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Armándome de valor un día más me encontraba frente a las puertas del gimnasio. Llevaba la mochila un poco más abultada que de normal ya que pretendía sorprender a SungHoon cuando terminara el entrenamiento de hoy. Abrí las puertas lentamente y entré asomando la cabeza para observar el panorama del lugar. Un par de gritos de emoción me recibieron al entrar finalmente en el lugar y Swan correteó hacia mí. 

¿Al final sí te quedas?—Preguntó Swan dando pequeños saltos.
Me quedo. 

Goeun acabó acercándose a nosotras para celebrar de igual manera que al final me quedaba con ellas en el club y tiró de mi brazo, guiándome hacia los ya muy conocidos bancos que se encontraban frente a la pista. 

Cuéntanos todo, ¿qué pasó ayer con SungHoon? ¿Fue él quien te convenció?
—Bueno, bueno, cálmate Goeun.
—Dejé escapar una breve risa y me levanté para quedar frente a ellas.— Estuvimos hablando sobre el patinaje y sobre Winter... Al parecer el club está llegando a sus últimas sólo porque ella está obsesionada con SungHoon...
—Pero eso es un secreto a voces.
—Habló Swan.— ¿Sólo eso?
—¿Qué esperabais? 

La puerta se abrió nuevamente y las chicas se giraron con rapidez buscando a SungHoon entrando por la puerta, en cambio sólo se encontraron con una molesta Winter que entró directamente a los vestuarios sin dirigirnos ni una sola mirada a ninguna de nosotras. Las tres nos miramos con una gran sonrisa victoriosa, después del huracán viene la calma. Tomé de nuevo el asiento junto a ellas y comencé a contarle con algo más de detalle y en voz baja lo que había pasado el día anterior. Ellas parecían haber conectado los cables de igual forma.

Entonces... Por eso es así de seco.—Abrió la boca de forma curiosa Goeun. 

Yo asentí respondiendo a su pregunta mientras llevaba las yemas de mis dedos a las marcas de uñas que permanecían en mi brazo. Aún me parecía bastante extraño lo que había pasado el día anterior y el escenario se repetía una y otra vez en mi cabeza... ¿Por qué me lo había contado a mí? Absorta. Así me encontraba. Tan absorta en mis pensamientos que no me di cuenta de que la puerta se volvió a abrir. Swan y Goeun dirigieron la mirada con rapidez a la entrada, encontrándose esta vez con SungHoon tal y como querían. Sus ojos estaban posados en mí desde que entró pero yo no me percaté de esto hasta que recibí un codazo por parte de Swan. Fue entonces cuando me giré de igual manera y recibí una tímida sonrisa de SungHoon que hizo que mi corazón se acelerara... ¿A quién iba a engañar? Si un chico así de guapo te saluda... Es una reacción natural. 

SungHoon se dirigió a los vestuarios tal y como Winter hizo unos minutos antes y en cuanto este desapareció de la escena, Swan y Goeun dejaron escapar pequeños grititos de entusiasmo mientras comenzaban a zarandearme y a mover sus piernas de forma emocionada. 

Lo tienes en el bote, no me lo puedo creer.—Habló Goeun tirando de mi brazo.
¿Tú crees que SungHoon siente cosas por ______?—Dejó caer Swan jugando con mi mano. 

Yo simplemente dejé escapar una carcajada mientras negaba repetidas veces y trataba de escapar de sus amarres. 

Swan, Goeun y yo habíamos empezado a tomarnos con más calma aquello de mantener en orden el pabellón, por lo que nos dedicábamos a gastarnos bromas o a cotillear sobre los distintos personajes peculiares de nuestras carreras

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Swan, Goeun y yo habíamos empezado a tomarnos con más calma aquello de mantener en orden el pabellón, por lo que nos dedicábamos a gastarnos bromas o a cotillear sobre los distintos personajes peculiares de nuestras carreras. Estábamos entre risas hasta que todo paró seguido de un estruendo. Más que estruendo... Eran los altavoces. Había comenzado a sonar música, sobresaltándonos a las tres al pillarnos de sopetón. 

Dirigí mi mirada hacia la pista y logré divisar a SungHoon patinando en mitad de esta al ritmo de la música. Junto a él se encontraba Winter apoyada en la valla de seguridad; tenía una libreta en sus manos y con sus manos marcaba los movimientos que SungHoon hacía. Al principio pensé que estaba tomando apuntes de su coreografía, sin embargo logré ver que algunos pasos no coincidían con lo que Winter hacía, es decir, Winter no estaba copiando, sino marcando y guiando los pasos de Hoon. Resultaba ser que SungHoon tenía una competición en unos meses y había estado perfeccionando los movimientos más complejos. Casi parecía que el momento se había puesto de mi parte, ya que era el más adecuado para sorprenderle. Tomé mi mochila y me acerqué con rapidez a la pista, colocándome en paralelo con Winter. 

SungHoon saltaba, giraba, domaba el aire a su alrededor entre sus dedos al moverlos con aquella virtuosidad. Mis ojos brillaban con emoción al ver la ligereza con la que se movía y no era algo que pudiera ocultar. Observaba todo con lujo de detalle: la estela que dejaba, la forma en la que dominaba el toe lutz, la forma en la que su espalda se contorsionaba mientras giraba una y otra vez de forma vertiginosa en un layback spin. Sus manos se movían con una gracia digna de una flamenca y una elegancia salida del propio Renacentismo. Si se le podia atribuir una imagen a los sentimientos que afloraban en mi pecho al ver aquella obra de arte era la espectacular mezcla del mármol y el oro. Pulcritud, ese era el adjetivo perfecto para describir la limpieza de sus movimientos. Mi corazón iba cada vez más y más rápido hasta que terminó por explotar en cuanto la cuchilla frenó bruscamente contra el hielo. 

Comencé a aplaudir con fuerza, haciendo que resonaran por el eco que se generaba en una nave tan vacía como lo era el pabellón en el que nos encontrábamos. SungHoon se giró hacia mí con gran sorpresa en su expresión, parecía no estar acostumbrado a recibir aplausos en los entrenamientos. Alzó su diestra a la altura de su cabeza para luego doblar su brazo hasta su pecho mientras que su zurda se extendía: acababa de realizar una genuflexión a modo de saludo y agradecimiento. Sabía que ese era el momento perfecto para sorprenderle, por lo que no dudé en sacar aquel peluche en forma de pingüino que había guardado en mi mochila y lanzárselo a la pista.  

Los ojos de SungHoon se abrieron como platos al verlo y no dudó en patinar rápidamente hasta el pequeño peluche que se encontraba resbalando por la pista. Lo tomó para observarlo con detenimiento y comenzó a reír a carcajadas. Aquel sonido tan dulce pareció pillar por sorpresa a todos y cada uno de los que estábamos en el gimnasio. Una gran sonrisa se coloreó en mis labios a sabiendas de que poco a poco podía sanar todo mal de amores que tuviera con su pasión. Al fin y al cabo, la palabra pasión* había recorrido un largo camino desde el griego: su pasión no iba a tener que ver nunca más con la acción de sufrir, sino con la acción de amar

"Me quedaré cuando estés perdido, tengas miedo y te quieras alejar."


*emparentado con el griego antiguo πάσχειν (paskhein, "sufrir") y el sustantivo πάθος (pathos) ("dolor, sufrimiento, condición, muerte").

New Year's Day. -Park SungHoon y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora