15.

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—¿Necesitas ayuda?

Una voz resonó con fuerza detrás de mí, haciéndome resbalar rápidamente por el susto que me acaba de dar. No podía creer que de verdad me hubiera visto hacer el ridículo de esa forma, y no sólo eso, sino caer como en un dibujito animado sobre el hielo. Escuché unos pasos apresurados acercarse hasta mí y entonces divisé una mano estirándose frente a mis ojos. Tapé mi rostro con vergüenza mientras reía y lloraba a la misma vez hasta que me decidí a tomar la mano de SungHoon para levantarme. Él se rio para aliviar la tensión del ambiente y yo le imité aún con mi rostro igual de rojo que un tomate. 

SungHoon tomó mis manos de repente y miró la palma con detenimiento, había rozaduras por todas partes e incluso un corte justo bajo un dedo. Chasqueó la lengua con cierta preocupación y levantó la mirada para mirarme a mí. Sus ojos se enlazaron con los míos durante unos largos segundos hasta que torció su boca, mordisqueando el interior de su mejilla de forma tímida y bajó la mirada hasta mis patines. 

— Blancos... Mi color favorito... ¿Será cosa del destino?
—¿Qué?


Él no volvió a repetirlo. Tragué con dificultad recordando una y otra vez lo que creía haber escuchado en mi cabeza. ¿Creía que era el destino? Un golpe de realidad llegó a mí: Había escogido los blancos porque me transmitían algo. Un tirón de mis manos me sacó de mi trance y salí de la pista de patinaje volviendo al suelo firme con SungHoon, quien me guió hasta el banco para sentarme junto a él. Le miré fijamente con confusión, no sabía por qué me había sacado de la pista, quizá la quería para él solo. Observé sus movimentos y vi que de su mochila había sacado sus patines y sus guantes.

Dejó los patines en el suelo y volvió a girarse hacia mí, tomando mis manos con cuidado. De su bolsillo sacó un par de tiritas que colocó en mis cortes antes de acomodar sus guantes en mis manos, aprovechando el roce de ambas para calentarlas entre las suyas. Aquel gesto se sintió completamente distinto al de su amigo. Quería que tomara mis manos, quería sentir el calor de las suyas y quería que se calentaran junto a las suyas. Por desgracia nuestras manos se tenían que separar ya que SungHoon tenía que ponerse los patines, pero no fueron abandonadas durante mucho tiempo. En cuanto SungHoon se terminó de poner los patines volvió a tenderme su mano, la cual agarré con una rapidez sorprendente para ambos: Él la esperaba y yo quería dársela. 

SungHoon mantenía mi mano firmemente a pesar de que con la otra estaba agarrada a la valla

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SungHoon mantenía mi mano firmemente a pesar de que con la otra estaba agarrada a la valla. Trataba de enseñarme a deslizar los pies en el hielo pero mi instinto a caminar siempre acababa prevaleciendo. Él sabía que sin forzarme un poco no sería capaz a dar el paso de soltarme e intentarlo deslizándome, así que tiró de mi mano para separarme de mi zona de confort. Me obligó a separarme del borde de la pista y a dejarme llevar por él. Sabía que debía deslizar mis pies, y lo hice durante unos segundos... Luego volví a levantar mis pies por instinto para caminar y volví a resbalar. En lugar de caer al suelo me choqué contra SungHoon y ambos resbalamos hasta que él chocó de espaldas contra la valla. Levanté mi rostro para disculparme con toda la vergüenza del mundo, pero los brazos de SungHoon rodearon mi cuerpo con fuerza. 

Me estaba abrazando. Esperaba cualquier cosa por parte de SungHoon excepto una muestra de cariño así de cercana en un momento tan tranquilo como este. Me preocupaba que se sintiera ansioso como aquella vez en la que me habló de Winter ya que su corazón latía con fuerza. Sin embargo yo no pude separarme de él y no porque no pudiera, sino porque no quería. Su colonia estaba impregnando todo mi ser y me sentía en una nube. Cerré mis ojos apoyando mi cabeza contra él cómodamente, quizá era verdad eso de que SungHoon estaba cambiando por mí y quizá era cierto que yo le daba motivos suficientes para ilusionarse... No por nada, sino porque en ese momento mi corazón también aleteaba de una forma tan vivaracha que me hacía creer que tal vez y sólo tal vez SungHoon de verdad era mi destino. 

Él dejó escapar una pequeña y suave risita al notar como me acomodaba entre sus brazos y apoyó su cabeza sobre mí de igual manera... Podría reconocer esa risa en cualquier lugar. 

Al momento decidimos separarnos y salir de allí. SungHoon tiraba de mí, evitando así que me volviera a resbalar en mitad de la pista. Nuestras manos habían estado enlazadas durante un largo rato y ya no sabía diferenciar amabilidad de coqueteo. Volvimos a sentarnos en el mismo banco donde habíamos dejado nuestras cosas y me tendió una bebida isotónica para tomarla con él. Yo la acepté sintiendo escalofríos por los recuerdos que me evocaba pero aún así tomé un sorbo.

¿Mañana volverás a entrenar a esta hora?—Preguntó con curiosidad Hoon.
—Mañana me toca el turno de tarde-noche. No podré venir.

SungHoon me miró pestañeando un par de veces y se inclinó hacia delante para verme. Yo giré mi rostro hacia él y le miré con la misma curiosidad por su intensa mirada.

¿Trabajas? ¿Es por eso que tardas más y te vas antes?
—Pues... Sí, ¿te has dado cuenta de eso? 
—¡Claro que lo he hecho!
—Exclamó molesto.— Pensaba que... Ya no querías estar en el club.
—Necesitaba el dinero para comprarlos...
—Levanté una de mis piernas para mostrar el patín.

SungHoon se llevo la mano a la cabeza y repeinó sus cabellos sin poder creerlo. Había estado dudando de mi durante este tiempo a pesar de que me había estado esforzando para poder demostrarle que tenía interes por el deporte. Dio un sorbo a la bebida isotónica y observó mi mano sobre el banco sin el guante, estaba libre. Pensé que la observaba buscando más magulladuras, sin embargo colocó la suya pegada a la mía: su mano ahora estaba fría y la mía caliente, notaba con mucha claridad aquel contraste que no era para nada desagradable. 

Su dedo meñique opacó el mío, y un gesto así de pequeño logró enloquecer mi corazón. Levanté mi vista de nuestras manos para observar a SungHoon y me encontré con su feroz e inexpresiva mirada siendo desmentida por el rubor de sus orejas. Sonreí tímidamente sin dejar de mirarle y terminé de maniobrar su acto. Entrelacé ambos meñiques con más intensidad y pegué mi brazo al suyo para seguir en contacto. Aquel momento por mí podía durar para siempre. 

New Year's Day. -Park SungHoon y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora