abajo. Puse mi mano sobre su hombro negando.
—¡No, no! No te preocupes, no pasa nada.
Una vez el chico se incorporó y pude ver mejor sus facciones logré reconocer quien era. Abrí mis ojos como platos, ¿acaso tenía que encontrarme con uno de sus amigos a diario?
—¿Eres la amiga de SungHoon?—Preguntó el pelirrosa primero, dejándome estática. —¿Y tú su amigo el que se emborrachó con una copa y media?
El chico dejó salir una enorme y adorable carcajada, haciendo que sus ojitos se convirtieran en una línea. Asintió varias veces y tomó el balón del suelo para después enhebrar su brazo con el mío con toda la confianza del mundo.
—Así es, Sunoo me llaman.—Se presentó estrechando nuestras manos.—Tú debes saber mejor que nadie si ha pasado algo con Winter estos meses, ¿verdad? ¡Sung no quiere soltar prenda! Dice "Ni is di ti incimbincii" —Dijo en tono burlón, haciéndome reír. —Pues... Si no lo ha hecho por algo será. —Oh, vamos. La mayor parte de la universidad sabe que Winter está más insoportable que nunca porque tienes a SungHoon babeando por ti.
Aquellas palabras me chocaron ¿Por mí? Cualquiera diría que es al revés. Mis mejillas enrojecieron rápidamente, y Sunoo, victorioso, me arrastró en dirección a un banco para tomar asiento.
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Sunoo se acercó a mí con un café de la máquina expendedora que había frente al bloque de Derecho. Lo tomé agradeciendo con una sonrisa y él se sentó a mi lado, cruzando las piernas para prestarme toda la atención del mundo.
—¿Vas a contarme ahora? Lo que cuentes no saldrá de aquí. —¿Cómo estás tan seguro de eso? —SungHoon es mi mejor amigo, ¿acaso crees que quiero arruinar su carrera artística?—Rodó los ojos sarcásticamente. —Si es tu mejor amigo, ¿por qué no te lo cuenta él mismo? —Una vez casi me tiro de los pelos con Winter. —Le dio un sorbo al café, tratando de aminorar la gravedad de su confesión. —¡¿Qué?!
Sunoo comenzó a reír nuevamente, escondiendo su rostro entre sus manos. Asintió varias veces seguidas haciendo que sus mechones rosas subieran y bajaran con la misma velocidad. Yo abrí mi boca con gran sorpresa y entonces fui yo la que dirigió toda su atención hacia él, poniéndole una mano en la pierna sintiendo curiosidad por aquel suceso.
—¡Cuéntame eso! —Sólo lo haré si tú me cuentas que está pasando con ella en el club.
Balanceé mis piernas sin saber exactamente por dónde empezar, más bien qué contarle. Sunoo sabía quién era, eso sólo podía significar que SungHoon le había hablado de mí. Le miré fijamente y le di un sobro al café.
—¿Qué te ha contado SungHoon de mí? —¿No crees que esa es una pregunta muy íntima?—Alzó su ceja divertido.
Tenía razón. Mi rostro enrojeció avergonzada por haber parecido demasiado curiosa, pero Sunoo le restó importancia posando su mano sobre la mía.
—Sé lo suficiente para saber que no eres sólo una amiga. —Eso... Eso me ayuda a saber qué contar y cómo contarlo.
Él sonrió satisfecho y me dio pie a continuar, señalándome con su mano. Di un último sorbo al café antes de contar las atrocidades que habían recorrido la maníaca mente de aquella bella chica.
