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Habían pasado unas cuantas semanas desde que me había propuesto patinar de una forma mucho más seria y profesional para poder alcanzar un mínimo el poder que tenía SungHoon en la pista. Había comenzado a dar pequeñas vueltas sin caer y poco a poco iba practicando los saltos y el patinar de espaldas, lo cual se me seguía atragantando un poco. 

SungHoon siempre había estado allí al otro lado de la verja controlando mis movimientos, dándome consejos y por supuesto tendiéndome la mano cada vez que la necesitara para levantarme o no caer de nuevo. Su brazo había mejorado notablemente hasta el punto de que ya no usaba escayola pero no se atrevía a plantarse de nuevo en el hielo sin borrar el dolor que sentía en su articulación tras aquel tiempo con el brazo escayolado. 

Aquel día en especial SungHoon me pidió que me adelantara en la práctica, me dijo que me alcanzaría después ya que tenía que ir a un lugar antes. El hecho de que no me especificara dónde me daba mala espina, no por ser una persona controladora ni mucho menos, sino porque SungHoon tenía esa costumbre de compartir absolutamente todos los detalles de su día conmigo, incluso esos momentos más innecesarios del día. Aún así mi voto de confianza lo tenía y es por eso que me adelanté para ir al pabellón y practicar un poco antes de que él llegara. 

Únicamente nos encontrábamos Winter y yo en el lugar y por supuesto su mirada de víbora se había clavado en mí desde que entré por las puertas de aquel lugar. Parecía hacer el amago de acercarse a mí o querer gritarme algo, sin embargo permanecía callada, balanceándose de un lado a otro  sin quitarme el ojo de encima. ¿Que me daba algo de grima entrar en la pista sólo con ella? Por supuesto que sí, pero debía mostrarle que no me asustaban sus intenciones. Me puse de pie y pisé por primera vez la pista sin la supervisión de SungHoon. 

Durante aquel entrenamiento pude darme cuenta de algo: Patinar sin SungHoon se sentía vacío. Sentía que patinar sin él no tenía sentido a decir verdad. Me faltaban sus aplausos y sus gritos desde el otro lado de la valla, o su cercanía patinando junto a mí mientras me agarra de las manos para guiarme. Me había dado cuenta de que el patinaje había cobrado sentido sólo cuando SungHoon estaba junto a mí, y que cuando lo estaba, el patinaje pasaba a ser una pasión del mismo calibre para ambos. 

Estaba a punto de acabar el entrenamiento después de unas cuantas horas perfeccionando giros y saltos, esta vez entre los gritos y aplausos de Swan y Goeun

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Estaba a punto de acabar el entrenamiento después de unas cuantas horas perfeccionando giros y saltos, esta vez entre los gritos y aplausos de Swan y Goeun. Me dolía el estómago de reír por sus comentarios y las piernas después de toda una tarde saltando de un lado a otro. Finalmente me acerqué hasta a valla para apoyarme mientras estiraba mi cuerpo y las puertas del lugar se abrieron con fuerza, haciéndome levantar la cabeza para encontrárme con un muy sonriente SungHoon. 

Le devolví la sonrisa de la misma forma y le saludé ondeándo la mano de un lado a otro efusivamente. Él se acercó hasta mí y aprovechó que mis manos sobresalían del muro que nos separaba para tomarlas y moverlas de un lado a otro con emoción. Aquel gesto causó una gran curiosidad en mí así que le dirigí una mirada llena de preguntas que resumí en una mueca tan simple como alzando la ceja. 

He hecho algo, ¿quieres saber qué?
—Park SungHoon... ¿Qué has hecho?
—Negué con una pequeña sonrisa, no tenía remedio.

Entonces pareció dudar un poco e hizo una línea con sus labios como si ciertamente se arrepintiera. Yo tiré de sus manos entonces de lado a lado para insistir que me lo contara hasta que me sorprendió soltando una de mis manos para llevar la suya hasta mi cara, con el meñique levantado. 

¿Me prometes que no te enfadas?
—Te lo prometo.
—Uní mi dedo con el suyo mientras asentía. 
Bien... Nos he inscrito en un concurso de patinaje en pareja.

Abrí mi boca todo lo que pude por aquella inesperada sorpresa y SungHoon pareció divertirse con mi reacción ya que explotó a reír a carcajadas. Yo sabía que en realidad esas carcajadas eran nervios; no sabía si de verdad había hecho bien apuntarnos a ambos y ahora tenía miedo de que yo me enfadara o me echara para atrás, sin embargo pensé en frío. Si lo había hecho es porque tenía ilusión en que participáramos en algo así juntos y yo tenía todo el tiempo y la ilusión del mundo para prepararme y para hacerlo todo igual de perfecto que él. Acaricié sus nudillos para darle la paz que necesitaba como respuesta y asentí un par de veces.

—¡Hagámolso, Hoon!

Sin esperar ni un segundo más, SungHoon aprovechó lo resbaladizo del hielo para guiarme hasta la salida y me tomó en brazos, dando vueltas lleno de alegría. Yo quería reñirle en serio por forzar su brazo de esa forma, sin embargo su felicidad se me contagiaba con facilidad, logrando que entre mis riñas salieran risotadas. A pesar de la efusividad del momento, nuestra alegría fue callada durante unos segundos por el ruidoso drama que estaba haciendo Winter para irse: había quitado sus patines de mala gana y los había tirado al suelo para hacer todo el ruido posible. Tras eso tomó su bolso y salió del lugar dando por último un fuerte portazo. 

SungHoon observó la escena perplejo y Goeun se acercó hasta los patines que Winter había dejado tirados por medio para llamar la atención. Nos hizo un gesto de silencio a Hoon y a mí para que mantuviéramos un "secreto" y les dio una patada para alejarlos y llevarlos a un sitio donde no molestaran a nadie. 

—Así mucho mejor.

New Year's Day. -Park SungHoon y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora