17.

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Dimos el primer paso sobre la pista de hielo y apenas posé ambos pies, SungHoon ya estaba guiándome alrededor de la pista mientras sostenía mi mano con fuerza y con la otra rodeaba mi cintura sin tocarme, únicamente en caso de resbalarme. Al ver que finalmente podía sostenerme por mis propios méritos y que incluso movía mis pies torpemente, se separó de mí. Comenzó a patinar a mi alrededor, dando vueltas, patinando de espaldas, girando sobre sí mismo... Verlo de cerca era algo majestuoso. Era como ver a un cisne alzar vuelo, hipnotizante y elegante.

Sin darme cuenta había comenzado a patinar en su dirección, era imposible seguirle el ritmo así que ambos consideramos aquello un juego parecido al pilla-pilla. La ambición de ganar recorrió mis venas de una forma tan repentina que sin darme cuenta había comenzado a patinar con seguridad por la pista. SungHoon me miraba con sorpresa mientras patinaba de espaldas sólo para verme. Me sentía tan ligera y libre en aquel momento que había olvidado un pequeño detalle: frenar.

Traté de frenar una vez que estaba cerca de SungHoon, pero tuvo efecto nulo, únicamente logró que me tropezara conmigo misma y cayera sobre SungHoon. Lo tiré conmigo al suelo de forma escandalosa y comenzamos a reír a carcajadas desde lo más profundo de nuestro interior. Alcé mi cabeza para mirarle mientras reía y así comprobar que estaba bien de verdad y no estaba disimulando por mí. Entonces nuestros ojos se cruzaron y un pulcro silencio reinó en el lugar. Pestañeabamos lentamente, ambos analizábamos con cuidado el rostro del otro y pude confirmarlo cuando sus ojos se movieron de los míos hacia mis labios. Me relamí al sentir su mirada tan penetrante en mis cerezos y él volvió a dirigir la mirada a mis ojos. Lentamente SungHoon se incorporó y comprobó que no tuviera ningún rasguño.

Vamos a levantarnos antes de enfermar...

En el borde de la pista, una vez habiendo perfeccionado el cómo patinar, perfeccionaba el cómo frenar, una parte fundamental que se me había pasado por completo perfeccionar

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En el borde de la pista, una vez habiendo perfeccionado el cómo patinar, perfeccionaba el cómo frenar, una parte fundamental que se me había pasado por completo perfeccionar. Observaba de reojo a SungHoon, que parecía estar practicando la coreografía con la que se iba a presentar al campeonato. A pesar de que a mi parecer lo hacía a la perfección, escuchaba quejidos por su parte por lo que asumía que había cometido un error. De un momento a otro frenó en seco y se agachó abrazando sus piernas mientras suspiraba con una enorme frustración.

Me impulsé en la barra, deslizándome así hasta SungHoon y frené al dar con su cuerpo. Coloqué mi mano sobre su cabeza y di pequeñas caricias con el pulgar. Él pareció no inmutarse, sin embargo logré divisar entre sus finas hebras de cabello cómo cerraba los ojos cómodamente.

—Oye, Hoon... ¿Cómo llevas la coreografía y eso? ¿Todo bien? ¿Necesitas algo de ayuda?
—¿Sabrías leer mi libreta como hace Winter?

Escuchar el nombre de esa chica salir de sus labios después de ofrecer mi ayuda me retorció el intestino. Quise decir que sí, pero en realidad no sabía cómo hacerlo. Entonces la que suspiré fui yo y negué. Se incorporó de su incómoda postura y me llevó con él hacia fuera de la pista. Me senté en el banco esperando a que me enseñara la libreta que tan bien parecía conocer Winter. Hoon se sentó a mi lado y señalo las confusas letras y distintas flechas. La coreografía decía llamarse "Lux et obscuritas" Era una mezcla de piezas clásicas y contemporáneas que reflejaban la dualidad entre la luz y la oscuridad con fragmentos de "Clair de Lune" de Beethoven y "Cisne negro" de Tchaikovsky. Estaba congelada ante aquel trozo de cultura que tenía entre mis manos. SungHoon me enseñó cómo debía mover mis hábiles cada vez que debía ir hacia atrás, hacia delante y girar. Todo lo demás era supervisar, nada más, cosa que me hizo sentir aliviada.

SungHoon se apoderó del altavoz y conectó la música. Sólo debía pulsar un botón y todo comenzaría. Hoon me dio la señal alzando sus pulgares y entonces comenzó nuevamente a danzar con el viento.

Había entrado en la pista de hielo con movimientos suaves y fluidos, comenzando con pasos de corte y crossovers para representar la tranquilidad de un paisaje invernal. La postura era elegante y sus brazos estaban extendidos en posiciones gráciles, ligeras. Conforme la música iba avanzando, Hoon aumentaba la velocidad de sus zancadas y la energía de sus movimientos. Venía uno de esos saltos complejos y podía deducirlo por el nombre. Realizó una serie de saltos, incluyendo el complejo triple salchow seguido de un doble axel. Incorporó giros rápidos y cambios de dirección para mostrar la agilidad y la destreza sobre el hielo. Verlo de espaldas era un completo deleite digno de la elegancia de la realeza, sus piernas se cruzaban entre ellas únicamente impulsando más sus movimientos, la pista era únicamente suya. Mis brazos se movían a la misma vez que los suyos y casi parecían coordinarse. Sentía como si SungHoon fuera mi coro y mis manos fueran la batuta de un magister.

Utilizó movimientos de espiral, parecía uno con el viento; el arabesque le hacía lucir delicado, suave... Todo aquello añadía elegancia y expresión a la actuación, mientras la música alcanzaba su punto más álgido. Conforme la música avanzaba algo me decía que iba a llegar el momento explosivo de su coreografía y por supuesto no me equivoqué. SungHoon realizó una secuencia de pasos complejos, incluyendo una combinación de piruetas como los muy frecuentes camel spin y el layback spin que ya le había visto realizar varias veces. Hoon parecía no temerle al hielo, y se atrevió a incorporar elementos de riesgo como una secuencia de saltos en línea recta seguida de un triple toe loop, desafiando los límites de la gravedad y la velocidad.

La música había comenzado a calmarse y con ello la tensión en mis miembros, a decir verdad ya ni siquiera me fijaba si Hoon seguía la coreografía o no, había quedado demasiado absorta en sus movimientos. Finalmente sungHoon adoptó movimientos más suaves y poéticos, incluyendo giros lentos y elegantes que sugieren la belleza tranquila de un paisaje invernal al atardecer. Con una serie de pasos de deslizamiento y crossovers en un patrón circular, simbolizando el ciclo natural de las estaciones y el retorno a la calma después de la tormenta dio por finalizada aquella obra maestra. Se posó sobre una pierna en un último movimiento expansivo y majestuoso, con un arabesque extendido con una pierna elevada y los brazos abiertos, simbolizando la victoria sobre los desafíos del invierno.

La música cesó mientras que él se despedía con una postura orgullosa y determinada, con los brazos en alto y la mirada hacia el horizonte.

Mis manos estaban temblorosas y mis ojos brillaban llenos de lágrimas, más que nunca sentía el síndrome de Stendhal por mis venas. SungHoon relajó todos sus miembros mientras su pecho subía y bajaba con rapidez. Su vista se posó de forma directa en mí y mi cuerpo únicamente fue capaz de reaccionar caminando determinada hacia él. Sin preocuparme por el hielo ni los frenos, patiné hacia el príncipe de las nieves y lo abracé con fuerza. No encontraba otra forma de expresar la angelical paz que sus movimientos había expresado. Al parecer yo no había sido capaz de exteriorizar esa felicidad que me había causado verle así, pero él sí. 

Su fría mano se posó en mi mentón con la misma delicadeza con la que sus patines habían glorificado la pista y sus labios, ardientes por el gran esfuerzo, se toparon con los míos, que perdieron toda tibieza existente, siendo reemplazada por sus abrasadores cerezos. Aquello había quedado grabado en mi corazón como los romances de la antigua Grecia en las ánforas. Eterno, siempre joven, paralizado en el tiempo.

"You and me, forevermore."

New Year's Day. -Park SungHoon y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora