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Las semanas volaban, apenas estábamos a una semana del campeonato y más que nunca SungHoon me necesitaba. Estaba nervioso, había vuelto a tomar ansiolíticos por culpa de su madre. Aquellos sentimientos habían somatizado en una gran pérdida de apetito y con ello de peso, por lo que solía sentarme a comer junto a él antes del entrenamiento, así me aseguraba de que hubiera comido algo antes de hacer un gran esfuerzo como lo era practicar aquella misma coreografía una y otra vez. Cuando terminaba de comer siempre me pedía un postre, al principio pensé que quería algún dulce, una fruta o algo por el estilo, sin embargo él sólo me robaba un beso y nos poníamos de camino al gimnasio. 

Esto no había pasado desapercibido para nuestro curioso alrededor. SungHoon era como un hito en la universidad al ser el primer chico en el club de patinaje y además ser el primero en presentarse a competiciones. SungHoon era un chico muy apuesto, podría decirse que la elegancia que su postura evocaba era similar a la de la realeza y es por eso que llamaba la atención de toda la universidad con facilidad. Sabía que SungHoon estaba en boca de todos e incluso había carteles por toda la universidad a modo de apoyo, todos sabían quien era. Había quienes lo conocían de antes, otros por primera vez, pero todos los de años anteriores coincidían en algo: SungHoon siempre había evitado relacionarse con chicas, y jamás lo habían visto con otra que no fuera Winter, e incluso asumían que era su novia. 

El club de periodismo se había dedicado a seguirnos de camino al entrenamiento y a hacer fotos a nuestras manos juntas, o simplemente uno cerca del otro. Había artículos en los que narraban cómo éramos los primeros en entrar y los últimos en salir del entrenamiento, también se habían dado cuenta de que SungHoon siempre me esperaba en la cafetería hasta que yo terminara mi turno y entonces nos volvíamos juntos a casa. Aquel rumor había levantado opiniones de todo tipo, opiniones que ni siquiera deberían importarme pero, ¿cómo no iban a importarme cuando la mayoría iban en mi contra? Muchos de ellos opinaban sobre la notable perdida de peso de SungHoon y me culpaban de ello, otros creían que yo era una persona melosa que siempre estaba encima de él, otros creían que el hecho de haber visto a SungHoon tomando pastillas podía ser debido a la ansiedad que yo le provocaba. Todo giraba en torno a mí, la persona que más bien quería hacerle. 

No, _______, no leas la última pagina. 

No todo acababa en aquel artículo, al parecer todos lo iban comentando y HeeSung también se había enterado con rapidez del rumor que recorría la universidad. Me dirigió una mirada llena de indiferencia ese mismo día que me hicieron sentir ciertamente mal. HeeSung suspiró rendido al ver que mis ojitos estaban llenos de confusión y tristeza y se cruzó de brazos mirándome. 

—Llegó a trabajar la chica más envidiada de la universidad, ¿eh? ¿Dónde te has dejado al novio? Te falta traerlo a trabajar.

A pesar de querer mirarme con cierta ¿molestia? sus ojos eran como los de un pequeño ciervo. No era capaz de creer que estuviera molesto conmigo solamente por eso, es más, no tenía derecho a estar molesto por eso. Le agarré de la manga y tironeé de su camiseta haciendo un pequeño berrinche que fue interrumpido por un carraspeo tras la barra. 

—¿Me puede atender esa barista tan bonita?

Entonces HeeSung simplemente se alejó rápidamente hacia la otra punta de la barra, dejándome más que confusa. ¿Estaba molesto de verdad? No había sido la primera vez que había recibido comentarios o gestos así por su parte. Me asustaba llamar su atención y más aún me asustaba el haberle decepcionado por tener mis ojos en alguien más. No podía contentar a todo el mundo, pero tampoco quería que el ambiente en el trabajo fuera tenso. 

Al acabar mi turno, SungHoon se levantó de su sitio, acomodándose la ropa mientras esperaba a que yo saliera de detrás de la barra

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Al acabar mi turno, SungHoon se levantó de su sitio, acomodándose la ropa mientras esperaba a que yo saliera de detrás de la barra. Cruzó miradas de forma tensa con HeeSung, ninguno de los dos apartó la vista hasta que me interpuse entre ellos para acercarme a SungHoon. Hoon tomó mi mano y dándole un beso al dorso de esta, salimos del lugar. 

¿Ha ido bien la tarde? ¿Mucha gente?
—Ha sido una tarde tranquila. 


Asentí varias veces y continué caminando en silencio, cosa que extrañó a SungHoon, el cual no tardó nada en preguntar por ello. 

Muy callada te veo, ¿no?
—Hoon, ¿has visto el periódico de la universidad estos días?
—No, ¿debería?

Hm... —Me encogí de hombros.— Creo que HeeSung está celoso... 
—¿De nosotros? —
Asentí un par de veces.—Me enorgullece, honestamente. El momento de presumir de algo que me gusta también me tenía que llegar a mí. 

Mis mejillas enrojecieron notablemente a punto de responder "¿y el patinaje?" pero fui interrumpida por sus labios, que se posaron sobre los míos frente a mi apartamento. Habíamos llegado pero yo estaba tan sumida en mis pensamientos que ni siquiera me había dado cuenta. Acarició mi mejilla sin separarse y tras el beso, dejó un par de pequeños besos en la punta de mi nariz. 

Recuerda, el viernes. Viernes a las 8 estaremos en el bus de camino al estadio, ¿vale?
—Viernes a las 8. 

Asentí nuevamente, sacando una pequeña sonrisa de sus labios, la cual fue besada corta pero dulcemente por los míos, logrando que se expandiera más si era posible. 

—Descansa, _____.
—Descansa igualmente, Hoon.

New Year's Day. -Park SungHoon y tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora