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Goeun, Swan y yo salíamos del gimnasio más cansadas que los propios deportistas. Mi cabeza daba mil vueltas, no me encontraba bien. Iba mirando un punto fijo en la nada, no por estar mareada ni mucho menos, pero mis pensamientos me abrumaban y me hacían sentir la frustración en lo más profundo de mi pecho. No quería pensar que había malgastado un día de mi vida, pero cuando no pensaba eso, otro pensamiento intrusivo se establecía en mi cabeza "mañana mismo harás lo mismo,  el siguiente, y el otro." Ese pensamiento era el más abrumador. Quería obligarme a ver una ventana abierta, pero era imposible. 

¿Nos vemos mañana para comer juntas antes de entrar al gimnasio?—Propuso Swan. 
Por mí bien, nos vendrá bien consolidar entre nosotras si vamos a seguir ahí.—Asintió Goeun.

Yo asentí de igual manera, sintiéndome un poco desmotivada para hablar. Ellas parecieron no tener reacción a esto o al menos no exigieron una respuesta ni me obligaron a hablar sobre lo que sentía. Supuse que seguramente ellas se sintieran de la misma forma, además yo cargaba con la gran decepción que me había llevado de SungHoon. No quise dedicarle mucho más tiempo de mi pensamiento a una persona así de engreída pero cuando dejaba de pensar en SungHoon, pensaba en aquella delicada y artificial chica... Y era imposible que no me hirviera la sangre. 

Al llegar a casa me tiré en la cama, escondiendo la cara en la almohada

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Al llegar a casa me tiré en la cama, escondiendo la cara en la almohada. Fue ahí donde toda fuerza o ira desapareció y sólo sentí tristeza, tristeza y esa frustración que te hace un nudo en la garganta, que te hace sentir impotente. Había sobrepensado lo suficiente el hecho de haber entrado en el club de patinaje como para que me recibieran de esa forma. Me sentía humillada, devastada y completamente desmotivada para aparecer al día siguiente al "entrenamiento". ¿Debería presentar mi renuncia? Quizá aún esté a tiempo de apuntarme a otro club donde se me reciba más amablemente. ¿Sería demasiado precipitado? ¿Debería hacerle caso a Swan y comprobar si es una especie de prueba? Eso sólo pasaba en las películas... 

Me levanté con pereza de la cama y me dirigí al baño. Mi pelo estaba pegado gracias al horrible esfuerzo que habíamos tenido que hacer limpiando cosas que no deberíamos y mi ropa estaba hecha un desastre, la había estropeado con unas cuantas gotas de lejía y ahora se encontraba ridículamente desteñida. Mi aspecto era digno de un circo, estaba completamente desaliñada a pesar de que aquel día había decidido vestir un poco más elegante para causar buena impresión. Todo se fue a la mierda, mañana vestiría un chándal antiguo. 

Entré finalmente a la ducha y me relajé bajo los chorros de ésta, que masajeaban mi cabeza borrando toda impresión negativa. En aquel momento sólo importaba yo, mi bienestar y mi calma en aquel silencioso y relajante lugar. El día había sido duro, no podía negarlo, pero algo me hacía creer que este esfuerzo me sería devuelto tarde o temprano, aquella idea parecía consolarme. 

Al salir de la ducha volví a lanzarme a la cama y tomé el teléfono para distraerme en lo que me entraba sueño. Deslizaba la pantalla hacia abajo desinteresada, buscando algo que llamara mi atención. Mis ojos se iban cerrando lentamente hasta que en mi pantalla apareció el sonriente rostro de SungHoon mientras patinaba. Abrí mis orbes como platos, aquella imagen se me hacía demasiado extraña. Cuando vi a SungHoon patinar no sonreía, estaba serio, hastiado; sin embargo, en el vídeo parecía disfrutar de lo que hacía, se le veía con un espíritu ligero, vivaracho. Me hacía preguntarme a qué venia su cambio de actitud en público y en privado. ¿Acaso buscaba el apoyo de la gente con esa actitud tan adorable? La pista se llenaba con peluches de pingüinos a cada paso que daba agradeciendo a la grada e incluso parecía torpemente adorable intentando agacharse a coger alguno que otro del suelo y tropezando. No había elegancia en sus movimientos, sólo había un chico disfrutando de lo que hacía. 

Aparté el teléfono habiendo visto suficiente aquel día, todo me parecía demasiado confuso y paradójico para ser verdad. Me arropé con la sábana hasta arriba, tapándome hasta la cabeza y traté de dormir, si no lo hacía al día siguiente iba a morir de cansancio, pero mi mente no paraba quieta. Tuve que levantarme de la cama y hacer caso a mis pensamientos intrusivos: Escribí mi renuncia para tenerla preparada. Traté de hacer la letra pulcra, legible, perfecta, y parecía que estaba haciendo la carta a conciencia pero en realidad únicamente trataba de causarme algo de cansancio para así ir a la cama y dormir. Pensar era mi pasatiempo favorito cuando se trataba de provocarme el sueño.




New Year's Day. -Park SungHoon y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora